Un ajuste demasiado rápido
Los bancos centrales tendrán que estar atentos para solventar eventuales problemas de liquidez
En el último año hemos asistido a un comportamiento negativo tanto del mercado de renta fija como variable. La determinación de las autoridades monetarias para reducir las altas tasas de inflación, incluso a costa de sacrificar crecimiento, es el factor principal tras esta tendencia. El tono agresivo de los bancos centrales mantiene en jaque a los mercados, que reaccionan a la mínima a cualquier evento que impulse la inflación y propicie acciones drásticas de la política monetaria. Es crucial que, en un entorno como el actual, las políticas de estímulo fiscal se coordinen con los objetivos de política monetaria para evitar así reacciones excesivas de los mercados.
Además, las subidas tan rápidas de los tipos de interés incrementan el riesgo de asistir a movimientos bruscos en el precio de los activos, dejando poco tiempo para que los inversores ajusten sus carteras, que en el caso de los intermediarios financieros no bancarios se encuentran con bajos colchones de liquidez. Es así porque en los últimos años el entorno de tipos de interés ultrabajos los ha llevado a buscar rentabilidades alternativas en productos con más riesgo y menor liquidez.
Este problema se hizo más evidente hace unos días en el Reino Unido, cuando el Banco de Inglaterra tuvo que dotar de liquidez a los fondos que usan estrategias de inversión basadas en el pasivo, liability driven investment (LDI). Es el caso de muchos fondos de pensiones de prestación definida, en los que el gestor del fondo supedita la gestión del activo a conseguir las rentabilidades comprometidas con los pensionistas.
En realidad, no hay nada malo en esta práctica. Este tipo de fondos invierte principalmente en deuda. Sin embargo, también utilizan productos derivados para cuadrar los ingresos de sus inversiones con los pagos. De manera simplificada, el fondo de pensión entregaría parte de sus bonos a otra entidad gestora a cambio de recibir unos ingresos en unas fechas determinadas. Si el precio de los bonos que ha entregado como contraparte baja de forma brusca, la gestora pide al fondo que le entregue más bonos o dinero para mantener el compromiso acordado. Pero si los fondos no cuentan con suficientes productos líquidos para hacer frente a los compromisos, se produce una crisis de liquidez.
Esta vez, el Banco de Inglaterra ha conseguido neutralizar el riesgo implementando una línea temporal de liquidez. Pero el problema de fondo radica en la velocidad del ajuste de la política monetaria, y los bajos colchones de liquidez de los intermediarios no bancarios. Hasta que se complete la normalización de la política monetaria, los mercados no están exentos de episodios de esta índole, por lo que los bancos centrales tendrán que estar atentos para solventar eventuales problemas de liquidez.
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