_
_
_
_

Ucrania, una economía en las trincheras de la pobreza

La fuga de 4,9 millones de refugiados producirá que se pierda entre el 3,9% y un 6,3% del PIB anual del país

Ucrania
Vendedora de frutas en un mercado de agricultores de Kiev.Evgen Kotenko (Ukrinform / Future Publishing / Getty Images)
Miguel Ángel García Vega

Ucrania es un país de 43.000 cadáveres, según las últimas estadísticas de Volodímir Zelenski. Va perdiendo la guerra. Quizá empezó a perderla el primer día de la invasión, hace más de mil jornadas. Rusia ha ocupado ya 2.656 kilómetros cuadrados de su territorio. A 30 de noviembre, el 17,99% de la tierra. Son los cálculos del Instituto para el Estudio de la Guerra (ISW, en sus siglas inglesas). Vladímir Putin, desde luego, nunca leyó a Juan Gelman: “No debiera arrancarse a la gente de su tierra o país, no a la fuerza. La gente queda dolorida, la tierra queda dolorida”. El sufrimiento también es economía.

La Unión Europea ha concedido importantes ayudas financieras al país, según Eiko Sievert y Julian Zimmermann, analistas de la agencia de calificación de riesgo, Scope Ratings. A finales del año pasado, los compromisos directos de ayuda fueron 29.600 millones de euros. ¿El reparto? Unos 4.700 millones en créditos heredados de ayuda macrofinanciera (AMF), cerca de 1.200 millones procedentes de empréstitos de emergencia, 6.000 con carácter excepcional y 18.000 en ayuda macrofinanciera extra. A finales de 2023, el saldo vivo total de los préstamos concedidos a Ucrania representaba el 11% de todos los aportados por la Unión Europea. “Pese a la ayuda de los Fondos de Nueva Generación resulta probable aumentar el porcentaje los próximos ejercicios y situarse en torno al 15-20% sobre la base media de las fórmulas de apoyo acordadas”, calculan los analistas de Scope.

Junto a la pérdida de vidas, heridos y sufrimiento, lo que, crece, principalmente en el país, hasta ahora, es el apoyo financiero. Incluye el Mecanismo para Ucrania puesto en marcha en febrero con una capacidad global de 50.000 millones, que se extiende al periodo 2024-2027. Repartidos entre créditos (33.000 millones) y subvenciones (17.000). Y el Consejo Europeo —aprobó en octubre— un préstamo adicional de 35.000 millones de euros y un mecanismo de cooperación que ayudará a reembolsar los créditos de hasta 45.000 millones concedidos por la UE y el G7. Los préstamos se devolverán con los beneficios de los activos soberanos rusos inmovilizados. Unos 300.000 millones de dólares. Algo que ya se sabía, pero que Kaja Kallas, Alta Representante de la UE para Asuntos Exteriores y Seguridad, ha confirmado. Aunque Bruselas tiene dudas legales sobre incautar directamente toda la cantidad (286.000 millones de euros) congelada. A la vez, —protegido por las instituciones y la calificación de su deuda— Ucrania se mantendrá en “impago selectivo” a corto plazo. Y Bruselas aprobó el 9 de diciembre un segundo pago de 4.100 millones de euros, que recibirá pronto bajo el sistema de Mecanismo para Ucrania.

A la espera de la llegada de Trump y su idea de una rápida resolución del conflicto (algo inverosímil), el banco de inversión Goldman Sachs calcula que si la guerra acaba en 2025, el “dividendo de la paz” debería aumentar el PIB entre el 8% y un 10% ese año y luego estabilizarse en el 5%, bastante por encima del 2,5% que sumaba Ucrania antes de la pandemia. De momento, el Banco Nacional de Ucrania mantiene los tipos de interés en el 13%.

1% del PIB europeo

En la frontera de los números, también fluye la geografía económica. “La reconstrucción del país costará el 1% del PIB europeo, en una tierra que han abandonado ocho millones de ucranianos, cuyo retorno será muy difícil y con un porcentaje de deserciones en el frente del 20%”, reflexiona Mira Milosevich-Juaristi, investigadora principal para Rusia, Eurasia y los Balcanes del Real Instituto Elcano. En esas tierras, de invierno avanzado, Take Olteya es un negocio de zapatillas deportivas. La empresa posee una factoría en Zhytomyr, pero debido a la guerra no tiene trabajadores masculinos. “Sin el equipo resulta duro pensar en exportar”, contó a Euronews la fundadora de Olteya, Vita Korovina. “Imposible planificar. Si aceptamos encargos para el verano de zapatos de invierno, hay demasiados riesgos. No podemos suministrar a tiempo”. Ahora sólo trabajan mujeres.

