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Rubiales insiste al juez en que está “totalmente seguro” de que Hermoso le dio su consentimiento para besarla

El expresidente de la federación minimiza su actuación y acusa a la futbolista de “cambiar su versión”

Luis Rubiales, este martes a su salida de la Audiencia Nacional.Foto: Juan Medina (Reuters) | Vídeo: EPV

“Quiero declarar a todas las partes”. Luis Rubiales, expresidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), ha empezado con estas palabras a desplegar este martes su estrategia de defensa en el juicio que celebra la Audiencia Nacional contra él por el beso que propinó a la jugadora Jennifer Hermoso tras la final del Mundial de 2023 y por las presuntas coacciones posteriores que impulsó para justificarlo. “Le pregunté: ‘¿Te puedo dar un besito?’ Y dijo: ‘Vale’. Eso es lo que ocurrió”, ha resumido al comienzo de su interrogatorio como acusado ante el magistrado José Manuel Clemente Fernández-Prieto, una vez finalizadas las declaraciones de los testigos (una docena de los cuales lo ha señalado y lo ha puesto contra las cuerdas) y los peritos. “Fue algo totalmente espontáneo”, ha remachado Rubiales ante el tribunal, antes de insistir en que está “totalmente seguro” de que Hermoso le dio su consentimiento.

—¿Le dijo ‘un besito’ o ‘un piquito’? —se ha lanzado entonces la fiscal Marta Durántez, que ha recordado que Rubiales aseguró en la fase de instrucción judicial que había dicho “un piquito”.

—En aquel momento no lo recordaba, pero fue ‘besito’. Son palabras sinónimas. La incidencia es la misma —ha contestado el procesado.

Esta contradicción tiene su relevancia, en opinión del ministerio público, porque la defensa ha presentado un informe pericial para acreditar que Rubiales dijo “un besito” y, de esta forma, logró el consentimiento de la futbolista.

A lo largo de su declaración, que se ha prolongado durante cerca de una hora, Rubiales ha minimizado su actuación y ha acusado a Hermoso de “cambiar de versión”. “Metí la pata, yo lo reconocí. Eso, a estas alturas, es una obviedad. Me he equivocado. De ahí a que haya un delito, como usted dice, para nada”, ha insistido, antes de subrayar que debía haber ofrecido una imagen más “institucional”. En esa línea, también ha negado que ejerciera cualquier tipo de presión sobre Hermoso para que justificara el beso en público. “¿Y le ha pedido perdón en algún momento a ella?”, le ha inquirido la fiscal. “Es que la señora Hermoso sabe, como yo, que yo le pregunté y dijo ‘vale’. Yo he pedido perdón porque tenía que haber estado más en un plano institucional, pero la señora Hermoso sabe [lo] que yo le pregunté y ella contestó”, se ha excusado.

La pasada semana, durante su declaración en el juicio, Hermoso rememoró aquel instante. ¿Él le dijo ‘le puedo dar un piquito’? “No, en ese momento ni entendí ni escuché nada. No vi gestualizar con su boca ningún tipo de pregunta”, aseveró. “Me cogió la cabeza con efusividad”, recordó. “Sin yo poder responder en ningún momento [...] Sentí que estaba fuera de contexto. Sabía que me estaba besando mi jefe. Y eso no ocurre, ni debe ocurrir, en ningún ámbito social”, añadió.

Guiado por las preguntas de su abogada, la prestigiosa penalista Olga Tubau, Rubiales ha tratado de contrarrestar esa versión. Según ha recalcado, él cogió a la jugadora por la cabeza como “muestra de cariño” y no para evitar que ella se zafara. Ha incidido igualmente en que no actuó así para “satisfacer un deseo sexual”: “¡Por Dios, jamás!”. Es más, según ha hecho hincapié, ella no mostró “rechazo” en ese momento: “Se fue riéndose y dándome varias palmaditas en los costados”.

—Si hubiera sido un hombre, ¿le hubiera también dado un beso en la boca? —le ha planteado antes la fiscal.

—Depende de si tengo una amistad o no. Había cuatro o cinco jugadoras con las que tenía mucha amistad, y una era Jenni Hermoso.

Rubiales, durante su declaración.
Rubiales, durante su declaración.Juan Medina (REUTERS)

Las supuestas coacciones

Rubiales ha repasado la cadena de acontecimientos sucedidos tras la final del Mundial de 2023, celebrada en el estadio Olímpico de Sídney (Australia). Según el sumario, allí mismo comenzaron las presiones a la jugadora. Él lo ha negado. El expresidente ha repetido que no puso en marcha ningún tipo de coacción, pero que se dio cuenta de que su comportamiento había sido inadecuado —además del beso, se tocó los genitales en el palco, al lado de la reina Letizia, la infanta Sofía y el presidente de la FIFA, Gianni Infantino—. Después de eso, durante una entrevista a la Cope, calificó de “pringados” y “tontos del culo” a quienes se habían indignado por sus acciones. El exdirigente ha dicho que eso fue un error y lo ha aducido a la situación de presión que sufría. Según él, poco antes de esa intervención radiofónica se enteró de la muerte del padre de Olga Carmona, la jugadora que había marcado el gol de la victoria en la final frente a Inglaterra y que jugó el partido sin saber nada del fallecimiento. “[Eso] me llevó a contestar de una manera inadecuada y después a pedir disculpas”, se ha justificado.

