Los Balcanes atrapan el apetito inversor del yerno de Trump
Jared Kushner llega a sendos acuerdos con los gobiernos de Serbia y Albania para construir complejos turísticos y residenciales millonarios
En tiempos de masificación turística de lugares icónicos y alza de precios, los Balcanes se han convertido en una región cada vez más codiciada tanto por los turistas como por los inversores. Consciente de ello y con una chequera bien cubierta, el yerno de Donald Trump, Jared Kushner, ha anunciado recientemente un desembarco multimillonario en lugares simbólicos de Serbia y Albania que no está exento de polémica, pero que potenciará la oferta inmobiliaria y revitalizará sus maltrechas economías.
En Belgrado, el marido de Ivanka Trump pretende retomar uno de los deseos de su suegro, en plena campaña como candidato republicano a las presidenciales de Estados Unidos. Ya en 2016, dos años antes de que fuera elegido presidente, Trump transmitió a los dirigentes serbios su interés en llevar a cabo un suntuoso proyecto inmobiliario, tal como hizo con Bucarest cuando quiso comprar el Parlamento rumano por 10.000 millones de dólares tras la caída del régimen de Nicolae Ceaușescu para transfigurarlo en un gran casino.
Los planes de Kushner pasan por transformar un histórico edificio militar en el centro de la capital, actualmente derruido, en un complejo que albergue un hotel de lujo, espacios de oficinas y tiendas y unas 1.500 viviendas, así como el museo de historia del país. Para su construcción, la empresa Affinity Global Partners, fundada por Kushner tras su salida de la Casa Blanca, invertirá unos 462 millones de euros después de alcanzar un acuerdo a mediados de mayo con el Gobierno serbio. De acuerdo con The New York Times, la firma ha captado desde entonces 2.000 millones de dólares del Fondo de Inversión Pública de Arabia Saudí y casi 1.000 millones más de fondos soberanos de Emiratos Árabes y Qatar.
Antes de la firma, el yerno de Trump publicó en su cuenta de Instagram las primeras imágenes del proyecto: dos grandes torres de cristal para sustituir a los edificios de ladrillos rojos destruidos en 1999. Y señaló que las autoridades recaudarían el 22% de las ganancias generadas. Sin embargo, esta inversión ha creado controversia porque se trata de la sede del Estado Mayor del Ejército yugoslavo, bombardeado varias veces en 1999 durante la campaña aérea de la OTAN dirigida por Estados Unidos para poner fin a la guerra en Kosovo. Además, el inmueble, ubicado en el corazón de la capital, entre los actuales ministerios de Defensa y Exteriores, fue declarado en 2005 como bien cultural, lo que debería haber dificultado su concesión.
La oposición acusó al Gobierno de estar concediendo a Kushner derechos exclusivos, ya que los terrenos serían cedidos durante 99 años, pero también sostiene que al edificio, considerado como un potente símbolo de la resistencia de Serbia contra lo que llamaron agresión de la OTAN, se le podría devolver su función original. Para el economista Milan Kovacevic, la metrópolis necesita inversión por el aumento de la población y el turismo, pero subraya que se requiere una planificación urbanística bien confeccionada y una licitación transparente. “Dar derechos exclusivos a un solo inversor, en este caso a Jared Kushner, propicia la corrupción y los abusos”, advierte el consultor en inversiones.
Playas vírgenes
Otro de sus proyectos consiste en transformar la isla de Sazan, anteriormente utilizada como base militar, en un resort ecológico, al mismo tiempo que construiría también complejos turísticos de lujo con hoteles y villas en la región de Zvërnec, que forma parte de la reserva natural protegida de Vjosa-Narta, en el suroeste del país. En una de las numerosas visitas a Albania en los últimos años, Kushner exploró una porción de la costa mediterránea llena de dunas de arena y playas vírgenes, quedándose prendado de su naturaleza. Incluso, declaró que el lugar presentaba una “increíble oportunidad para cumplir sus sueños de desarrollar proyectos de lujo”.
En una entrevista con The Washington Post, el yerno del anterior presidente de Estados Unidos reconoció que se aprovechó de los contactos que hizo mientras estuvo en la Administración de Trump, pero indicó que trazó una distinción entre vender su experiencia e iniciar un negocio. “Mucha gente abandona el Gobierno y vende sus servicios basándose en sus relaciones; no quise hacer eso”, afirmó. “Siempre he sido un inversor”, remarcó.
Se estima que esta inversión será mayor que la de Serbia y ha sido bien recibida por las autoridades. El primer ministro albanés, Edi Rama, aseguró que su país está orgulloso de este tipo de proyectos. Precisamente, el Parlamento votó recientemente una ley que allana el camino para el desarrollo económico en estas aéreas, pese a las advertencias de los activistas medioambientales, que alertan del impacto ecológico negativo. “La nueva norma permite la construcción de un megacomplejo de cinco estrellas en zonas protegidas, además de autorizar la edificación de cualquier otro proyecto sin que existan líneas rojas”, explica Mirjam Topi, experta en ecología de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Tirana, al tiempo que lamenta que la legislación facilite las inversiones de Kushner: “Está claro que este es el objetivo, ya que de otra manera no se justifica la prisa con la que se ha votado”. Los ecologistas denuncian que se destruirá un hábitat para pelícanos, flamencos y otras especies en peligro de extinción y socavarán los esfuerzos internacionales para preservar uno de los últimos ecosistemas costeros salvajes del Mediterráneo.
En cambio, el yerno de Trump ha incidido en que traerá importantes beneficios a la zona y que su proyecto respetará todos los requisitos medioambientales y será sostenible. Por su parte, el presidente de la patronal del sector turístico, Besnik Vathi, tilda de positivo el desembarco de Kushner en la región mientras “sean inversiones reales en plazas hoteleras”. “Si se trata de viviendas, no tendrá ningún beneficio para la industria turística albanesa; sólo redundará en la economía si se invierte en hoteles”, prosigue el empresario, quien insiste en que únicamente el sector turístico traerá beneficios a Sazan y Zvërnec mediante la creación de nuevos puestos de trabajo. Sin duda, esta inversión puede ser la que abra la caja de Pandora en una región en la que los precios asequibles y su deslumbrante naturaleza atraerán a muchos interesados.
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