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El BCE prepara el terreno para una subida de los tipos de interés en julio ante la galopante inflación

Lagarde avanza que el precio del dinero aumentará “unas pocas semanas” después de poner fin a las compras de deuda

Banco central europeo
La presidenta del BCE, Christine Lagarde, durante una confería el 10 de marzo. Andrej Hanzekovic / BCEAndrej Hanzekovic / BCE
Lluís Pellicer

El Banco Central Europeo (BCE) sigue preparando a los mercados para una próxima subida de tipos. A un mes de la reunión del Consejo de Gobierno en Ámsterdam, la presidenta de la institución, Christine Lagarde, empieza a apuntar ya a un encarecimiento del dinero en julio. En un discurso este miércoles en Liubliana (Eslovenia), la jefa del Eurobanco ha afirmado que espera poner fin al programa de compra de deuda (APP, por sus siglas en inglés) a principios de ese mes para, a continuación, aumentar los tipos “algún tiempo después”. En esta ocasión, Lagarde ha acotado ese lenguaje pretendidamente ambiguo. “He dejado muy claro que esto podría significar un periodo de solo unas pocas semanas”, ha afirmado. Los analistas han interpretado de inmediato que la francesa ha apuntado a la primera reunión de verano para una primera subida de tipos.

El Eurobanco sigue quemando fases para poder empezar a seguir la estela de la Reserva Federal o el Banco de Inglaterra, que ya llevan meses de subidas de los tipos para intentar aplacar la inflación. Tras la reunión del pasado Jueves Santo, Lagarde anunció el fin de las compras de deuda que sirvieron avivar la actividad y los precios de la economía europea, pero dejó la puerta abierta a hacerlo incluso en septiembre. Las intervenciones del vicepresidente Luis de Guindos, y de miembros del consejo del BCE de todo el espectro –desde representantes del sector más laxo como el finlandés Olli Rehn hasta halcones como Isabel Schnabel– han ido apuntando a que la finalización de las adquisiciones de deuda y los incrementos de tipos pueden llegar antes del parón de agosto.

Lagarde acabó por asentar esa perspectiva. En su discurso de este miércoles, la presidenta del BCE ha recordado que “en menos de un año” el “panorama económico ha cambiado notablemente”. A su juicio, el fuerte rebote de la demanda, los cuellos de botella y los problemas de distribución supusieron un alza de precios. “Además, la guerra de Rusia-Ucrania ha amplificado los principales impulsores de la inflación”, ha añadido la francesa. Por ello, las expectativas de inflación han trepado rápidamente desde un entorno de precios anémicos de hace un año a estar por encima del 2%. “Nuestras proyecciones apuntan cada vez más a que la inflación esté dentro del objetivo a medio plazo”, ha añadido.

El pasado mes de abril, de hecho, la inflación llegó al 7,5% e incluso rebasó el 10% en cinco países: Estonia (19%), Lituania (16,6%), Letonia (13,2%), Países Bajos (11,2%) y Eslovaquia (10,9%). En España, el IPC se situó en el 8,4%. “En este contexto, parece cada vez más improbable que se vuelva a la dinámica deflacionista de la última década”, ha añadido Lagarde, quien ha añadido: “Por ello, es apropiado el retorno a la normalidad”. Las palomas ya aceptan una subida de tipos, pero piden cautela para no poner en jaque el crecimiento. Así se expresó, por ejemplo, el miembro del Consejo Ejecutivo Fabio Panetta, quien incluso ha sugerido esperar a septiembre. Para calmar esos ánimos, Lagarde ha insistido en que seguirá con la dinámica del paso a paso. “Después de la primera subida, el proceso de normalización será gradual”, ha agregado.

En una conferencia en Viena, Schnabel ha abundado también este miércoles en ese mensaje: “Es hora de acabar con las medidas que se han activado para luchar contra la baja inflación”, ha afirmado. También el gobernador del Banco de Francia, François Villeroy de Galhau ha señalado que “el dinero será un poco menos fácil” porque “los tipos de interés van a subir”, aunque “de forma muy paulatina”. A pesar de que los analistas esperan una subida de los tipos en julio, no creen que la normalización sea rápida. En declaraciones a AFP, el economista jefe de Axa, Gilles Möec, cita, entre otros motivos, la guerra en Ucrania, la situación “cuanto menos difícil” que plantea la covid-19 en China y los “efectos secundarios” del endurecimiento de las condiciones financieras en Estados Unidos.

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Sobre la firma

Lluís Pellicer
Es jefe de sección de Nacional de EL PAÍS. Antes fue jefe de Economía, corresponsal en Bruselas y redactor en Barcelona. Ha cubierto la crisis inmobiliaria de 2008, las reuniones del BCE y las cumbres del FMI. Licenciado en Periodismo por la Universitat Autònoma de Barcelona, ha cursado el programa de desarrollo directivo de IESE.

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