¿Qué temen alumnos, padres y docentes de la vuelta al colegio?
EL PAÍS recopila testimonios con las principales preocupaciones de la comunidad educativa ante el inicio de curso más complicado
Más de ocho millones de estudiantes de etapas no universitarias regresan en los próximos días a las aulas tras el abrupto final del curso pasado, hace casi seis meses. Representantes de la comunidad educativa comparten sus preocupaciones ante el reto de cumplir las medidas sanitarias y aprovechar las clases presenciales.
MARIO BENAVENTE, estudiante: “Me agobia llevar la mascarilla todo el rato”
Cuando a Mario Benavente, 9 años, le preguntan qué le agobia del retorno al colegio advierte: “De esto no sé mucho”. Empieza quinto en el centro concertado Ágora de Madrid y le inquieta la mascarilla: “Me agobia llevarla todo el rato pero lo que más me preocupa es no poder darles un abrazo normal a mis amigos después de tanto tiempo”. Tampoco tiene clara cómo será la clase de Educación Física. “Con la boca tapada nos vamos a cansar un montonazo”. Ha oído que va a “haber un nuevo rebrote”: “Si nos vuelven a confinar, me fastidiaría mucho”. Y está esperando a que le expliquen bien cómo relacionarse con los amigos: “Si no podemos tocarnos ni besarnos...”. No cree que sea una buena idea hacer recorridos señalados en el colegio. “Va a haber unas colas para pasar por los sitios… Todo el rato esperando para no chocarte”, dice. “He oído que, como mucho, hay 20 por clase, nosotros somos 25. ¿A quién quitan?”, pregunta sobre las bajadas de ratio.
RAQUEL CEBRIÁN, maestra de Infantil: ”Deberemos combinar los mimos con la higiene”
Raquel Cebrián lleva semanas pensando cómo consolará a sus alumnos de dos años cuando lloren en el periodo de adaptación. “Con lo que calman los abrazos, los mimos, los besos y el contacto que los pequeños necesitan cuando aterrizan en el cole… lo tendremos que combinar con las medidas de higiene para estar seguras”, explica esta docente del colegio Estudio Las Naciones de Madrid. También la preocupa el acompañamiento a las familias: “El trato diario con los padres en persona es importantísimo para tranquilizar y cuidarlos también a ellos. Y lo haré, pero de manera diferente”. La inquieta cómo gestionar los posibles casos y los protocolos. “Llevo 18 años con este grupo y a diario hay fiebre por los dientes, resfriados o de puro agotamiento. Pero estamos haciendo todo lo posible para garantizar la seguridad, por mi parte voy a darlo todo por mis niños para que, aunque vaya a ser un curso complicado, sea especial y lo más enriquecedor posible para todos”.
SARA BRITO, madre de dos escolares: “Hay una cultura del miedo que se expande”
Sara Brito vive en Bustarviejo (Madrid) con sus dos hijos, de 3 y 6 años, que estudian en el colegio público Montelindo. Le inquieta cómo se va a garantizar el derecho a la educación presencial: “Las clases a distancia fomentan desigualdades y debemos evitarlas a toda costa”. “Hay una cultura del miedo que se expande y puede afectar al desarrollo” de los niños, dice. Como ejemplo pone “la consideración de la infancia como súper propagadora del virus cuando ahora se sabe que no es así”. No le gusta que su hijo mayor lleve mascarilla de seis a ocho horas diarias. “No sabemos qué perjuicios tiene sobre su salud física y psicológica, o su aprendizaje. Me preocupa la desmesura de esta medida en España respecto a países del entorno”. Y no entiende por qué no se ha hecho una reorganización de los espacios públicos para convertirlos en aulas y bajar más las ratios. “Sabemos que las posibilidades de ser aislados se reducirían exponencialmente, debería priorizarse”.
