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Operación triunfo para directivos: así son las pruebas para entrar en el club de jefes más selecto del mundo

Vistage, la asociación de consejeros delegados con más miembros del planeta, evaluó nuevos candidatos en Madrid

Vistage
Dos de los problemas de los jefes son no separar su vida personal y profesional y centrarse solo en su sector.FangXiaNuo (Getty Images/iStockphoto)
Carmen Sánchez-Silva

Es martes. Son las 9.30. Vistage, la asociación de consejeros delegados más grande del mundo, con 27.000 socios en 27 países, se dispone a seleccionar miembros. La cita transcurre en la Torre de Cristal, el rascacielos diseñado por César Pelli en el norte de Madrid. Los responsables de la organización, con el brasileño Miguel Pardo al frente, conducirán una reunión de cuatro horas tras la cual decidirán si sus invitados, altos ejecutivos y fundadores de start-ups, reúnen las condiciones necesarias para pertenecer a este selecto club cuyo objetivo es multiplicar el crecimiento de las compañías y hacerlo de manera que los directivos puedan contar con más tiempo para ellos mismos.

Cuatro candidatos se reúnen en torno a un café. Comienza la acción. Bajo el principio de confidencialidad, los miembros de Vistage explican las reglas del juego. Cada participante ha de presentarse y anunciar el reto que le ha llevado hasta allí. Los desafíos son variados: uno quiere “evangelizar” a más clientes, otro que su empresa gane escalabilidad, el siguiente buscar un nuevo proyecto fuera de la compañía en que trabaja y el último definir su trayectoria profesional. Dos son directivos veteranos y dos jóvenes al frente de starts-up. Han de valorar del 1 al 10 su situación profesional y personal. Resultado: entre 5 y 8.

José Alonso-Iñarra, de Vistage, presenta la asociación. Fue fundada en 1957 en San Diego (California) con dos objetivos. Cuando se está en la cúspide empresarial, el consejero delegado está solo y su mirada se centra en su sector. Trabaja y trabaja sin separar su vida personal de la profesional y eso crea un desequilibrio enorme, explica. Los dos handicaps que pretende solucionar el club. “El objetivo es ayudar a crecer tanto a la persona como al profesional”, indica, “trabajamos sobre la base estratégica, no sobre la ejecución o la gestión. Ayudamos a los ejecutivos a salir de la caja”, dice este directivo curtido en multinacionales como Kellogg, Heinz o L’Oréal.

Miguel Pardo toma la palabra. Pregunta sobre las habilidades que debe reunir un líder para después analizar una a una las siete que han definido los socios de Vistage para 2022: inspirar una visión común, liderar y dejar que otros gestionen, conocer tus números, tener y mantener a las mejores personas, conseguir y mantener la fidelidad del cliente, identificar nuevas tendencias, riesgos y oportunidades y tenerse en cuenta uno mismo. Y pide a cada aspirante que se valore en cada una de ellas y establezca en el mismo mapa a qué puntuación aspira a llegar a corto plazo. Pardo sabe que la soledad del directivo le invita a no delegar, a no ponerse en los zapatos del otro y a descuidar la vida personal entre tantas horas de trabajo. Él lo ha sufrido.

Hay un breve receso antes de abordar la última prueba: el reto ejecutivo. Jacobo, nombre figurado, es el conejillo de Indias. Fundador y líder de una joven empresa tecnológica tiene un problema con el funcionamiento del consejo de administración que le resta energía para dedicarse al día a día de la start-up. Plantea su desafío y durante más de una hora y media, se somete a las múltiples preguntas del grupo y va explicando la situación que, por motivos de confidencialidad, no se puede exponer en estas líneas. Una vez conocido y debatido el asunto para que el auditorio pueda hacer un diagnóstico antes de avanzar posibles soluciones, se pide a los participantes que reformulen el reto con sus propias palabras. Jacobo podrá cambiar su pregunta siguiendo estas sugerencias, como así hace. Entonces los directivos lanzan sus posibles soluciones. Jacobo elige una de ellas y se compromete a implementarla.

Vistage le ha citado como posible miembro de la asociación después de esta intensa sesión que no deja de ser una muestra de cómo trabaja. La puesta en común es vital. Aleja la soledad del líder. Y el autoconocimiento es la clave para buscar el equilibrio personal y profesional.

Adiós a la soledad

Agustín Rodríguez, consejero delegado y accionista mayoritario de pfs, ha planteado distintos retos ejecutivos en el grupo con que trabaja desde que en septiembre de 2019 entró a formar parte de Vistage. “Buscaba un foro de empresarios [no de consultores, profesores o coach] donde compartir preocupaciones y que me ayudara a separarme del día a día y tener una visión más amplia con la que poder anticiparme en mis decisiones”, cuenta. Para superar el problema de la soledad del directivo, dice, “en un entorno donde a los demás les pasa lo mismo que a ti y sus opiniones no están condicionadas porque les pagas”.

En su caso halló remedios para dar entrada a un fondo de inversión en el capital de pfs, dedicada a ofrecer soluciones propias de software y analítica para la gestión del cobro del crédito, atando todos los contratos al máximo o para limitar los retrasos en el pago de las grandes empresas. Sirviéndose de la experiencia de sus compañeros empresarios y altos ejecutivos de multinacionales, que le sugirieron que solicitase a los nuevos clientes un pago por adelantado de sus servicios, Rodríguez ha reducido un tercio los atrasos en los pagos, de 80 a 60 días, señala.

El consejero delegado de pfs es un firme convencido de la influencia de este club de asesoramiento en la marcha de su compañía, que ha pasado de facturar 9 millones de euros y de contar con 170 empleados en 2018, cuando se hizo con su control, a los 45 millones y 400 trabajadores actuales. “No se lo puedo achacar todo a Vistage, pero ha sido un gran facilitador que me ha permitido alzar la mirada y afrontar un plan de internacionalización, la compra de empresas o reforzar el equipo directivo para multiplicar por cinco el negocio”, sostiene. Y no solo eso. Rodríguez tiene planificada su agenda de 2023 y ha bloqueado días para dedicar a la familia, viajar con su mujer... y ocuparse de su salud. “Cada año destino menos horas al trabajo, pero son de mayor calidad”, zanja.

Cómo funciona

La asociación Vistage de asesoramiento ejecutivo para consejeros delegados, propietarios de empresas y emprendedores está presente en Madrid, Barcelona, Bilbao y Valencia. Cuenta con un centenar de socios. Pero su objetivo es alcanzar el millar en 2030, explica Miguel Pardo, su presidente. Los miembros trabajan en grupos de entre 12 y 16 con primeros espadas de medianas y pequeñas empresas, que se reúnen durante una jornada completa al mes y más de una hora con su chair o mentor. Así exponen sus problemas y tratan de resolverlos. Además, Vistage invita a conferenciantes de prestigio y tiene una amplia red de networking. Los socios pagan una cuota de entrada de 1.320 euros y otra mensual de 1.085. “Los directivos sufren miopía y cuando entran en Vistage amplían notablemente su punto de vista. Escuchando a los colegas descubren nuevas formas de hacer y pueden aplicarlas a su compañía”, aprecia Juan Carlos Santé, chair de la asociación. Eso sí, han de firmar un contrato de confidencialidad que si incumplen acarrea una multa de un millón de euros.

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Sobre la firma

Carmen Sánchez-Silva
Es redactora del suplemento Negocios. Está especializada en Economía (empleo, gestión, educación, turismo, igualdad de género). Ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS. Previamente trabajó en La Gaceta de los Negocios, Cinco Días, Ranking, Mercado e Ideas y Negocios. Es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense.

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