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Velux, el grupo danés de ventanas para techo, se encomienda a las reformas

La compañía confía en crecer gracias a los fondos europeos para la rehabilitación energética de casas

José Luis Aranda
Velux reformas
Vivienda con ventanas de la marca Velux.

Velux avanza con luces largas. La compañía de ventanas para techo ve en la rehabilitación de viviendas una oportunidad para crecer en el segmento doméstico. La firma, que ya domina ampliamente ese mercado, ha encontrado en los fondos europeos de recuperación un impulso inesperado para sus planes, aunque estos ahora mismo sufren las mismas turbulencias que el conjunto de la economía. “El nivel de incertidumbre a corto plazo es elevado”, admite el nuevo consejero delegado, Lars Petersson, quien no obstante insiste en que “el potencial para crecer es enorme”.

Petersson entró el pasado 1 de noviembre en la firma danesa, fundada por Villum Kann Rasmussen en plena Segunda Guerra Mundial. El primer mes lo pasó visitando algunos de los más de 40 países donde Velux vende sus soluciones (“no he ido a España todavía, pero por supuesto que lo haré pronto”, confiesa). La charla con el directivo, por videoconferencia, arranca con cierto tono pesimista, acorde a los recortes de crecimiento que vaticinan para las economías occidentales muchos organismos. “Hay una ralentización general, una falta de confianza del consumidor que está haciendo que se reduzcan las reformas y el volumen esté cayendo”, señala. “Y es una pena porque Europa necesita mejores viviendas, sean nuevas o las ya existentes. Me temo que se va a dar un paso atrás y creo que en EE UU veremos un desarrollo similar”, añade.

En el caso de Velux, la pérdida de brío del negocio se ha traducido en un recorte de empleos. En la misma semana en que llegó el nuevo consejero delegado, la empresa anunció que despedirá a hasta 430 trabajadores en sus fábricas de Dinamarca, Polonia, Hungría, Eslovaquia y Alemania. Petersson, quien no precisa la cifra final de salidas porque se está negociando con los sindicatos, reconoce que ese no es ni remotamente el aterrizaje soñado por cualquier ejecutivo que llega a una nueva empresa. “Por supuesto que no nos gustó [la decisión], porque se trata de personas que trabajaron duro para Velux, especialmente durante la pandemia”, asegura. Pero a continuación argumenta la necesidad de la medida: “No queremos perjudicar el largo plazo reaccionando de más a la situación actual, pero al mismo tiempo tenemos que ser precavidos con los costes, proteger nuestros medios para poder seguir invirtiendo en nuestro futuro”.

El de Velux, una filial del grupo VKR (siglas de Villum Kann Rasmussen) que ha llevado a cabo en los últimos años una potente actividad de compra de otras compañías, pasa ahora sobre todo por un “crecimiento orgánico”, señala su primer ejecutivo. Aunque no descarta ampliar el negocio mediante nuevas adquisiciones: “También tenemos la mirilla puesta sobre el crecimiento inorgánico”. VKR facturó más de 3.500 millones de euros en 2021, sus últimas cuentas presentadas, lo que supuso un 15% más que en 2020. El beneficio se elevó a 672 millones, un 35% más que un año antes, y la plantilla global sumó 19.900 empleados (4.500 más que un año antes). El grupo no detalla datos por divisiones, pero la de ventanas de techo es la más importante.

Apuesta sostenible

El sólido comportamiento económico en los últimos años ha ayudado a la expansión, pero también le ha permitido apostar por la sostenibilidad. “Es extremadamente importante brindar un buen valor en relación con la huella de carbono y los consumidores no van a aceptar otra cosa en el futuro, ni tampoco las autoridades”, indica Petersson.

Dentro de los planes para descarbonizar el negocio se enmarca el anuncio, a mediados de noviembre, de la construcción de dos plantas de energía solar en España. La firma danesa ha acordado con la multinacional BayWa Re el desarrollo de las instalaciones, en las provincias de Sevilla y Granada, y posteriormente les comprará el 80% de la energía que produzcan (167 gigavatios hora anuales en total, equivalente a lo que consumen 45.000 hogares). Esto, calcula, reducirá su huella de carbono en unas 40.000 toneladas de CO2 al año. “El foco está puesto ahora en las energías verdes por muchas razones que son correctas”, resume Petersson. “Si pudiéramos combinar este impulso de las energías renovables con el ahorro energético podríamos resolver la crisis de Europa. Dependeríamos menos de Estados poco fiables, y también dependeríamos menos de energías sucias”.

Pero a Velux no le interesa España solo por su capacidad de generar energías limpias, sino por el potencial de un mercado pequeño (25 millones de facturación en 2021, menos del 1% del total del grupo) para el tamaño del país. “Nosotros somos especialistas en ventanas de buhardillas, pero en España hay muchos tejados planos y queremos acercarnos a todos”, dice Petersson. Por eso la empresa, relata, está poniendo ahora el foco en dar valor añadido a sus soluciones: “Estamos fortaleciendo la parte de asesoría para que sea más fácil para un cliente, un arquitecto o un constructor tener una mejor idea de lo que ofrecemos”, comenta.

Y la ocasión para conseguirlo ha encontrado un refuerzo en los fondos europeos de recuperación, que en España dejarán más de 3.400 millones para rehabilitación energética de edificios. “En muchas partes de Europa hay muchas viviendas que necesitan reformas”, relata Petersson, “y existen programas como el Next Generation para ayudar a que las personas puedan hacer mejoras en sus casas”. El directivo, sin embargo, lamenta que “las variaciones entre países son muy acusadas; las tendencias y las preguntas sí son las mismas, pero las soluciones son muy diferentes”. Algo que dificulta la estrategia de las compañías: “Quizás podríamos hacer algo a nivel europeo para brindar más apoyo”, propone.

Lo que sea que llegue en los próximos tiempos, a Petersson le pillará en una posición que define como privilegiada. “Vamos a poder lanzarnos a alcanzar el potencial de Velux, yo quiero llevarla al siguiente nivel”, afirma. Aunque en el discurso se desliza un inesperado amago de nostalgia: “En algún momento llegará un colega más joven, mucho más inteligente que yo, y ya entonces será momento de pasar a otra cosa; pero poder hacer esto ahora es una bendición”, concluye.

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Sobre la firma

José Luis Aranda
Es redactor de la sección de Economía de EL PAÍS, diario donde entró a trabajar en 2008. Escribe habitualmente sobre temas de vivienda y referentes al sector inmobiliario. Es licenciado en Historia por la Universitat de València y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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