La representante de Acnur en España: “Los recursos para pedir asilo no están a la altura”
Sophie Muller pide que no decaiga la solidaridad con los refugiados ucranios
La representante de Acnur, la Agencia de la ONU para los Refugiados, en España, Sophie Muller, ha vuelto a Canarias. Le preocupa la situación de los más de 2.300 menores extranjeros no acompañados que tutela la comunidad autónoma. Más allá de las condiciones de acogida, los niños, lamenta, tienen bastantes dificultades para pedir asilo en las islas, aun siendo refugiados de conflictos como el de Malí. Muller habla en esta entrevista, realizada en Tenerife, sobre la respuesta de España ante la guerra de Ucrania y los desafíos de una solidaridad que empieza a diluirse. También de la falta de recursos del sistema.
Pregunta. ¿Por qué le preocupa a Acnur la situación de los niños en Canarias?
Respuesta. Hay más de 2.000 niños no acompañados que están en Canarias desde hace más de dos años y para los que no se encuentra solución. Preocupa, en primer lugar, la situación de su propia estancia, de su acogida, la cuestión humanitaria. Pero identificamos también necesidades de protección internacional y que los niños tienen dificultades para formalizar su solicitud. Uno de los impedimentos es que se exige confirmar su edad antes de poder dar acceso al procedimiento, pero a partir del momento en que el menor dice que es menor, tiene que tener acceso a pedir asilo. Son prioritarios. No se puede retrasar su solicitud porque se está valorando su edad, cada día que pasa, para un menor, cuenta.
P. No es el único lugar con dificultades para pedir asilo. Hay esperas de meses solo para pedir una cita en muchas provincias.
R. La dificultad de acceso al procedimiento es un tema de todo territorio. Los recursos no están a la altura y se lo hemos comunicado a las autoridades. De momento, no hemos tenido respuesta.
P. Ha elogiado varias veces la respuesta española ante la llegada de refugiados ucranios. ¿En qué se ha diferenciado de otros países? ¿Qué le preocupa, una vez superada la fase de emergencia?
R. España está acogiendo un número muy alto de refugiados teniendo en cuenta que no es un país fronterizo. La diáspora, más de 100.000 ucranios, ha sido un factor importante. España ha tenido una reacción mejor y más rápida que otros países. Ahora hay un movimiento pendular, hay 1,5 millones de refugiados que están volviendo a Ucrania, entre ellos madres que dejan a sus niños en España para ir a apoyar a sus maridos, pero no pensamos que sea un momento estable, hay que esperar a ver qué sucede. Por eso es importante una visión de más largo plazo y no dejar que esta solidaridad decaiga, para que haya una respuesta sostenible en el tiempo. Hemos visto empresas que estaban dispuestas a dar trabajo a todos, pero ahora ,¿dónde está el trabajo? Y, poco a poco, lo estamos viendo también en la caída de las donaciones o en los medios de comunicación, que ya no hablan de la guerra de una manera tan frecuente.
P. La eficiencia de España con la gestión de la llegada de miles de ucranios ha demostrado que cuando hay voluntad es posible. ¿Hay refugiados de primera y de segunda?
R. Eso no puede ser. Se entiende el trato diferenciado con los ucranios, desde el punto de vista de la gestión, porque desde el 24 de febrero hay casi seis millones de personas huyendo de la brutalidad de la guerra, una guerra sobrevenida que no esperábamos. Por eso se entiende la activación de la protección temporal, pero una vez que están reconocidos como refugiados, son refugiados como cualquier otro. Lo que nosotros vemos es que este es un momento, tristemente, de oportunidad, porque hay que analizar estas buenas prácticas y velar por que sirvan para apoyar a otros colectivos de refugiados que tienen los mismos derechos.
P. La policía de Canarias suele hablar de forma recurrente de “solicitudes de asilo fraudulentas” con el objetivo de evitar expulsiones. ¿Cuál es su lectura?
R. Esta queja tendría que ser respondida con más recursos para poder tramitar las solicitudes de una manera más rápida. Es decir, si hay una persona que quiere pedir asilo y se cuenta con herramientas más desarrolladas, se puede identificar mejor si su solicitud es manifiestamente infundada y así darle una respuesta inmediata. Pero hay que escuchar su historia, ver cuál es su perfil y darle el tiempo necesario para recuperarse físicamente.
R. Las nuevas relaciones de España con Marruecos sugieren que habrá un mayor control para evitar la salida de pateras. ¿Tienen constancia de que se haya intensificado la persecución de potenciales refugiados en Marruecos y en el Sáhara Occidental? ¿Qué consecuencias tiene para los refugiados ese mayor control?
R. Estamos trabajando muy de cerca con el equipo de Acnur en Marruecos. Trabajamos caso a caso, ellos hacen el monitoreo, se ponen en contacto con las personas para valorar lo que ha pasado, si son personas que han intentado venir y que han sido devueltas, por quién… e ir documentando situaciones para trabajarlas con las autoridades. Parece que sí, hay menos llegadas, pero hay que ver si es una situación puntual o una tendencia, si se mantiene el control y con qué garantías.
P. Hace dos meses, coincidiendo con el estallido de la guerra de Ucrania, vivimos el mayor salto a la valla de Melilla. La ultraderecha usó ese salto para diferenciarlos de los que, a su criterio, son verdaderos refugiados, y las autoridades resaltaron la extrema violencia usada en el salto. Pero, ¿qué perfiles tenían esas personas?
R. Había 800 personas y entre ellas personas de Sudán, Burkina Faso y Malí, países que, para nosotros, pueden generar situaciones de necesidad de protección internacional. De hecho, han pasado por el procedimiento de frontera de forma excepcional, en condiciones muy difíciles, haciendo entrevistas día y noche, y, al final, no ha habido ninguna denegación. Todos han sido admitidos a trámite.
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