Una buena cosecha de consejeros delegados
En 2022, las empresas del Ibex promocionan a candidatos internos; buscan líderes más resistentes ante la volatilidad
Trasiego en las cúpulas empresariales. 2022 no se perfilaba como un gran año para el relevo de consejeros delegados en las principales compañías cotizadas. Ni en España ni en el resto del mundo. De hecho, el informe que realiza anualmente la firma de búsqueda de directivos Heidrick & Struggles (Route to the top) asegura que la rotación entre los primeros ejecutivos ha bajado en los últimos dos años en 21 de los 25 países analizados. Entre julio de 2021 y de 2022 hubo 140 nombramientos frente a los 145 del ejercicio anterior. España era uno de estos países, al menos hasta el primer semestre del año, cuando tuvieron lugar tres cambios en los timones de mando del Ibex 35: Juan Santamaría en ACS, Arturo Gonzalo Aizpiri en Enagás o Jochen Eickholt en Siemens Gamesa. Además de la renuncia de Cristina Ruiz como coconsejera delegada de Indra.
Pero en la recta final del año, que no se incluye en el informe, especialmente entre octubre y noviembre, las empresas han dado un vuelco a su estrategia y ha habido novedades en otras tantas compañías: Armando Martínez es el flamante consejero delegado de Iberdrola, que por primera vez reparte los papeles entre el presidente, Ignacio Sánchez Galán, y el joven ingeniero industrial como mandan las normas de buen gobierno; Almirall ha designado a Carlos Gallardo para sustituir al destituido Gianfranco Nazzi (el quinto piloto de la empresa en cinco años) y Alessandro Salem ha relevado a Paolo Vasile en Mediaset. Por su parte, Grífols ha decidido que Steven F. Mayer sea el primer presidente ejecutivo de la compañía ajeno a la familia propietaria de los laboratorios.
“Estamos viviendo la época poscovid. Con la pandemia se fueron retrasando deciciones que ahora se están acelerando por el complejo escenario geopolítico que vivimos”, explica Stefano Salvatore, director Heidrick & Struggles en España y Portugal. Y apoya Mario Lara, director de Esade Madrid, “dejar atrás la etapa de emergencia covid y el solapamiento con la crisis geopolítica exige a las compañías que vayan un paso más allá. Están afectadas por el entorno macroeconómico y eso las ha hecho reaccionar”. Las empresas cotizadas de Bélgica, Canadá, Hong Kong e Italia fueron las que registraron más movimiento en sus cúpulas empresariales que el año anterior.
Frustración
“Los cambios se están acelerando por las condiciones del entorno. Existe más incertidumbre y más frustración entre quienes toman las decisiones y a veces es más fácil cambiar a las personas que modificar otras cosas”, argumenta Guido Stein, profesor de IESE Business School. Explica que los nombramientos dan la sensación a los dirigentes de que han hecho algo para modificar la situación de las organizaciones. Aquí pueden enmarcarse los sucesivos nombramientos protagonizados por empresas como Siemens Gamesa o Almirall. “Ante el entorno actual hay que reaccionar a corto plazo, pero no se puede dirigir a corto plazo, hay que tomar en consideración también el largo plazo”, añade.
Stein considera que vivimos un momento en el que se necesitan direcciones fuertes que sepan trabajar en segunda línea y alerta de que hay que tener cuidado con los súperhombres porque son poco realistas, “tienden a creerse sus propios espejismos”, dice. Se precisan perfiles más resistentes de los que hacían falta hasta ahora. Porque lidiar con los efectos de una guerra, la escalada de la inflación o la de los tipos de interés no es para blandos.
El papel del consejero delegado se ha vuelto más complejo, asegura Heidrick & Stryggles en su informe. Hasta el punto de que este puesto se está volviendo menos atractivo incluso para los ejecutivos experimentados. Con unas estructuras accionariales cada vez más complicadas, mayores requerimientos de transparencia y la exposición de estos directivos a ser cuestionados, a estar en el ojo del huracán en las redes sociales, explica Salvatore, “los consejeros delegados se lo piensan cada día más a la hora de acceder al cargo porque ya no solo están sometidos a la presión habitual de la cuenta de resultados”, analiza. El directivo aprecia una tendencia creciente por la cual estos perfiles se decantan en lugar de por firmas cotizadas de los selectivos bursátiles por proyectos en compañías privadas, familiares o participadas por private equity.
Porque la fatiga laboral que experimentan las plantillas tras la pandemia también está presente en las cúpulas empresariales. “Los consejeros delegados están batallando en las trincheras, lidiando con un problema tras otro y una transformación tras otra. Y eso genera estrés. Tienen más presión que nunca”, dice el director del cazatalentos. “Estos tres últimos años han sido tremendamente complejos para los consejeros delegados, unos años de exigencia altísima en sus roles, de máxima agilidad para adaptarse a los cambios, que está propiciando que la permanencia media del primer ejecutivo en el cargo se reduzca”, sostiene Mario Lara.
Las organizaciones se van amoldando a las circunstancias. Y en esta adaptación han optado en mayor medida por promover a candidatos internos al puesto de consejero delegado en lugar de contratarlos en otras empresas como ocurrió durante lo más duro de la pandemia, cuando la prioridad era encontrar guerreros para afrontar la emergencia. El 64% de los timoneles designados en el último año en el mundo son internos, frente al 61% del ejercicio anterior. “En tiempos de incertidumbre y volatilidad se vuelcan en los líderes que conocen bien la compañía”, dice el estudio. Cerca de 7 de cada 10 ejercen el cargo por primera vez (en 2021 fueron el 48%), el porcentaje más alto de los últimos tres años. Tanto Iberdola como ACS, Siemens Gamesa o Almirall han optado por promocionar a personal de la casa. “Son personas que tienen conocimiento de la empresa y de sus accionistas, además de una memoria histórica muy valorada”, razona Salvatore. Y, además, lanzan un mensaje motivador dentro de la empresa, añade Stein. El profesor de IESE es tajante: “Los mayores problemas actuales de las empresas proceden de los head quarted, de la dirección, a la que le faltan dosis de realismo”.
La decisión de cambiar al primer ejecutivo tiene consecuencias. Suelen ser negativas en la cotización bursátil de la compañía cuando el elegido es fichado en otra empresa, indica Lara, que recomienda tener planificado el proceso de sucesión para mitigar este riesgo y para responder a las exigencias de los inversores institucionales en este sentido.
Cuánto dura un timonel en el puesto
Route to the top analiza en su edición de 2022 las que considera las cinco rampas de llegada al puesto de consejero delegado. Lo habitual es entrar directamente con el nombramiento como primer espada (34%), ascender cuando se reporta directamente al primer ejecutivo (26%), o cuando se cuenta con una larga trayectoria en la empresa (el 18% han estado el 90% de su carrera en esa compañía), o cuando se ejercen posiciones de vicepresidente, director de área o jefe de función (16%). La última vía, y la menos frecuente, con un 4% de los casos en las empresas cotizadas mundiales, es acceder al puesto de consejero delegado como fundador de la firma. Heidrick & Struggles ha estudiado cuánto duran en el cargo en función de su posición previa a la designación para concluir que los consejeros delegados con un mandato más duradero, de siete años de media, corresponde a quienes llegaron dos cargos por debajo, a excepción de los fundadores, claro, que permanecen 19 años en promedio. Y los primeros ejecutivos que han pasado toda su carrera en la compañía son los que menos duran en el puesto: cinco años.
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