Globalvia busca su sitio en el mercado de las concesiones
La compañía releva al consejero delegado después de un año marcado por la venta de su participación en Itínere y espera una remodelación de su accionariado
Hace un mes, Javier Pérez Fortea, consejero delegado de Globalvia, felicitaba las fiestas a su equipo: “Deseo un 2025 lleno de nuevos logros que podamos conquistar juntos”, decía en un mensaje publicado en su cuenta de Linkedln. Nadie habría reparado en la frase si no fuese porque la semana pasada la empresa concesionaria de autopistas para la que trabaja anunciaba que daba por terminada la relación con el directivo “de mutuo acuerdo”. “La compañía ha iniciado un proceso de sucesión”, explicaba la nota del cese: “De forma interina se nombra a Javier Martín Rivals, actualmente director general de Autopistas, como director general para asumir la gestión del grupo hasta el nombramiento del nuevo consejero delegado”.
Pérez Fortea no se ha pronunciado desde entonces, pero lo cierto es que su relevo supone un fin de ciclo en la multinacional. Procedente de Cintra, había sido fichado en 2011 por Juan Béjar, que dejó la presidencia de Globalvia el año pasado después de 15 años en el cargo. Una firma cazatalentos será la encargada de dar forma al relevo bajo la tutela de la presidenta no ejecutiva, Marieta del Rivero. Mientras, Martín Rivals pilotará los destinos de la firma concesionaria. Rivals se conoce perfectamente la casa: dirige el negocio que aporta el 75% de los ingresos, que, en las últimas cuentas consolidadas, ascendieron a más de 507 millones de euros. Se incorporó a Globalvia en 2014 procedente de Ferrovial como responsable de gestión de los activos en Latinoamérica y Centroamérica, y poco después fue nombrado director de Desarrollo de Negocio hasta que, en 2021, fue aupado a la cabeza de las autopistas.
Sea quien sea la próxima persona en tomar las riendas, lo cierto es que Globalvia tiene retos importantes por delante porque viene de cerrar un año atípico y marcado por movimientos corporativos ajenos a su negocio concesional. Controlada por tres fondos de pensiones, OPTrust (Canadá), PGGM (Países Bajos) y USS (Reino Unido), gestiona más de 1.200 kilómetros en 14 autopistas en siete países. En España no tiene una presencia extraordinaria, pero cuenta con ciertos activos, como un tramo de 14 kilómetros de la autovía de circunvalación a Madrid M-45 (a través de un peaje en sombra). Con el mismo régimen explota 11,6 kilómetros de la autovía M-407 también en la capital, y 56 kilómetros de una autopista de peaje que une Santiago de Compostela con el Alto de Santo Domingo.
Además, es accionista (con el 24%) de los trenes de Iryo, que conectan 11 destinos en España a través de alta velocidad, y de Go- Ahead Group, un operador de servicios de autobús en el Reino Unido, Irlanda, Suecia, Singapur y Australia. También opera ferrocarriles en el Reino Unido y Noruega. Esa diversificación ha llevado a pensar que Globalvia podría estar interesado en hacerse con algún activo del transporte por carretera en España, un sector en plena efervescencia, pero la compañía dice que por el momento no entra dentro de sus planes.
Hace apenas tres meses tiró la toalla en la lucha por controlar Itínere y se desprendió de su 40% en una operación valorada por el mercado en 765 millones de euros (incluida deuda). Globalvia llevaba desde 2018 peleándose para hacerse con el control de la segunda mayor concesionaria pero fracasó en el intento. Tenía las participaciones directas e indirectas que adquirió a Kutxabank y Abanca (las antiguas cajas) por el 40,11% del capital. Ese porcentaje le daba derecho a nombrar tres consejeros que nunca consiguió ante la oposición de accionistas como Corsair (primero) y del fondo de pensiones APG después. La batalla, que derivó en demandas judiciales y en un arbitraje, quedó así enterrada cerrando los desacuerdos que se habían alargado en el tiempo con el consiguiente desgaste para las partes. Con ese dinero la empresa repartió el año pasado un dividendo de 510 millones de euros a través de una reducción de capital.
Entre tanto, en 2024 también se conoció que el fondo de pensiones canadiense dueño del 40,3% de la compañía ponía a la venta su participación, por la que estarían interesados, según publicó El Economista, el fondo soberano de Singapur GIC, al que se podría unir el fondo de pensiones de Quebec, CDPQ. La operación, que presumiblemente se completará durante este año, viene motivada por la política del fondo de rotación de activos, y fuentes del sector lo explican como un movimiento estrictamente financiero que presumiblemente encontrará relevo en otro actor de perfil similar: un fondo que quiera una rentabilidad garantizada sin demasiado riesgo.
El imán de las carreteras
Los fondos de pensiones son unos candidatos ideales en este tipo de compañías. Las concesiones de servicios e infraestructuras de transporte son un negocio muy codiciado para quienes buscan retornos altos sin sorpresas. Globalvia, con activos valorados en más de 4.500 millones, obtuvo un resultado de explotación de casi 300 en 2023, lo que supone un extraordinario margen sobre ventas del 57%. Como reconocía la compañía en su último balance, su estrategia se complementa con desinversiones en activos pequeños, maduros y de bajo riesgo, “optimizando recursos humanos y financieros para seguir creciendo en nuestros mercados objetivos”. Y en el horizonte hay oportunidades interesantes, tanto dentro como en Latinoamérica y Estados Unidos, esta última, la zona de mayor crecimiento del grupo.
Sin embargo, en este último año y medio apenas ha anunciado operaciones más allá de la adquisición, a principios del año pasado, de su primer activo en Colombia —una pequeña autopista de 5,4 kilómetros ubicada en Barranquilla—.
Los cambios constantes en el negocio de la movilidad obligan a las empresas a no perder de vista otras oportunidades que trae el futuro que complementan su negocio principal. Globalvia fundó hace cinco años Openvia, una plataforma tecnológica y de innovación que nació con la misión de desarrollar nuevos servicios y modelos de negocio. Eso le ha llevado a desarrollar una plataforma de gestión en la nube, y ha añadido soluciones de pago que permiten a los usuarios gestionar y abonar transacciones sobre la marcha, pagar peajes desde el teléfono, acceder a rutas más adecuadas según las preferencias de cada usuario o pagar los viajes al final de cada mes.
La multinacional también se ha asociado con Evertisky, con sede en Chicago, para impulsar la comercialización, optimización y despliegue de proyectos de movilidad aérea, como los aerotaxis.
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