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El talento ucranio empieza a llegar a las empresas españolas: “Fueron cariñosos en la entrevista, pero no hablar el idioma me frustra”

El mercado recibe poco a poco la llegada de refugiadas, pero los expertos advierten de posibles abusos laborales entre las menos cualificadas

Trabajo refugiados ucranianos España
Xavier Humet (izquierda) responsable de la acogida de Viktoriia (centro), Klavdiia y su hijo.

Este domingo se cumplen 90 días desde que huyeron de Ucrania con lo puesto. Aunque la mayoría tiene clara su temporalidad en nuestro país, ya hay refugiados, entre los 134.000 acogidos en España, que con permisos de residencia y trabajo exprés bajo el brazo están en procesos de selección o han comenzado a trabajar. La masiva respuesta de las empresas españolas arroja miles de vacantes adaptadas a los desplazados. También las redes vecinales, vía contactos, se han revelado altamente eficaces en su empleo. Sin embargo, hay voces que alertan de que la celeridad en su inserción laboral no quiere decir que lo que les queda por delante vaya a ser un camino fácil.

Un mercado laboral hambriento de posiciones que no logra cubrir —y con una brecha entre demanda y oferta que no para de crecer— celebra la llegada de talento cualificado. Según los centros de recepción, atención y derivación (Creade), se trata en su mayoría de mujeres jóvenes y profesionales (la ley marcial prohíbe la salida de hombres entre 18 y 60 años) y el 61% poseen estudios superiores. Predominan profesoras, ingenieras y economistas, pero también contables, abogados y médicos. Ucrania además es una cantera de talento tecnológico. Según el ranking de la Asociación Internacional de Profesionales de Outsourcing, entre las 100 mejores compañías proveedoras de servicios tecnológicos del mundo, 18 son ucranias.

Con esta fotografía y la alta probabilidad de que se alargue el conflicto, encontrar empleo es, para muchos, algo más que un salario. Supone normalizar y poner algo de orden en una vida que les ha robado la guerra. Para facilitar su entrada en el mercado de trabajo en un contexto de desplazamientos masivos se está aplicando en Europa la “protección temporal”, a la que en España se han acogido ya 64.000 refugiados. Una directiva que “activa el permiso de residencia y trabajo de forma inmediata”, apunta Raquel Santos, coordinadora estatal de inclusión de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR). A 30 de abril de 2022 había 47.231 personas ucranianas en edad laboral con una autorización de Protección Temporal en España (36.528 son mujeres, 77% del total). De estas 47.231 personas, 3.019 estaban en alta laboral. Es decir que en menos de 2 meses de residencia en España, el 6.5% de los desplazados ya tienen un empleo y alta en la seguridad social.

Ruslana Echkenko, refugiada contratada en la empresa Faunia.
Ruslana Echkenko, refugiada contratada en la empresa Faunia.

Este permiso ha acelerado, por ejemplo, la incorporación como veterinaria de Ruslana Echekenko a la plantilla de Faunia, una de las primeras entidades en contratar a una refugiada ucrania. A Ruslana, de 34 años, la invasión le pilló trabajando en su tesis doctoral sobre microbiología veterinaria. “Todo el equipo se está implicando en su adaptación”, asegura Enrique Pérez Real, director del parque madrileño. Lo mismo que Viktoria Apalat, propietaria de un centro-escuela de estética en Ucrania. “Enseguida obtuve el permiso de trabajo y busqué empleo en centros de Parla (Madrid), donde vivo acogida con mi hija. Aunque en las entrevistas han sido cariñosos, no hablar el idioma me frustra”. Pateando las redes y la ciudad encontró Siberia Salón, cuyas propietarias son rusas: “Tengo trabajo y compañeros ucranios, pero cuento los días para volver a casa”.

“Es muy duro llegar sin nada y sin posibilidad de comunicación. Unas mínimas nociones del idioma aceleran la integración y sobre todo la empleabilidad, tan necesaria para compatriotas que están en familias y les urgen los ingresos”, dice Olga Zaichenko, profesora de 24 años, que huyó a los pocos días de estallar el conflicto. Olga reside con una familia como au pair y busca trabajo como profesora de español para extranjeros. También para salvar esa barrera lingüística lo antes posible, el Banco Santander ha convocado junto a la UNED 2.000 becas a las que los refugiados pueden inscribirse hasta junio. En esta línea, miembros de Barcelona Actúa están formando en técnicas pedagógicas a voluntarios de la Fundación Telefónica para impartir estas clases.

