Inversores activistas al ataque
Las campañas de los fondos beligerantes se multiplican en el mundo y casi la mitad tienen éxito


Los inversores activistas desempeñan un papel fundamental a la hora de exigir responsabilidades a las empresas y generar valor, señala Domenic Brancati, director de Operaciones de Georgeson, en el informe Activismo global 2024 de la compañía. En él se habla de la notable expansión que está viviendo el activismo accionarial en todo el mundo, que afecta a todo tipo de compañías cotizadas, si bien son las de mediana y pequeña capitalización las más expuestas a sus ataques porque sus niveles de gobernanza no son tan altos como los de las grandes, explica el responsable de Georgeson en España, Carlos Sáez Gallego, que añade que, además, estos valores suelen cotizar con descuentos elevados, por ejemplo en el mercado continuo español, y “resultar un caramelito para el inversor que quiera hacerse con ellos o modificar su consejo de administración”.
Wall Street es el mayor foco de activismo accionarial, dado que es un mercado mucho más desarrollado, donde las compañías son más grandes y cuentan con menos accionistas de control. Las campañas de los inversores beligerantes se centran en las habilidades de los líderes de las organizaciones y en cómo mejorar la dinámica del consejo de administración. Aunque las acciones más sonadas de 2024 tuvieron lugar en firmas como Walt Disney, Starbucks o Southwest Airlines (cuestionadas por parte de Trian Fund y Ellitott Management), más de la mitad de las acciones fueron contra empresas con una capitalización inferior a 2.000 millones de dólares, lo mismo que en Canadá, donde supusieron el 59% de sus objetivos.
La mitad de las campañas de los inversores activistas en las Bolsas norteamericanas se centraron en el nombramiento o destitución de miembros del consejo de administración o de la alta dirección de las empresas, indica Georgeson. Y casi la mitad tuvieron éxito. Fusiones y adquisiciones protagonizaron una cuarta parte de los ataques, de los cuales el 25% concluyeron favorablemente, y un 12% de ellos se enfocaron en cuestiones operativas.
Japón se convirtió el año pasado en el segundo mercado con mayor presencia de inversores descontentos, tras Estados Unidos, después de las reformas regulatorias de la Bolsa de Tokio para mejorar la transparencia de las empresas y la mayor afluencia de fondos institucionales extranjeros. Sus campañas se dirigieron principalmente a firmas energéticas y financieras. “En términos absolutos, Asia ha experimentado más activismo que Europa” en 2024, señala el informe. Japón acaparó el 34% del total.
Blanco en el Reino Unido
La madurez de la Bolsa de Londres hace que el activismo tenga en ella su punto de destino en Europa, donde el proxy solicitor indica que se centran el 40% de sus embestidas, frente al 18% del mercado alemán y el 7% del francés o el suizo. Su estrategia en Europa se basa también en los cambios en las cúpulas directivas y consejos, en mejorar la eficiencia operativa o modificar la práctica remunerativa o de gobernanza.
La nota distintiva de los parqués europeos es que en ellos se pasó de la confrontación al diálogo. El año pasado se practicó un activismo colaborativo, con inversores institucionales, fondos de cobertura y minoristas formando alianzas con las que impulsar su influencia en las compañías, sostiene Georgeson, “lo que ha incrementado el valor para los accionistas en algunos casos”. Así, las empresas están pasando de una percepción negativa de la actuación de los inversores beligerantes a reconocer que pueden ayudarlas a mejorar su rendimiento financiero (no nos engañemos, sus campañas generalmente llegan precedidas de un descontento con el desempeño de las cotizadas, que muy a menudo se traduce en que el consejero delegado sea el primer damnificado, según Carlos Sáez) y mejorar su gobernanza. El reciente voto en contra de casi el 25% de los accionistas de BP a la reelección del presidente, Helge Lund, es un ejemplo de ello. En los seis principales países del Viejo Continente donde actuaron, obtuvieron un 30% de los puestos en los consejos de administración a los que aspiraban.
En España no hay tantos casos de activismo accionarial. Se ha visto en firmas como Cellnex, Grifols o, más recientemente, en OHLA o Dia. Sin embargo, Sáez Gallego cree que, como en el resto del mundo, en 2025 las campañas seguirán aumentando. “Va a haber más opas este año en Europa; solo en Italia hay siete activas en el sector bancario y dos de ellas hostiles”, dice. La brusca caída que están sufriendo las Bolsas desde que Donald Trump anunciara su política aranceleria deja más expuestos a sectores como el turismo o el metal, que “serán carne de cañón para que los fondos hagan campañas”, sostiene. El contexto influye en que se produzcan más intervenciones de los inversores descontentos y que tengan mayor éxito, añade.
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