La gran corrección se afianza
La subida de los tipos de interés y el miedo a la iliquidez han desencadenado un fenómeno de desconfianza
Los efectos económicos de la guerra están ocasionando una fuerte desaceleración en las perspectivas de crecimiento mundial, incrementando los riesgos para la estabilidad financiera y poniendo a prueba la resiliencia de los mercados. La inflación se ha acelerado, sobre todo, por el incremento de los precios de la energía y de las materias primas. Ucrania es el principal exportador de trigo del mundo, cuyo precio ha experimentado un incremento del 56%, lo que afecta a la cesta de la compra de las clases medias de todos los países y, por tanto, a la inflación. Los futuros del gas natural no paran de crecer, por ello los bancos centrales han reaccionado, tratando de contener la inflación.
La Reserva Federal ha llevado a cabo la mayor subida de tipos de interés en 22 años, en concreto 0,5 puntos porcentuales, y ha anunciado un plan de reducción de su balance a partir de junio para paliar una inflación totalmente desorbitada, que en EE UU se situaba en abril de 2022 en el 8,3% y en el 6,2% la subyacente (sin energía ni alimentos). El mercado prevé que en la próxima reunión se suba otro medio punto y los tipos de interés oficiales se situarían en el 2,5% a principios de 2023. El Banco de Inglaterra también ha subido tipos tres veces este año.
En la eurozona, llevamos 11 años sin subida de tipos y Christine Lagarde ha cambiado su discurso, puesto que las expectativas de inflación están superando el objetivo del BCE y las fuerzas desinflacionarias de antes de la pandemia no volverán. Se esperan tres subidas de tipos de interés, de manera escalonada, de un 0,25% cada una, junto a la reducción de las compras de activos que debería concluir en el tercer trimestre de 2022.
La situación bursátil ha cambiado y lo que era un canal transversal en enero y febrero, antes de la guerra, ahora es una corrección en toda regla. El Nasdaq 100 ha perdido casi el 30% desde su máximo de 16.573 puntos, en noviembre de 2021. Las acciones más vinculadas al mundo digital están sufriendo una mayor caída: Meta, por ejemplo, ha perdido el 50% de su valor. Amazon, otra de las reinas del Nasdaq, alcanzó su máximo de 3.700 dólares en noviembre de 2021 y, actualmente, cotiza a 2.260 dólares, casi retornando a su nivel prepandémico. La plataforma Zoom, que resultó muy beneficiada por la pandemia y el teletrabajo, cotizaba a comienzos de 2020 a 70 dólares y llegó a máximos de 560 dólares en octubre de 2020 y ahora cotiza a 94 dólares.
El sector industrial ha mostrado una mayor resistencia en relación con el Nasdaq 100. El S&P 500 alcanzó su máximo, 4.797 puntos, el 3 enero de 2022 y ha sufrido una pérdida del 16%. El Dow Jones se sitúa en 32.223 enteros, habiendo perdido el 11% de su valor. En los índices europeos, el Eurostoxx 50 ha perdido el 15% de su valor máximo en 2021. El DAX, un 12,5%; el CAC 40, un 11%, y el Ibex 35, un 8,11%. El FTSE 100 es el índice que menos ha perdido, solo un 2%, lo que indica que la economía inglesa está mostrando una mayor resistencia que la de la eurozona.
La incertidumbre económica ha afectado mucho más a la Unión Europea que a EE UU, y desde el inicio de la guerra el euro ha perdido un 13% de su valor en relación con el dólar.
Con los tipos de interés en cero o negativos, los inversores han acumulado opciones sobre activos muy especulativos, como los activos digitales. La subida del tipo de interés y el miedo a la iliquidez han desencadenado un fenómeno de desconfianza, por lo que estos activos están viviendo una crisis existencial. El bitcoin ha sufrido una caída espectacular desde los máximos en 69.000 dólares de noviembre de 2021 a los 30.000 dólares de la actualidad, que es una resistencia muy importante que ha rozado hasta seis veces desde principios de 2021. Pero además, están ocurriendo acontecimientos relevantes con otras criptomonedas que están afectando a su credibilidad, como es el caso de Terra-Luna, que ha perdido en pocos días casi la totalidad de su valor. Los analistas consideran que sobrevivirán los activos digitales más resistentes.
La situación es tan compleja que ni los mejores analistas son capaces de prever el futuro. Como señalaba Winston Churchill en un programa de radio en octubre de 1939, “Rusia es un acertijo, envuelto en un misterio, dentro de un enigma, pero quizás haya una clave: el interés nacional de Rusia”.
Petra Mateos es catedrática de Economía Financiera.
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