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Julie Baddeley, la zoóloga que se ha convertido en la conciencia verde de las empresas

Es la presidenta de Chapter Zero, la iniciativa de la Universidad de Cambridge y el Foro Económico Mundial que llega a España de la mano de la Universidad de Navarra para formar a consejeros y ejecutivos en materia climática

Julie Baddeley,  presidenta de Chapter Zero.
Julie Baddeley, presidenta de Chapter Zero.
Selina Bárcena

La organización Chapter Zero tiene vocación de ágora y sus miembros la tarea de llevar a los consejos de administración de las grandes compañías medidas efectivas para atajar el cambio climático. Lo explica su presidenta, la británica Julie Baddeley, con motivo de la reciente llegada a España de esta iniciativa a través de la Universidad de Navarra. “Necesitamos actuar con rapidez, y para que las empresas actúen necesitamos directivos que lleven el debate de la sostenibilidad a las salas de juntas”, explica.

El objetivo de esta institución creada en 2019 —y vinculada a la Universidad de Cambridge y al Foro Económico Mundial— es formar a los directivos y consejeros no ejecutivos que quieran participar en ella sobre cuestiones de sostenibilidad y reducción de emisiones, de manera que después lleven esos conocimientos a sus respectivas empresas. El de su presidenta, es ejecutar esa labor de la forma más pragmática posible: “No podemos enviar a todos estos directivos a cursos universitarios de dos años, pero podemos crear eventos, discusiones e informes que los ayuden a superar esa curva de aprendizaje”, señala.

En España es la Universidad de Navarra quien va a capitanear este networking climático y vehicular las propuestas de Chapter Zero a través de encuentros, jornadas de divulgación o un plan de formación enfocado en ayudar a cumplir con los principios de gobernanza climática. Entre los miembros de los consejos de administración que participan en la propuesta se encuentran consejeros de compañías como PwC, Atrevia, Ingenostrum, UniCredit o Arquia Banca.

Baddeley, que lleva 50 años vinculada al mundo de la dirección y ha ejercido como consejera durante dos décadas, explica que los temas ambientales, pese a estar en la agenda de los gobiernos, no solían aparecer en el orden del día de los consejos y era difícil verlos traducidos en medidas concretas. Pero para esta zoóloga de formación y directiva de vocación, las cosas han cambiado. En su opinión, el punto de inflexión se alcanzó en la COP26, la cumbre internacional de cambio climático celebrada en 2021 en Glasgow. “Aquí se percibió como un problema empresarial. Fue entonces cuando muchas compañías establecieron objetivos concretos de cero emisiones netas”. De ser un tema lateral pasó a ocupar un espacio clave, también gracias a proyectos como el Grupo de Trabajo de Divulgaciones Financieras sobre el clima (TCFD, por sus siglas en inglés), que asesora sobre cómo abordar el impacto financiero del cambio climático. “Ahora creo que hay muy pocas juntas en las que este tema no esté en la agenda”, concluye.

Ayudar al planeta y mantener a salvo el crecimiento y los beneficios es el gran puzle que tratan de armar los consejos y que no siempre tiene solución. “Algunas de las inversiones que se requieren afectarán a los balances a corto plazo —algo que sucede con cualquier inversión— pero las empresas que realmente están analizando cómo pueden aprovechar esta oportunidad y liderar la transición, creo que tendrán un éxito notable”. Porque llegará un momento en que los “retoques superficiales” no bastarán: “No se trata de cambiar algunas cosas […] sino de revisar cada aspecto del modelo de negocio: diseño, productos, procesos de producción, inversiones, etcétera”.

Para Baddeley esta será la única manera de cumplir con el Acuerdo de París, firmado en la cumbre del clima de 2016 y donde se fijaban medidas para reducir las emisiones de gases nocivos hasta llegar a cero en 2050. Pero aunque el discurso ha cambiado, no se muestra optimista en los resultados: “Estamos muy lejos. Se supone que debemos haber reducido las emisiones a la mitad para 2030 para llegar a cero neto en 2050, pero en este momento siguen subiendo”.

En las charlas y debates que imparte Chapter Zero también trata de identificar las dificultades que encuentran los directivos para aterrizar en medidas concretas las grandes evidencias climáticas. Y aquí, explica, hay que mirar hacia la política porque a la hora de trazar el camino que conduce a las cero emisiones no solo las grandes compañías navegan en un mar incierto. “Pocos países tienen una hoja de ruta completa hacia las cero emisiones”, explica. Algo que, según su experiencia, hace más difícil que las empresas puedan diseñar planes a corto y medio plazo. “Por ejemplo, hay empresas que han invertido en vehículos eléctricos para el reparto de mercancías y luego han visto que las políticas para crear infraestructuras de carga se modificaban en plena transición. Esto es realmente difícil de manejar”, sostiene.

Sin ‘greenwashing’

Para la presidenta de Chapter Zero es importante distinguir entre empresas que practican greenwashing —que abusan del marketing ecológico o se presentan como sostenibles cuando realmente su actividad no beneficia en absoluto al medio ambiente—, de aquellas que simplemente se ponen objetivos ambiciosos que luego no logran llevar a cabo. “Realizamos muchas sesiones con directivos sobre cómo evitar prácticas de greenwashing, pero es importante que las empresas se pongan objetivos ambiciosos, aunque luego no los consigan al 100%”, apunta. “Ahí es cuando deben ser honestas, decir que no lo han logrado y establecer un nuevo conjunto de objetivos”.

Baddeley, que habla el lenguaje de los consejos de administración, responde a las carencias que detecta con proyectos: “Hay cosas que serán muy difíciles de lograr, como eliminar los combustibles de la aviación a gran escala, pero también hay en marcha proyectos de investigación increíbles para sustituirlos”. Eso sí, remarca que apenas quedan 2.000 días para 2030 y hay mucho por hacer: “Incluso en Europa, que es un verdadero líder en términos de política verde y divulgación, estamos muy atrasados”. Para terminar hace balance de su propia iniciativa: “Somos un equipo pequeño pero muy enérgico y ya obtenemos informes sobre cómo las propuestas de nuestros miembros han ayudado a algunas empresas”, concluye. Desde el pasado mayo, consejeros y directivos de España se suman a los más de 100.000 miembros de 70 nacionalidades que forman Chapter Zero.

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