Rubiales ha puntualizado que él no participó en la redacción de un comunicado que el entonces director de comunicación de la federación, Pablo García Cuervo, envió a varios medios el 20 de agosto de 2023 en el que se ponía en boca de Hermoso unas palabras que ella había declarado previamente en un programa de radio: “Yo no participo en la redacción. No lo redacté, pero Pablo García Cuervo viene a enseñarme el comunicado. En ese momento, le digo: ‘Mira Pablo, mira cómo estoy’ [...] Y le dije a Pablo: ‘Si está basado en lo que ella dijo [en la citada entrevista en la cadena Cope], pues adelante”, ha afirmado Rubiales. La semana pasada, Cuervo contó que lo había escrito con “la supervisión del presidente” después de que la fiscal Durántez le recordara que sus declaraciones se contradecían con lo que había dicho en instrucción, cuando afirmó que el texto lo elaboró conjuntamente con el exdirigente de la RFEF.

La acusación asegura que esas supuestas presiones siguieron en las horas y jornadas posteriores: en el vuelo de regreso a España; en la escala que hicieron en Doha; y en Ibiza, adonde el equipo femenino viajó después para festejar el título. Rubiales ha reconocido que pidió a Hermoso en Doha que participara en un vídeo con él para respaldarlo, pero que ella se negó. Según la versión del exmandatario, él se mostró comprensivo con ella: “Le planteo que sería bueno para atajar todo esto que volviéramos a decir lo mismo que ella había dicho [en la Cope]. Me dijo que no, que ya había sido muy clara. Yo se lo agradecí y lo hice yo solo [...] Me dijo: ‘Oye, Rubi, ya he sido muy clara’. Y yo le dije: ‘Muchas gracias, pero los que saben de esto dicen que una imagen de los dos juntos acaba con esto”.

—¿Y para qué vuelve a insistirle? —le ha preguntado la fiscal.

—Hombre, teníamos una crisis mediática muy grande. Habría sido una irresponsabilidad no tratar de responder —se ha parapetado.

La Fiscalía pide dos años y medio de cárcel para Rubiales por un delito de agresión sexual por el beso “no consentido” a Hermoso y por las presuntas coacciones que impulsó después para que la deportista justificara en público su actuación. En el banquillo se sientan otras tres personas, que se enfrentan a una petición de un año y medio de prisión por participar en esas supuestas presiones: Albert Luque, exdirector de la selección masculina y exfutbolista; Jorge Vilda, exentrenador de la selección femenina; y Rubén Rivera, exresponsable de marketing de la RFEF. El tribunal, que ha dado por finalizada la sesión de este martes sobre las 13.00, prevé tomarles declaración este miércoles: “Me tienen agotado. No me voy a enterar. Vamos a dar por acabado el día de hoy”, ha argumentado el juez Fernández-Prieto.

Antes, Rubiales ya había extendido su estrategia de defensa a Vilda, Luque y Rivera. Ha garantizado que nunca los utilizó para presionar a la jugadora. Según su versión, ni “mandó” al exseleccionador a hablar con el hermano de Hermoso para que le pidiera que convenciera a la deportista, ni le pidió a Luque que fuera a Ibiza para conseguirlo, ni le ordenó a Rivera que lo intentara.

Rubiales, tras salir de la Audiencia Nacional, este martes.
Rubiales, tras salir de la Audiencia Nacional, este martes.Juan Medina (REUTERS)

El movimiento de labios

A propuesta del expresidente de la federación, una persona sorda ha intervenido como perito en el juicio antes del interrogatorio de Rubiales. Este ha asegurado que, tras visualizar un vídeo de Tiktok sobre el beso, aprecia claramente un movimiento de labios de Rubiales de “aproximadamente dos segundos”. “¿Qué concluye que decía?”, le ha preguntado la abogada del principal acusado. “[Dijo]: ‘¿Te puedo dar un besito?”, ha contestado él. ¿Hay algún margen de duda? “No, lo he visto varias veces y me ratifico”. “No hay margen de error”, ha añadido después, antes de matizar que la jugadora está de espaldas en las imágenes y, por tanto, no pudo ver si ella respondía algo. La fiscal ha puesto en duda su testimonio.

En la vista también se han visionado este martes varios vídeos del beso y de los festejos de las jugadoras en el vestuario tras ganar el Mundial; así como parte de esa entrevista que Hermoso concedió a la Cope poco rato después de la victoria, en la que le restaba importancia: “El beso, ni yo me lo esperaba. A mí no me importa, yo soy campeona del mundo y es lo que me voy a llevar de esta noche”. En el juicio, la jugadora insistió en que, tras el incidente, trató de quitarle peso para que no se desviara el foco del triunfo de la selección. El magistrado José Manuel Clemente Fernández-Prieto ha escuchado igualmente un audio de WhatsApp que la deportista envió en plenas maniobras de la RFEF para denunciar que Rivera y Luque la estaban presionando en Ibiza.

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