CRISTINA MÁRQUEZ, orientadora: ”Tenemos que aprender a sonreír con los ojos”
Cristina Márquez lleva 16 años como orientadora en el colegio privado SEK Atlántico de Pontevedra. Lo que más le preocupa es que las familias y los estudiantes tengan la información clara. “Los colegios deben establecer protocolos y prever escenarios que se puedan dar durante el curso, para dar tranquilidad a alumnos, familias y docentes para combatir el miedo y la frustración. Las familias necesitan certezas y respuestas claras para estar tranquilas y transmitirlo así a sus hijos”. Cree que los estudiantes serán quienes asuman las nuevas rutinas con más facilidad: “Va a ser un impacto importante, sus rutinas y espacios serán diferentes y emocionalmente lo notarán. Por eso los docentes tenemos que aprender a sonreír con los ojos, y ser pacientes para transmitir alegría. El tiempo que estén en el colegio lo deben pasar bien, que sea un ambiente alegre y positivo. Las familias necesitan información clara y, los alumnos, profesores optimistas”, concluye.
SOFÍA DEZA, directora de colegio: ”Aún no sé la plantilla que tendrá mi centro”
A Sofía Deza, directora del colegio público Clara Campoamor de Huércal de Almería, le preocupa poder garantizar la salud física y emocional y la educación de calidad de sus estudiantes. “Una vez solventada la salud y la seguridad nos esforzaremos mucho para planificar la enseñanza. Es importantísimo que sea presencial y eficaz después de estos meses, que han hecho mella en los colectivos que necesitaban educación compensatoria”, explica esta directora de un centro con 450 estudiantes y 26 docentes. Le hubiera gustado que la Administración diera soluciones antes y más eficaces y pensara en la estabilidad emocional del alumnado. “Han tenido desde marzo para planificar y contratar los docentes necesarios, y a una semana del regreso, aún no hay una notificación oficial, no sé con la plantilla que contará mi centro. Reabriré con el mismo equipo y los mismos dispositivos digitales que cuando cerré el 13 de marzo”, dice.
ALBA MARTÍNEZ, enfermera escolar: ”No está claro cómo proceder si hay positivos”
Alba Martínez, enfermera escolar de 28 años, volverá el día 1 al colegio Federico García Lorca de Alcobendas (Madrid) después de seis meses luchando contra la covid en hospitales. Cree que los centros no están preparados. “No hay protocolos unificados, cada colegio tiene el suyo, es un caos. No estamos en condiciones de volver con medidas precipitadas, sin bajar las ratios a 10 alumnos, sin contratar más enfermeras”, explica. “No está claro cómo proceder si hay un positivo, si hay un hermano en otra clase o si hay que atender a la vez un caso sospechoso y un enfermo crónico... Debería haber en los centros de salud, como ocurre en Valencia, un enlace con los colegios”, sugiere. La preocupa que no haya medidas de conciliación: “Habrá madres y padres que se jueguen sus trabajos si se quedan con el niño en casa. Antes te lo mandaban con fiebre y el paracetamol puesto, confío en que ahora las familias sepan lo que está en juego”.
MÓNICA LETTERER, estudiante: “Me preocupa que las clases no puedan ser presenciales porque me cuesta organizarme”
“A mí me cuesta mucho organizarme sola y seguir las clases online desde casa. Me va a ser muy complicado sacar el curso adelante con un formato semipresencial y eso es lo que más me preocupa, que las clases no puedan ser presenciales y tenerlas que hacer desde casa”. Así explica su principal preocupación ante el nuevo curso Mónica Letterer, de 17 años, estudiante de segundo de Bachillerato del IES número 1 de Requena (Valencia). Y a esta inquietud se suma que este año se la juega en la EBAU. “Me gustaría ser enfermera, pero la nota de corte ha subido muchísimo, así que me lo juego todo ahora. El curso pasado, mi tercer trimestre fue muy flojo y no puedo permitírmelo otra vez”, apunta. Aún no sabe cómo serán las clases en su centro, porque todo lo que ha escuchado hasta ahora son rumores. “También me gustaría que nos llegara la información clara y sin confusión, que es algo que nos ha faltado desde marzo”, concluye.
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