Cómo una empresa familiar de Burgos con 75 años de historia sobrevive al armagedón galletero
Florbú, líder en la producción de barquillos, ha retrasado el estreno de su nueva planta por la crisis de las materias primas
La crisis de las materias primas por la invasión rusa de Ucrania ha dejado tocados a muchos sectores, pero, sin duda, el de fabricación de galletas se encuentra entre los más castigados. Todos los componentes de este producto veían dispararse los precios: la harina, que representa el 65% de la galleta, el aceite de girasol (15%) y el azúcar, que doblaba su precio y también supone el 15% de este dulce.
Ángel Juan Pérez García, presidente y director general de La Flor Burgalesa (Florbú), se refiere a 2022 como el año del armagedón, tanto por la carestía de las materias primas como por tratarse de una industria intensiva en energía, que también disparaba sus precios por la crisis del gas natural. “Para colmo de males, vivimos una huelga de transporte y una subida muy fuerte de los fletes marítimos que dificultaban la exportación de un producto barato, en el que resultaba más caro el transporte que la mercancía en sí”, explica. Y sentencia: “Ha sido el año más complicado de los 75 de existencia que cumplimos este 2023″.
Pero los efectos no se limitaron a reducir los beneficios del año ante la imposibilidad de trasladar los costes de las materias primas y la energía al precio final de las galletas, sino que además “frenaron la inversión más importante de nuestra historia por un importe de 22 millones de euros”, explica el directivo, perteneciente a la tercera generación de la familia de galleteros burgaleses. Cuenta que ya estaba cerrada la financiación con los bancos con tipos por debajo del 1%, en una gran oportunidad perdida al moverse ahora entre el 4% y el 5% de interés. Se trataba de construir una tercera planta de fabricación de 9.000 metros cuadrados que complementaría los 13.000 metros cuadrados actuales en el polígono de Villalonquéjar, a las afueras de Burgos.
Por primera vez, Florbú estaba dispuesta a endeudarse. “Hasta ahora no hemos tenido deuda porque los beneficios se han reinvertido para crecer. Los dueños son mis cinco tíos, los hijos del fundador, Afrodisio Pérez, que junto con su mujer, Consuelo, montó en 1948 un obrador con su tienda en el centro de Burgos en el que se fabricaban pan y dulces”, dice el presidente. Y añade: “Los socios, tradicionalmente, hemos reinvertido los beneficios, por lo que nuestra deuda bancaria ha sido prácticamente cero. En 2021 teníamos un excedente de liquidez de un millón de euros y en 2022 nuestra deuda llegaba a los 950.000 euros. Son, desde mi punto de vista, datos que muestran que la empresa está bien gestionada y no tiene riesgo”.
Pero esta importante inversión tendrá que esperar. El ambicioso plan de Florbú le permitiría dar un fuerte empujón a los 65.000 kilogramos diarios que actualmente produce en sus dos plantas y que, traducido en número de galletas, ronda los 6,5 millones. Así, las inversiones previstas para 2023 alcanzarán 4,5 millones de euros, de los que tres millones irán destinados a sacar una nueva línea de productos bañados en chocolate, con más valor añadido, que ha comenzado este mes de septiembre, coincidiendo con los actos conmemorativos de sus 15 lustros de existencia. Los otros 1,5 millones se dedicarán a mejorar y actualizar las instalaciones.
El año 2023 está superando los planes previstos, aunque Ángel Juan Pérez García prefiere mantenerse cauteloso. “Este es un año de tranquilidad, frente a los continuos sustos de 2022, con los precios de las materias primas estables y también de la energía. Tenemos una previsión de facturación de 32 millones de euros, lo que supone un crecimiento del 15%, y en lo que va de año lo estamos superando”, explica. La facturación en 2022 alcanzó los 29,36 millones de euros y lograron aumentar su plantilla en 10 trabajadores hasta la cifra de 120 empleados. También indica la mejora de los márgenes en el negocio en el presente ejercicio, aunque se sigue quejando de que el precio del azúcar continúa disparado. “Nuestro ebitda [beneficio bruto de explotación] cayó a la mitad el pasado año. Así, el margen sobre ebitda en 2021 alcanzó el 16% sobre una facturación de 25 millones de euros, y en 2022 bajó al 8% de los 29,3 millones vendidos”, explica el director.
Marca blanca
Desde Florbú apuntan a la producción de productos sin azúcar e integrales como uno de los ejes del crecimiento de la compañía. “En 1993 empezamos la producción de muchas de nuestras galletas con fructosa y nos hemos beneficiado del bum de las galletas sin azúcar que comenzó en el año 2000″, señala. También se ha producido una apuesta por un cambio de imagen y de presentación de sus productos en nuevos formatos, y nuevas vías de comercialización. “Aunque seguimos manteniendo nuestros distribuidores locales, la desaparición de muchas tiendas nos ha llevado a operar en la gran distribución, directamente y a través de marcas blancas”. El 60% de la facturación se comercializa con la marca Florbú y el 40% restante como marca blanca para grandes cadenas de distribución como Mercadona, Carrefour, El Corte Inglés, Auchan o Eroski. “Siempre interesa vender más con tu propia marca porque tienes más margen, pero la marca blanca te da volumen y facilita no tener ociosas las máquinas: cada día te levantas con muchos gastos”, explica el director general.
También la exportación es una vía de crecimiento y de diversificación. Las cifras aún son pequeñas, pero desde Florbú explican que trabajan intensamente en este proceso. “Recientemente estuvimos en una feria alimentaria en Nueva York y queremos abrirnos a ese mercado”. En 2022, las exportaciones alcanzaron los 4,28 millones de euros, frente a los 2,96 millones de 2021. Actualmente venden en sus galletas en 37 países, con un especial interés por Oriente Próximo. “Hemos adaptado nuestros productos a esa zona. Allí funcionan muy bien los productos sin azúcar. Es una región en la que aumentan la obesidad y los diabéticos”, concluye el director general.
“No estamos en venta”
Florbú es líder en el mercado español en la producción de barquillos, y por facturación se sitúa como la sexta galletera y la tercera de carácter familiar. “Somos los más pequeños de los grandes y los más grandes de los pequeños. Tenemos gran diferencia de tamaño respecto a los gigantes (Mondélez, Gullón, Siro…) y luego duplicamos en tamaño a los que nos siguen por detrás. Los primeros fabricantes copan el 90% del mercado: se trata de un negocio de mucho volumen y mucha inversión”, explica el presidente de la compañía. Aunque reconoce el interés del capital riesgo por adquirir toda Florbú, avisa tajante: “Decidimos que no nos entrevistaríamos con más compradores: la compañía no está en venta”.
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