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Las promesas incumplidas lastran a Pharmamar

La compañía, que obtiene medicamentos a partir de compuestos marinos, pierde interés para los inversores. Ahora busca convertir un antitumoral de pulmón en su próxima gran fuente de ingresos

Pharmamar
Técnicos de laboratorio trabajan en la empresa PharmaMar.EFE
María Fernández

Pharmamar arrastra, con bastante razón, una leyenda de compañía indomable. La historia de la empresa de orígenes gallegos que produce medicamentos a partir de compuestos marinos ha estado llena de altibajos, de subidas espectaculares en Bolsa seguidas de depresiones del valor por tal o cual revés en los ensayos clínicos. Tocó el cielo durante la pandemia, cuando llegó a valer 1.800 millones de euros impulsada por la ola de coronavirus. Uno de sus compuestos prometía convertirse en el antiviral más potente conocido. Pero como le ocurre al océano, la marea le cambió el paso y por distintas circunstancias fue expulsada del paraíso de la Bolsa, el Ibex 35, en 2022, apenas dos años después de su ingreso. El antiviral, —plitidepsina, un fármaco sintético basado en una sustancia producida por animales invertebrados (ascidias) del mar Mediterráneo— se disolvió como la espuma pese a que su eficacia parecía probada por estudios científicos. “No tuvimos pacientes suficientes en ensayos clínicos”, se lamenta Luis Mora, su director general.

Ahora Pharmamar vale para el mercado unos 770 millones, ha perdido un 36% de su valor en el último año y está en uno de esos momentos plomizos: su primer gran éxito, el Yondelis, que empezó a comercializarse en España en 2007 y que es eficaz contra el sarcoma de tejidos blandos y el cáncer de ovario, es un anciano que termina un ciclo: su declive está asegurado con la entrada de los genéricos. Otra de sus moléculas, esta contra mieloma múltiple, Aplidin, que esperaba ser la nueva esperanza de la compañía, encalló en la Agencia Europea del Medicamento (EMA) y en el laberinto judicial europeo. La EMA rechazó su aprobación, la compañía apeló en los tribunales y el Tribunal de Justicia de la UE, después de darles la razón, ha devuelto el caso a la Corte General para que vuelva a ser examinado. El compuesto sí se autorizó en Australia.

En los últimos resultados presentados en la CNMV confirmaron la caída de ingresos: en los primeros nueve meses del año pasado facturó un 19% menos (117 millones) y los beneficios cayeron un 82% (ocho millones). Al menos el ruido generado por los problemas en otra farmacéutica, Grifols, parece no haberle salpicado como parte del sector farmacéutico. “Hemos estado recientemente en las conferencias organizadas en San Francisco por JP Morgan, con 40 o 50 reuniones, y nadie nos ha preguntado por eso”. Tampoco les rozan, por ahora, los microplásticos y pellets que ensucian los mares. “Nuestros compuestos son invertebrados marinos y bacterias recogidas hasta a 100 metros de profundidad, en mares de Indonesia, en el Índico... La probabilidad [de contaminación por plásticos] es baja”.

Acuerdo comercial

Después de trabajar 24 años en una compañía biofarmacéutica que compite con muchos menos recursos que las grandes, Mora está acostumbrado a ver el futuro luminoso. “Nos encontramos en un momento muy interesante: en diciembre de 2019 anunciamos un acuerdo de más de 1.000 millones con Jazz Pharmaceuticals para Zepzelca. Estamos cobrando importantes royalties y la comercialización del producto en Estados Unidos va muy bien”.

Zepzelca es el nombre comercial de la lurbinectedina, el fármaco desarrollado por el laboratorio español para el tratamiento del cáncer de pulmón de célula pequeña que ha llegado al mercado como segunda línea de tratamiento. “En Estados Unidos están estudiándolo en combinación con inmunoterapia para primera línea. Si sale bien, dará lugar a un dossier de registro para Europa y Estados Unidos”. La diferencia, traducida a ventas, de tener un medicamento en primera línea de tratamiento frente a una segunda (cuando no funcionan los primeros fármacos) es radical, de ahí su optimismo: “La compañía, dentro de nuestro plan de negocio a cinco años, puede pegar un salto muy importante. Si pensamos en un arco temporal de dos años podremos ver Zepzelca aprobado en una indicación mucho mayor de lo que fue Yondelis. Y ahora tenemos recursos, tenemos ensayos y tenemos una plantilla de 450 profesionales”.

Zepzelca, con el visto bueno de 16 países —en Europa solo ha sido autorizado por Suiza y en el resto del continente solo se permite su uso compasivo o en ensayos clínicos—, también aguarda la decisión de China para este año. En el país asiático el cáncer de pulmón es el más común de todos y la incidencia, en el caso del tumor específico que trata Zepzelca, es de unos 200.000 casos anuales, explica Mora, frente a los 30.000 que, por ejemplo, se diagnostican en Estados Unidos. Sin embargo, en ese país el precio de salida será considerablemente más bajo. “En cinco años esperamos verlo aprobado también para leiomiosarcoma metastásico”.

En el banquillo, calentando, Pharmamar tiene tres medicamentos en desarrollo. Ecubectedin, todavía en fase 2 (preliminar), y otros dos antitumorales bautizados con un código (P534 y PM54). “Con Ecubectedin en Estados Unidos vamos a empezar ensayos para unos subtipos de cáncer de próstata. Con los otros dos ahora viene la hora de la verdad, el estudio en humanos”.

Conforme vayan avanzando en fases clínicas, su inversión en investigación irá subiendo. Siguen revalidando, año a año, su posición como el grupo español que más invierte en investigación y desarrollo (I+D) en proporción a sus ventas, según el informe 2023 EU Industrial R&D Investment Scoreboard presentado por la Comisión Europea. “Las fases 3 son más caras que las anteriores, son internacionales, son ensayos caros”. Por otra parte, Sylentis, la filial del grupo, también podría darles una buena sorpresa con sus medicamentos contra la enfermedad del ojo seco. Pero mientas, tendrán que seguir remando. “Estamos focalizados en que los ingresos se van a incrementar notablemente a partir de 2026. Ese es nuestro objetivo más importante. Durante 2024 y 2025, aparte de los royalties que ya recibimos, buscamos opciones para incrementarlos. Estamos en proceso de incorporar alguna molécula que esté muy cerca o en el mercado”. La marea, cree, volverá a subir en un futuro no tan lejano. “En 2028 la compañía va a ser otra en cuanto a dimensión”. Que el océano no se lleve sus palabras.

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Sobre la firma

María Fernández
Redactora del diario EL PAÍS desde 2008. Ha trabajado en la delegación de Galicia, en Nacional y actualmente en la sección de Economía, dentro del suplemento NEGOCIOS. Ha sido durante cinco años profesora de narrativas digitales del Máster que imparte el periódico en colaboración con la UAM y tiene formación de posgrado en economía.

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