Primas más altas para asegurar un mundo enloquecido
El incremento de los riesgos climáticos y geopolíticos encarece las pólizas en múltiples sectores
Al igual que los días de San Juan, en el planeta prenden infinidad de hogueras. Cada una emite un calor propio, pero juntas son devastadoras. No es solo la guerra en Ucrania. Es la inflación, la ruptura de la cadena de suministros, la subida de las materias primas, la desigualdad, las pandemias, la inestabilidad financiera, la emergencia climática… Y los seguros comparten todas las llamas. “Llegan tiempos complicados para este mercado”, asegura un experto bajo la condición del anonimato. Otro, en idénticas circunstancias, prevé que “se va a endurecer”. Y si el término riesgo es sinónimo de peligro, las primas subirán. Antes de que el horror invadiera Europa, la naturaleza advirtió otro. Las tormentas en Estados Unidos durante 2021 costaron al sector 60.000 millones de dólares (55.900 millones de euros al cambio actual); las inundaciones en Alemania, unos 9.000 millones, y China se dejó cerca de 2.000 millones de dólares. A la Europa de los Veintisiete, el clima extremo entre 1980 y 2020 le ha supuesto 487.000 millones de euros. Cerca de 12.000 millones al año. España paga, sostiene la Agencia Europea de Medio Ambiente, un peaje de 60.976 millones. El año pasado —recuerda Santiago Arechaga, consejero delegado en España y Portugal de Swiss Re— fue el cuarto más caro en términos de catástrofes naturales. “Sin embargo, como reaseguradora, las crisis y las catástrofes forman parte de nuestro modelo de negocio”, afirma.
La hoguera se ha transformado en un descenso al infierno de Dante. Primero arderán los seguros que trabajan pocas compañías. Imaginemos las plantas de reciclaje o de tratamiento de residuos. Además, la inflación, las dificultades de transporte y los problemas con la cadena de suministro amenazan con encarecer infinidad de productos. El precio del acero de las turbinas de los aerogeneradores ha subido un 50% antes, incluso, de la invasión de Ucrania. Es el porcentaje que calcula GCube, aseguradora especializada en energías renovables. “Ahora mismo, atravesamos la tormenta perfecta”, observa en The Guardian Fraser McLachlan, director de la firma. “Tenemos retrasos de hasta seis meses para conseguir piezas de repuesto y más tiempo si llegan de China”. Si la compañía asegura una fábrica y los precios de los componentes y materiales que la aseguradora debe reemplazar en caso de siniestro suben, también lo hará la prima. La transición verde será más cara y resulta una realidad tan inmutable como las leyes de la termodinámica. Si hacemos un paquete con los precios de la tecnología, los metales preciosos y minerales, los productos forestales, la energía y la agricultura, han subido un 86% desde finales de 2019 hasta marzo de 2022.
Barcos petroleros
Un sol sudoroso y fatigado calienta el mar Negro. Desde que empezó la invasión rusa, algunos barcos petroleros tienen que pagar 300.000 dólares (unos 279.000 euros) —según el gigante reasegurador Lloyd’s— por operar en sus aguas. Es igual que si de repente hubiéramos despertado en un mundo que nada tiene que ver con el que dejamos la noche anterior. “Pese a la mejora de los modelos de análisis, los riesgos resultan más difíciles de pronosticar. Y esto significa que subirán las tarifas para las personas y las empresas”, anticipa Ellen Carney, analista principal de la consultora estadounidense Forrester Research. Un borroso planeta visto desde un tiovivo que nunca cesa de girar. “En los grandes riesgos se limitarán las coberturas”, avanza Amalio Berbel, socio responsable de seguros de KPMG España. En su caso, el tiovivo se para en la semántica. “Para los particulares y las empresas no suben los seguros, sino que tienen una prima más alta porque el capital asegurado [fruto de la inflación] es mayor”.
La exposición al riesgo de las aseguradoras y reaseguradoras europeas en Rusia —acorde con S&P Global Ratings— es inferior al 1%. Pero la volatilidad de los mercados sí puede afectarlas porque son grandes jugadores en esa partida. Solo las aseguradoras del Viejo Continente tienen 11 billones de euros invertidos en los mercados de capitales abocados a la incertidumbre de la guerra. “Los seguros suben en áreas en las cuales se han visto siniestros y donde las aseguradoras esperan mayores riesgos”, resume Volker Kudszus, analista jefe de Seguros de S&P Global Ratings. Transporte, aviación. Todo dependerá de lo imprevisible. Si geopolíticamente la Tierra se fractura entre China-Rusia frente a las democracias occidentales, el comercio será más caro y el negocio cambiará. “Las aseguradoras necesitarán un análisis sólido en política internacional para evaluar el riesgo, algo que en el pasado resultaba insignificante”, subraya Francesco Sisci, sinólogo italiano experto en China. El problema es que “no están preparadas” en absoluto para esta introspección.
Aunque el sector lleva, por ahora, el andar apresurado de un hombre alto. El 69% de las aseguradoras analizadas por S&P en la región de EMEA tiene una “excepcional situación de liquidez”. La necesitarán. Solo el año pasado los desastres naturales descargaron unas pérdidas aseguradas —según Swiss Re— de 119.000 millones de dólares (unos 111.000 millones de euros al cambio actual). Por aquel entonces, además de una guerra en Europa, nadie imaginó una inflación inaudita en décadas. “Tiene el potencial para ser una verdadera preocupación en la industria y sin duda tendrá su repercusión en los precios de los seguros”, advierte José Nuñez, consejero delegado en España y Portugal de Lloyd’s Europa. Los expertos de S&P estiman una inflación media mundial este ejercicio del 6%, pero ese porcentaje se quedará corto en muchas naciones en vías de desarrollo. La teoría económica puede aliviar la tensión. “El aumento de los tipos de interés, según los modelos matemáticos que guían a los seguros, podría ayudar a contener su precio”, relata Gregorio Izquierdo, director general del Instituto de Estudios Económicos (IEE).
Y al fondo, el hombre que baja al infierno de Dante, que monta en un tiovivo sin frenos y soporta un sol sudoroso y fatigado. Las guerras no están aseguradas. En España, el Consorcio de Compensación de Seguros cubre actos de terrorismo. Pero no todas las naciones son iguales. Menos del 50% de las inundaciones en Alemania estaban cubiertas. Cada ramo será un relato. Donde haya mucha competencia (automóvil o sanidad) será más complicado subir los precios. Y quizá, por ejemplo, el cliente permita ceder sus datos a cambio de rebajas por buena conducción. La tormenta viene a nuestro encuentro. Nadie sabe si descargará lluvias tropicales o el huracán Sandy. Pero agárrense.
El coste del fuego
Riesgo y fragilidad. Las dos orillas del puente que el ser humano lleva atravesando desde que estalló la pandemia. La fragilidad se nota, sobre todo, en el sur de Europa. España, Portugal, Italia y Grecia, comenta Omar Rachedi, profesor de Esade, con datos del Banco Mundial, son los países europeos con mayor peligro de incendios. Y sus costes resultan más elevados que las inundaciones. El riesgo llega de los hombres. Una filial de la aseguradora alemana Allianz en Estados Unidos (Allianz Global Investors US) fue condenada, según The New York Times, a mediados de mayo a pagar 7.000 millones de dólares (unos 6.500 millones de euros) por fraude de seguridad de tres antiguos gestores. El peligro de la condición humana.
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