La aventura de vender sol a los ‘marines’ y a los chinos

Ibox Energy es una empresa constituida hace tres años que se dedica al negocio fotovoltaico. Desarrolla y pone en operación parques en España y otros países de la Unión Europea. Hasta aquí, nada fuera de lo habitual. La Unión Española Fotovoltaica (UNEF), la asociación en la que se integra la compañía, tiene 750 empresas que viven de lo mismo. Pero Ibox Energy es un caso interesante porque su historia condensa la marcha del sector de la energía fotovoltaica hasta el bum actual; el papel de los fondos de inversión; el vertiginoso cierre de operaciones de compraventa; los codazos de los grandes grupos energéticos por hacerse un hueco en el negocio y hasta las tensiones desatadas por la entrada de grandes corporaciones como China Three Gorges (CTG) en el negocio renovable europeo.

Lamberto Camacho (Tijuana, México, 1978), consejero de Ibox Energy, es uno de los pilares de la compañía. Vendió energía solar al Ejército estadounidense en Irak y Afganistán y ha vivido en primera persona, desde prácticamente el inicio, los pasos que llevaron a constituir Ibox Energy. La empresa está participada en la actualidad por dos socios principales: Ibexia Development, plataforma del grupo Nexwell (60%), y Cox Energy América (40%) —del empresario alicantino Enrique Riquelme—. Ibexia Development se constituyó, a su vez, a partir de Sonnedix, sociedad controlada por JP Morgan, que vendió sus activos renovables y algunos de cuyos directivos apostaron por la aventura.

El proceso de creación de Ibox se ajusta al modelo de compras y ventas aceleradas, asociaciones, cambios de directivos y decisiones rápidas para no perder comba en un sector que ha vivido momentos de especulación y momentos de asfixia desde 2008 y hasta el despegue de los últimos cinco años. El futuro, apunta Camacho, es favorable “siempre que se apueste por la innovación social, además de por la innovación tecnológica”. La tecnológica es un hecho. La fotovoltaica es la forma de generación que más ha logrado reducir sus costes en la última década: un 88%, según el informe Renewable Power Generation Costs 2021 de la Agencia Internacional de las Energías Renovables.

Camacho busca algo más. El mexicano es un emprendedor con formación humanista (estudió Ciencias Políticas) que se las sabe todas. Empezó vendiendo energía solar generada en equipos SunEdison al Ejército estadounidense en Irak y Afganistán, continuó con proyectos solares en Namibia y Angola, fichó por Sonnedix (JP Morgan); trabajó en México, Estados Unidos y Chile y finalmente recaló en Ibox y en España.

En el zurrón de los logros Camacho cuenta en tres años con proyectos en España por un total de 1,8 GW. Están en diferentes fases de desarrollo en Extremadura, Andalucía, Aragón, Cataluña, Castilla y León, y Castilla-La Mancha. Cuenta también contratos de suministro con Audax (660 MW) y Nexus. En su día, esos contratos figuraron entre los más grandes del mundo. Cuenta también con una operación de calado: la venta al gigante asiático China Three Gorges (CTG) de una cartera de 619 megavatios (MW) de activos fotovoltaicos, distribuidos en 27 plantas en el sur de España.

La venta de decenas de plantas solares a CTG España refuerza la posición de la gigantesca compañía china en la península Ibérica. CTG controla un 19% de la eléctrica portuguesa EDP y desde 2020, incluso antes de sacar la cartera —2.700 millones— para entrar en EDP, se ha movido con destreza en el mercado renovable ibérico. Pero nunca antes había comprado tantos MW de una sola vez como a Ibox-Nexwell. Un tanto espectacular.

Compradores y vendedores saben en qué liga juegan. España es el segundo país europeo, tras Alemania, que más viento y sol utiliza para generar electricidad, según el informe Energías renovables 2021 de REE (Redeia desde junio). La energía solar —fotovoltaica y termosolar— supuso el 10,2% de la electricidad generada. Y el partido sigue. La potencia fotovoltaica instalada alcanzó los 15 GW en 2021 —con un crecimiento del 29% respecto a 2020—, pero el objetivo del Plan Nacional Integrado de Energía Clima (PNIEC) llega a los 39 GW, un 260% más. “El PNIEC es una buena hoja de ruta”, dice Camacho. El camino, asegura, pasa por “romper el cuento de que cuando acaba la construcción de la planta (solar) se acaba el empleo generado”. Ahí se puede innovar, sostiene el directivo. La compañía, explica Camacho, trabaja en acuerdos con los municipios donde tiene sus proyectos para la creación de comunidades energéticas que contribuyan a reducir la factura de la luz.

Proyecto en Sevilla

No son sólo planes de papel. Ibox Energy ha constituido la Comunidad Energética La Gran Vega en la comarca sevillana del mismo nombre: se ha constituido con cuatro municipios —La Rinconada, Villanueva del Río y Minas, Los Rosales y Tocina— y el apoyo del Instituto para la Diversificación y el Ahorro de la Energía (IDAE), que ha dotado el proyecto con 680.000 euros. La comunidad proporcionará instalaciones de autoconsumo en 10 edificios públicos de La Rinconada, que a su vez distribuirán la electricidad generada en los cuatro municipios. Según la empresa, en los próximos meses, la comunidad beneficiará a los 13 municipios de la comarca.

El propósito es “dejar algo más que la planta” allí donde haya trabajado la compañía. Por ejemplo, convenios con localidades donde se planean futuras plantas para desarrollar pequeños negocios capaces de crear empleos estables. ¿Algo más? “Sí”, asegura Camacho, convencido de que el apoyo social y local de los proyectos es la garantía del éxito del negocio. Ibox Energy apuesta por la formación de trabajadores —escasos en el sector— como otro medio para “calar” en la sociedad y para ello ha firmado un convenio con Cruz Roja para capacitar y formar personas pertenecientes a colectivos vulnerables. ¿Se puede ganar dinero así? Lamberto Camacho asegura que sí. ¿Cuánto en el caso de Ibox Energy? Camacho sonríe. Pero no da cifras.

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