Esta es la microeconomía, los grandes estrategas pueden plantear ideas que recuerdan a la Guerra Fría. “Una solución es similar a la de la antigua Alemania. Crear, en la práctica, dos países. Trump como un nuevo Stalin [en Yalta]”, avanza Mira Milosevic, con escuadra y cartabón, dibujando fronteras junto a Putin. Da miedo. Por si fuera poco, la escasez de empleados se complica con las restricciones de Eslovaquia y Polonia para proteger sus economías de la competencia ucraniana. “Los puertos que no funcionan dificultan la exportación y el envío usando la frontera occidental resulta muy caro y lento, también por las frecuentes protestas de los agricultores polacos”, lamenta Korovina.

Otro problema añadido. Zelenski quizá deba aceptar la entrega de una parte de su territorio a medio o largo plazo. “Y la zona controlada por las fuerzas rusas resulta importante estratégicamente vista desde la capacidad industrial así como de los recursos naturales, por lo tanto, con la economía ya utilizando respiración asistida, la privación de esos territorios afectará negativamente a industrias como el carbón o la metalurgia”, explica Marina Miron, investigadora postdoctoral en el Departamento de Estudios de la Guerra del King College de Londres. La pérdida de las plantas de carbón en Pokrovsk (Donest) representaría un impacto negativo en la producción del acero. El 60% del metal ucraniano utiliza carbón de Pokrovsk. Putin no soltará una mano con tan buenas cartas en las posibles negociaciones. Ni el control de la estratégica central nuclear de Zaporizhia, con una instalación de seis gigavatios. Pero el país ha cerrado el grifo al tránsito hacia Europa del gas ruso. Ucrania perderá unos 770 millones de euros en tasas. Sin embargo, el desplome de las ventas de gas ruso llevó en 2023 a Gazprom a dejarse unos 6.750 millones al año, las primeras en más de dos décadas.

Pero cuando la situación depende de un terrible juego, los economistas proponen escenarios. Una forma de manejar la incertidumbre. El Center for Economic Strategy, una institución Ucraniana, prevé estos números. Aumento de la inflación y un PIB en 2024 cercano a los 189.00 millones de dólares. El año que viene la riqueza debería crecer un 3,5% de media y aumentar (con un 8% de devaluación) el PIB hasta 200.000 millones (unos 191.000 millones de euros). Coincide más o menos con Goldman Sachs, en un escenario de guerra limitada. Otro escenario. Donde el adiós a las armas parece lejano propone cifras distintas. “Teniendo en cuenta los civiles muertos y los soldados gravemente heridos podemos hablar de entre 100.000 y 200.000 personas que se perderán de la fuerza de trabajo”, prevé Hlib Vyshlinsky, director ejecutivo del Center for Economic Strategy. “Esto supone alrededor del 1% de la población ucraniana en edad de trabajar”. Un problema todavía mayor es la “posible pérdida de refugiados, que estimamos en 4,9 millones”. La mayoría en años, también, económicamente activos, con un 70% de los adultos en posesión de un título universitario, y niños, que, más adelante, podrían incorporarse al mercado laboral. “Ese no retorno de ucranianos puede provocar la pérdida de entre el 3,9% y un 6,3% del PIB al año”, advierte Vyshlinsky. El fin de la guerra salvaría vidas, pero la economía serían girasoles (el símbolo nacional) ciegos. “El efecto resultaría modesto, no se importarían cantidades considerables de gas ruso, por lo que tampoco disminuiría mucho su precio, aunque, quizá, mejore algo la confianza empresarial”, vaticina Roberto Scholtes, jefe de Estrategia de Singular Bank. Ahora el viento gélido, helado, sopla a través de las tumbas; la libertad pronto llegará.

El valor crucial de Zaporizhia

El sistemático ataque ruso a los centros energéticos de Ucrania solo tiene una excepción: la central nuclear de Zaporizhia. A pesar de verse comprometida en varias ocasiones. “Es de una importancia crucial, ya que sin ella la demanda de electricidad en Ucrania será durante años mayor que la oferta antes de que se construyan nuevas capacidades”, advierte Hlib Vyshlinsky, director ejecutivo del Center for Economic Strategy (Ucrania).


Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Miguel Ángel García Vega
Lleva unos 25 años escribiendo en EL PAÍS, actualmente para Cultura, Negocios, El País Semanal, Retina, Suplementos Especiales e Ideas. Sus textos han sido republicados por La Nación (Argentina), La Tercera (Chile) o Le Monde (Francia). Ha recibido, entre otros, los premios AECOC, Accenture, Antonio Moreno Espejo (CNMV) y Ciudad de Badajoz.
Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_