A la izquierda, Victoria Apalat, refugiada ucrania, trabaja en Siberia Salón, cuyas propietarias, a su lado, son rusas.
A la izquierda, Victoria Apalat, refugiada ucrania, trabaja en Siberia Salón, cuyas propietarias, a su lado, son rusas.

Pero aprender un idioma “no es fácil ni rápido, y menos aún si vienes huyendo de una guerra, por el trauma que conlleva”, opina Mykhaylo Petrunyak, presidente de la Federación de Asociaciones de Ucranianos en España y de la Cámara de Comercio Hispano-Ucraniana, para quien esta barrera “complica el acceso a muchas de las ofertas que no se publican en ucranio”. Y aunque lo hagan, no están llegando a los refugiados “por su escasa visibilidad”, lo que perjudica especialmente al talento que busca, como primera opción, trabajar en su profesión.

Petrunyak anuncia la intención de empresas ucranias de establecerse en España. “En julio, una compañía tecnológica [prefiere no decir su nombre] va a asentarse en Valencia y ofertará 300 puestos de trabajo”. Del mismo modo, entre los 115.000 ucranios que residen en España, según datos del padrón, “va a haber quien ofrezca ser representante de sus empresas o les ayuden para establecerse como autónomos”, agrega.

Plataformas de empleo

La Comisión Europea ha añadido la lengua ucrania a la herramienta EU Skills Profile Tool que permite crear un perfil de capacidades y ayudar en la búsqueda de empleo. En España se multiplican las oportunidades laborales que grandes compañías y pymes suben a diario a distintas plataformas. Fundación CEOE, junto a Banco Santander, Mapfre y Fundación Adecco, ha puesto en marcha Empresas por Ucrania, a la que se han sumado 600 organizaciones y ya cuenta con más de 2.000 vacantes. La responsable del proyecto, Carmen Aparicio, apunta: “Funcionan ya en los Creade puntos de información presencial con personal de Adecco que informa y orienta a los refugiados desde esta web”.

Las grandes de los recursos humanos también han adaptado su oferta de puestos. En la de Grupo Adecco, Jobs for Ukraine, que funciona para cualquier país del mundo, hay 1.300 empresas que ofrecen trabajo y se han inscrito 4.000 ucranios. También ManpowerGroup ha creado We Stand with Ukraine, a través de la que se han colocado 500 refugiados ucranios en Europa. Como Randstad desde su Centro Digital de Ayuda al Empleo, estas empresas ofrecen asesoramiento y formación. Las ofertas se validan para evitar fraudes.

En el sector turístico, la Confederación Española de Hoteles y Alojamientos Turísticos (Cehat), el Instituto Tecnológico Hotelero (ITH) y beWanted han puesto a su disposición su bolsa de empleo. Un sector que multiplica vacantes con el verano en ciernes. En la Comunidad Valenciana estas plazas suman 6.000, por lo que la Generalitat ofrece formación gratuita. Desde Alicante, el Centro de Turismo (CdT) oferta los cursos “en función de las necesidades que nos transmite el sector”, indica Pilar Mazón, orientadora laboral en la oficina de empleo de Alicante.

La sorpresa en la integración laboral de los refugiados la ha protagonizado la iniciativa ciudadana al movilizar en cadena su red de contactos. Es lo que ha hecho Pedro, ingeniero, que alberga a dos ucranias y sus cinco hijos con su familia en el municipio de Boadilla del Monte (Madrid). Una de ellas, Viktoria Klymchuck, ya está trabajando en una fábrica de colchones cercana “gracias a la cadena de favores que ha corrido como la pólvora”. Tanya Polonska lo tiene más complicado porque es funcionaria y tiene miedo de trabajar en otro país al ser un cargo público.

