El rompecabezas para conseguir que todos los alumnos vuelvan a clase en septiembre
Las autonomías buscan cómo retomar la enseñanza presencial mientras el Gobierno sopesa ampliar a 25 el número de escolares por clase hasta los 10 años
El Ministerio de Educación y las autonomías quieren que todos los alumnos reinicien las clases de forma presencial en septiembre, pero tienen ante sí un complejísimo rompecabezas que requiere más espacios escolares y profesorado para alcanzar el objetivo cumpliendo las medidas de seguridad que exige la pandemia.
La única medida aprobada hasta ahora es la distancia interpersonal de 1,5 metros. Está recogida en el decreto sobre la nueva normalidad que convalidará la semana que viene el Congreso. Los ministerios de Educación y Sanidad presentaron el miércoles un borrador de protocolo sanitario en el que planteaban una alternativa: de Infantil a cuarto de Primaria (de 0 a 10 años) podrían no tener que respetar tal distancia física (y por tanto cabrían más en clase) si forman burbujas, grupos estancos que no se mezclan con otros a lo largo de la jornada escolar y están en contacto solo con uno o dos maestros. El Gobierno fijaba el tamaño máximo de tales burbujas en 20 alumnos. Un límite que contribuyó al malestar que el documento generó en las comunidades, que son las encargadas de organizar el nuevo curso.
La ministra de Educación, Isabel Celaá, abundó este viernes en la idea de la burbuja al ser preguntada por el hecho de que la ratio (el número máximo de alumnos por aula que fija la ley) en Infantil y Primaria es de 25. “Es cierto. Por esta razón, las comunidades autónomas quieren realizar algunas aportaciones a ese documento [de medidas sanitarias] que podemos incorporar eventualmente. He de recordar a ese respecto que también las comunidades a través de sus consejerías de Sanidad y el Ministerio de Sanidad podrán estudiar esta cuestión. Porque si ponemos el grupo de 25, o de 23 o 24, porque no necesariamente [todas las clases] llegan al máximo de la ratio en los centros educativos, automáticamente se flexibiliza y resuelve el problema. Esto es lo que queda por trabajar. Pero reitero, esto es una alternativa a la distancia legal”, declaró Celaá en la cadena SER.
La perspectiva, cuya concreción depende de las autoridades sanitarias, de que el tamaño de la burbuja pueda aumentar a 25 alumnos, coincidiendo con el tamaño que suelen tener como mucho las clases en Infantil y Primaria, supondría un alivio para las autonomías, según reconocieron este viernes tres de ellas a este diario. El que ello se materialice o no está siendo objeto de conversaciones entre el Ministerio de Sanidad, que mantiene una postura más restrictiva en cuanto al tamaño de la burbuja, y el de Educación, más favorable a aumentarlo ante las peticiones de las autonomías, aseguraron fuentes educativas.
Territorios distintos
Las necesidades de los territorios son muy distintas. Un responsable de una comunidad con un volumen moderado de alumnos aseguraba que en su caso no tendrán excesivos problemas para distribuir a los alumnos en grupos que cumplan la distancia de 1,5 metros en ninguna etapa, pero que poder tener grupos burbujas de 20 o incluso 25 alumnos, como este viernes apuntó Celaá, hasta cuarto de Primaria les vendría muy bien porque reduciría el coste en más profesorado.
El responsable de otra comunidad, en este caso con un elevado número de alumnos y poco espacio disponible, admitía, en cambio, que tener 25 alumnos en los grupos burbuja les resultaría muy útil dada la escasez de aulas que padecen. Y añadía que, pese a haberse comprometido en la Conferencia Sectorial de Educación a realizar “todos los esfuerzos necesarios para asegurar la modalidad presencial en todas las enseñanzas”, temía que en Secundaria, Bachillerato y Formación Profesional tengan que verse obligados finalmente a “hacer turnos o combinar las clases telemáticas y presenciales” al no tener dónde sitio para todos.
No mezclarse
El tamaño de la burbuja también genera opiniones diferentes entre los especialistas. El pediatra y epidemiólogo Quique Bassat es partidario de que no tenga más de 10 alumnos para no desvirtuar el modelo. Pero su colega y presidenta de la Asociación Española de Pediatría, María José Collado Mellado, asegura que incluso con 20 o 25 alumnos las burbujas siguen teniendo un valor, ya que el hecho de que no se mezclen con otros estudiantes en el patio, en el comedor ni al entrar y salir de la escuela facilita el rastreo de contactos si se detecta un caso de covid-19. “Es mucho mejor una burbuja, aunque sea de ese tamaño, a que haya menos alumnos y puedan interactuar con los de otros grupos”, afirma.
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