El reto de arañar y despejar metros cuadrados en casa para teletrabajar
Muchas viviendas no cuentan con estancias habilitadas como despachos y sus dueños han tenido que improvisar
El teletrabajo ha llegado a la vida de millones de españoles por el estado de alarma decretado por el Gobierno español para tratar de frenar la expansión del coronavirus. Sin previo aviso, sin simulacros, sin anestesia. Para muchos ha sido su bautismo. Hasta ahora, apenas el 4,3% de ocupados trabajaba más de la mitad del tiempo en casa, según el INE. Y ha pasado lo previsible. Muchos no cuentan con un espacio adecuado para trabajar y se ha jugado a la improvisación. “Un 24% trabaja desde la mesa de la cocina o el comedor y uno de cada diez reconoce estar haciéndolo desde el sofá, con lo que se corre el riesgo de sufrir demasiadas distracciones, aunque tiene la ventaja de que se fomenta una mejor comunicación en familia”, según Houzz, plataforma de diseño y renovación del hogar, que ha realizado una encuesta a más de 600 usuarios.
Así que el primer reto del teletrabajador es el de habilitar una estancia o zona que esté lo más alejada posible del bullicio familiar y que reúna una serie de premisas relacionadas con la iluminación, la ergonomía y el orden. Es la primera recomendación de los interioristas que, como Guillermo Ortega, fundador del estudio Doos Interiorismo, reciben estos días —desde que se decretó el estado de alarma en España—, consultas on line de particulares sobre cómo adaptar las viviendas al teletrabajo. De ello depende la concentración y productividad.
Hay un lugar ideal. “Es una habitación en la que solo se trabaje, un despacho exterior con un escritorio, una ventana por la que entre luz natural, una silla ergonómica homologada y con todo el material de trabajo bien organizado y en un lugar seguro”, según Sandra Aguilera y Jordi Anguera, equipo de diseño e interiorismo de Sastrería Inmobiliaria.
Muchos propietarios podrían disponer de esa habitación ideal, pero ahora es cuando caen en la cuenta de que está colapsada por trastos, ropa y objetos diversos que llevan años sin utilizar. El encierro puede ser el mejor momento para deshacerse de ellos y ganar espacio. En el caso de los pisos con un único dormitorio, los teletrabajadores tendrán que arañar metros cuadrados. “Si tienen una terraza cerrada, siempre se puede colocar un escritorio y una silla. En este espacio la luz natural está garantizada. Eso sí, es importante asegurarse de vestir las ventanas para evitar molestos reflejos”, dice Rafael F. Bermejo, editor de la revista Houzz. Se pueden emplear visillos y estores translúcidos. Otra opción es acondicionar un lugar de paso, como un pasillo o el recibidor. Cualquier sitio es bueno, salvo el dormitorio y el sofá. Con un rincón de dos por dos metros sería más que suficiente, comenta Ortega.
La iluminación es la otra batalla del teletrabajo. La luz natural favorece la productividad: se recomienda un despacho con orientación norte para disponer de luz equilibrada y sin reflejos. Si no se cuenta con luz solar y no es posible colocar el despacho junto a una ventana, la solución es recurrir a un flexo o lámpara que sea un complemento a la iluminación general de la habitación. No debe deslumbrar ni crear sombras en el teclado.
El mercado ofrece multitud de líneas de mobiliario de oficina. Lo más urgente es hacerse con una silla ergonómica que permita varias regulaciones, altura, profundidad e inclinación. Aunque, lo más probable es que, por el momento, se tenga que conformar con alguna de las sillas hay en la vivienda, así que también es probable que en los próximos días aparezcan los primeros dolores musculares (lumbar, cervical, en muñecas y hombros). “Se puede elegir una silla giratoria para un uso no intensivo, intervalos de dos horas como máximo”, señalan en Sastrería Inmobiliaria.
La altura recomendada de la mesa es de 75 o 80 centímetros, el fondo debe ser de 60 a 100 centímetros y el largo depende del espacio y el uso. Hay que descartar las de cristal, ya que los materiales brillantes reflejan y producen deslumbramientos, recoge el Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo. Y procurar que no tenga aristas o picos o sea una superficie susceptible de ruptura. Puede servir de ayuda personalizar el despacho, colocando plantas, un tablón de avisos, fotos familiares o recuerdos de viajes.
Organizar y descartar
Pero lo que de verdad ayuda a teletrabajar y también a superar los efectos psicológicos del encierro, es el orden y la organización de la casa. “Para el 19% de nuestros clientes, el despacho es la habitación que más cuesta mantener ordenada”, comentan en Houzz. En esta situación de confinamiento el orden no es una opción, sino una obligación. “Un hogar ordenado es una mente ordenada”, dice Ioana Furtuna, de la empresa Ordena mi Hogar, que está ofreciendo apoyo on line gratuito. También los miembros de la Asociación de Organizadores Profesionales de España (Aope), cuyo servicio presencial ha tenido que parar por el coronavirus, están ofreciendo asesoramiento y consultoría online a clientes. “Ha aumentado el número de preguntas acerca de las sesiones no presenciales en las que damos indicaciones y pautas a seguir”, señala Arantza Olasagarre, presidenta de Aope. Los servicios de un organizador profesional cuestan entre 25 y 60 euros la hora.
El desorden influye negativamente en el rendimiento. También en el ánimo. “Tenemos un exceso de cosas y el espacio con el que contamos no es suficiente, pero lo dejamos pasar por falta de ganas y tiempo. En este momento sí contamos con ese tiempo”, indica Olasagarre. Antes de organizar y ordenar hay que hacer un descarte. Y una pregunta: ¿Lo utilizo? “Si la respuesta es negativa ese objeto es el candidato perfecto para ser descartado”, zanja Olasagarre.
Esta es la parte más complicada: aprender a liberarse de esa carga emocional que tienen ciertos objetos. “Más del 30% de nuestras pertenencias son por si acaso”, según Furtuna. Hay que mantener unos hábitos y rutinas diarios para evitar acumular, algo que no ocupa más de cinco minutos. “Cada cosa en su lugar y un lugar para cada cosa. Así, los objetos adquieren una goma elástica que los llevará siempre de vuelta a su lugar”, añade.
Para ordenar los armarios, hay varios aliados: “No llenar más del 80% de su capacidad; lo más pesado, abajo; lo que se usa menos, arriba; doblado en vertical para todas aquellas prendas cuyo material lo permita; colgar en perchas iguales y con el gancho en la misma dirección; una prenda por percha; mantener trajes y vestidos en fundas; cerrar botones y cremalleras”, aconsejan en Ordena mi Hogar. Y no olvidar que lo que no se ve, no se usa.
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