Moldavia saca pecho de sus vinos
Tras décadas sometido a los gustos y exigencias de Rusia, el país se ha convertido en una atractiva referencia para los consumidores occidentales
Mientras que Moldavia vive uno de los momentos más críticos en su camino hacia la adhesión a la Unión Europea —tras validar el 20 de octubre un referendo por un estrecho resultado—, este país de la Europa del Este, incrustado entre Ucrania y Rumania, es cada vez más admirado en Occidente por la calidad de sus vinos. En el último lustro, los viticultores congregados bajo el paraguas de la marca Wine of Moldova han cosechado más de 6.000 medallas en concursos internacionales; la mitad de ellas, de oro. Este éxito ha reforzado la reputación de esta antigua república soviética, de 2,6 millones de habitantes, como productor de vinos excelentes, y ha logrado un mayor interés por parte de turistas extranjeros que desean descubrir su rico patrimonio vinícola.
Precisamente, a principios de octubre, la Oficina Nacional de la Vid y el Vino (ONVV) anunció que Moldavia se ha colado como segundo destino más destacado en cuanto a enoturismo, según un estudio de la plataforma Bounce, superando a países tradicionalmente célebres como Francia, España e Italia. Sus criterios se basaron en su producción, la extensión de las áreas de viñedos y la cantidad de itinerarios disponibles. “No es un milagro, ni algo que ha sucedido de un día para otro, es el resultado de una serie de acciones que se pusieron en marcha desde el embargo ruso en 2016, cuando el 80% de las exportaciones se dirigían a Rusia”, explica el sumiller Adrian Cibotaru. “Por entonces, los vinos no eran de calidad, ya que la Federación Rusa demandaba vinos baratos, de modo que los productores se conformaban con lo que vendían en detrimento de la excelencia”, prosigue el experto.
Los viticultores se vieron forzados a reducir la cantidad de producción por el veto ruso al entender que no hay otra opción que el mercado comunitario, uno más desarrollado y moderno en el que prima la calidad, así que pusieron en marcha un plan de modernización tecnológica para potenciar las variedades autóctonas. “Mientras que el cliente ruso requería más un vino semidulce o dulce; en Occidente, es semiseco y seco”, señala Cibotaru. Ahora, las ventas al exterior se han invertido. El pasado año, el bloque comunitario se llevó el 58% de las exportaciones de Moldavia, mientras que Rusia ha visto desplomarse las compras por debajo del 5%. Moldavia, ubicada aproximadamente en la misma latitud que Burdeos y con un clima continental cercano al de Borgoña, se ha transformado en el epicentro del renacimiento del vino de la Europa del Este. El país goza de entre 310 y 320 días de sol, lo que unido a la transformación de la industria vitivinícola que ha traído consigo avances considerables en los estándares técnicos hacen que el vino moldavo sea especial.
Una exótica curiosidad
El director de la ONVV, Ștefan Iamandi, saca pecho de la buena aceptación que el vino moldavo está obteniendo. “Somos una novedad y los consumidores tienen curiosidad por probar algo nuevo. Esto también se nota en Francia, donde el público ya no prefiere vinos añejos y pesados, sino algo nuevo”, remarca. Los productores han pasado de exportar de 20 a casi 70 países en poco más de una década. “Todo el mundo conoce el Chardonnay, el Merlot o el Cabernet, pero nuestras variedades son desconocidas y la gente quiere saber más sobre ellas”, agrega Iamandi, en alusión a las uvas Feteasca Neagra y Rara Neagra. La primera presenta un sabor fuerte, mientras que la otra es más afrutada con un toque de pimienta.
Cerca del 3% de los viñedos del mundo se hallan en Moldavia, un país en el que, aproximadamente, 150.000 personas viven de una u otra manera del sector. “La calidad de nuestros vinos ha evolucionado rápidamente gracias a una gran competencia sana leal de los 99 productores que existen en el país”, subraya Snejana Muntean, fundadora de la vinoteca wine.md y organizadora de dos festivales en el país, a quien no le sorprende el aumento de turistas: “Los viticultores también han desarrollado la parte turística de sus negocios, con hoteles, restaurantes y catas, ya que a través del turismo promueven sus productos”, concluye.
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