Otra española, Lola, también ha acogido en su casa del mismo municipio a Natalia Protasova, asistente de un diputado del partido Siervo del Pueblo, fundado por Volodímir Zelenski. Juntas buscaron empleo para Natalia y se apuntó a clases de español, pero finalmente ha decidido volver. “No es fácil psicológicamente asumir lo que están viviendo estas personas”, dice Lola. Ella y Pedro no han parado de buscar oportunidades laborales para los acogidos en una zona cuyo Consistorio ha recibido a 400 refugiados.

Boadilla del Monte, además de ayuda para tramitar el alta en la Seguridad Social, tarjeta NIE y empadronamiento, facilita la inscripción en su bolsa de empleo, canaliza ofertas de empresas del municipio y ofrece clases de español. El Ayuntamiento de Sant Cugat del Vallès, donde hay 262 refugiados, ha habilitado una oficina de atención al refugiado. En Cataluña, sus habitantes también lideran la empleabilidad de los desplazados. “La red vecinal creó un grupo de apoyo a estas personas, cuya movilidad e implicación ha sido determinante en su colocación”. Así habla Xavier Humet, quien ha acogido en su casa a dos ucranias: Klavdiia Yavdoshliar (con su hijo) y Viktoriia Stryhun, que llegaron en tren hasta Eslovaquia, desde donde Cruz Roja las trasladó a Madrid. Klavdiia, ingeniera agrónoma, trabaja de ayudante de cocina en un restaurante, y Viktoriia, fisioterapeuta, hace servicios puntuales en un centro de rehabilitación. Humet no duda en seguir ofreciendo su casa hasta el fin de la guerra, pero desde las redes vecinales pide “colaboración a los municipios para canalizar ayudas de los planes estatales”.

Hasta CEAR llegan también peticiones de las empresas y en colaboración con ellas identifican y valoran perfiles. Además, los ucranios reciben formación para su reciclaje profesional, sostiene Raquel Santos, que advierte sobre los procesos rápidos de inserción sin contextualizar. “Los refugiados ucranios están muy agradecidos y con muchas ganas de trabajar, pero el fracaso está ahí cuando se aceleran las fases y las personas no están preparadas”. Santos coincide con el presidente de la Federación de Asociaciones de Ucranianos “en respetar los tiempos” ante el cúmulo de información que se les viene encima en otro idioma. Piden a refugiados y empresas “no precipitar procesos”. Algo que previene además posibles abusos. “Ya hemos identificado situaciones de trata y explotación laboral”, por lo que Petrunyak exhorta a “avanzar despacio y tener nociones del idioma, lo que hace más difícil caer en estas redes”.

Liliya Mykolayiv, abogada de inmigración y extranjería y presidenta de la asociación Con Ucrania, trabaja en la prevención de abusos. “Revisamos a fondo todas las peticiones de empleo antes de publicarlas porque tenemos una responsabilidad con los refugiados y su dignidad frente a condiciones de trabajo, horario o salario”. Mykolayiv apela además a una “asistencia psicológica previa a la inserción laboral y social” y demanda “procesos de homologación eficaces” para que se revisen de forma prioritaria los expedientes de psicólogos ucranios que piden atender a los refugiados. “Nos vamos a encontrar con situaciones postraumáticas muy graves en estas mujeres que lo han perdido todo”.

La investigación de los crímenes

El Consejo General de la Abogacía Española ha formado un grupo de expertos para empezar a documentar los supuestos crímenes de guerra y lesa humanidad perpetrados en la invasión de Ucrania, donde “la brutalidad contra los civiles es extrema”, señala Liliya Mykolayiv. Esta documentación, que incluirá los testimonios de las víctimas, será enviada como prueba a la Fiscalía de la Corte Penal Internacional para iniciar una investigación contra el Kremlin. 
La presidenta de la Asociación Con Ucrania apoya esta iniciativa. “Estamos formando un grupo de asesoramiento en derecho ucranio integrado por abogadas ucranias huidas del país que cuentan con amplios recursos para su residencia y mantenimiento y, de momento, no buscan trabajar. Buscan ayudar a estudiar y documentar estos supuestos crímenes. Cuando llegue el momento, habrá que aportar muchas pruebas y ahora tenemos acceso a los refugiados”. 

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