Los secretos de una buena luz
Las lámparas 'vintage' colgadas de un cable o las luminarias con conexión USB marcan tendencia
Una buena luz, como un buen maquillaje, es capaz de esconder los defectos y potenciar lo mejor de cada casa. Un ejemplo. “Si el cliente tiene un pasillo con muchísima altura y quiere lo contrario, debemos poner bañadores empotrados en el suelo o en la pared a unos 50 centímetros iluminando el suelo. Si el pasillo es estrecho hay que iluminar desde el techo las paredes para crear un efecto de separación entre las mismas”, señala Raquel Oliva, vicepresidenta de Oliva Iluminación.
En el salón, el clásico punto de luz cenital empequeñece y aplana el espacio. Es mejor usar las lámparas de techo, halógenos empotrados y los plafones de superficie, señalan en Leroy Merlin. En las mesas del comedor lo razonable es colocar una gran lámpara de techo a unos 60 centímetros para evitar sombras sobre la mesa o los comensales. Si la mesa es muy alargada, basta con dos o tres lámparas gemelas, o una con luces en línea. Si es pequeña, una de pie tipo arco será suficiente.
Hay que tener en cuenta la distribución del mobiliario y el color de paredes, las texturas y las superficies, ya que de todo ello depende el efecto de la luz. “Es importante saber si hay falso techo y en ese caso hacer uso de la iluminación de acento con aparatos para empotrar”, indica Oliva.
Las soluciones son inabarcables y no siempre es fácil acertar sin asesoramiento profesional. “Puede conllevar problemas que a la larga salen caros, como que los puntos de luz no estén definidos y haya que hacer obra y regatas”, explican en Avanluce, especialistas en iluminación. Un estudio completo podría rondar los 900 euros, dependiendo del tipo de vivienda (en este caso, se calcula una de 200 metros).
En ese proyecto, casi con total seguridad, habrá bombillas de tecnología LED, la verdadera revolución del sector. Son las más eficientes, ofrecen mayor vida útil y hasta un 85% menos menos de consumo. “Los productos se están adaptando a la nueva tecnología y las luminarias ya se diseñan pensando en la capacidad del LED, proyectando mucha luz en poco espacio”, según la asociación Red (Reunión Empresas de Diseño Español). El reto del sector está en conseguir que las bombillas más eficientes generen la misma belleza y calidez que proyecta, por ejemplo, una luz halógena, explican.
Aunque el coste de cada LED es algo más elevado (unos 14,95 euros), el cambio compensa porque la inversión se amortiza en dos años. Además, alcanzan el 100% de su rendimiento desde el momento en que se encienden y transforman cerca del 98% de su energía en luz y solo un 2% en calor, explican en los centros Leroy Merlin.
Otra cosa son las modas. Hace más de 100 años las bombillas eran así y ahora vuelven a ser tendencia. Son las lámparas vintage que cuelgan del techo con un cable y culminan con una bombilla incandescente. Esta iluminación retro, con un cable de dos metros, cuesta de 32,07 a 50,22 euros. Aunque las bombillas incandescentes tradicionales han dejado de fabricarse por ineficientes, actualmente la UE permite utilizar unas mejoradas. En cualquier caso, si se apuesta por el ahorro energético existe el mismo modelo de luminaria con LED que consigue prácticamente el mismo efecto. “Nuestras bombillas vintage son un éxito en forma incandescente pero con tecnología LED”, comenta Oliva.
Los diseños renovados de lámparas clásicas están en auge. “Las reediciones de modelos clásicos son opciones idóneas para iluminar viviendas modernas”, apuntan en Avanluce. Si solo se busca un punto de luz y hay presupuesto “puede que valga la pena una luminaria bonita y voluminosa para adquirir majestuosidad en el espacio, como las lámparas Lladró de lágrimas de porcelana de colores”, señalan en Red. Cuestan desde 10.900 euros. De lo barroco al minimalismo. Se lleva que cada comensal pueda encender la propia luminaria de forma táctil, igual que en el asiento del avión (lámpara Button de Estiluz).
Más ideas. El cobre es tendencia en los acabados decorativos del momento. Y el cristal, translúcido o de colores, se combina con materiales como el metal o los textiles. De cara a este año y siguientes lo que más se escuchará será la iluminación eco-recycling: lámparas de madera, esparto y cartón. Y de un extremo a otro: hay diseños, como la Suite de Vibia, que incorpora una conexión USB para cargar el móvil. Su precio va desde 895 hasta 1.225 euros. FollowMe, de Marset, es una lámpara para llevarse la luz consigo a modo de farolillo o candelabro, pero con diseño contemporáneo. Funciona con autonomía, se recarga con USB y cuesta desde 125 euros.
En el mercado existen piezas comerciales y asequibles a todos los bolsillos (a partir de 30 euros para una lampara de techo) y otras que son objetos artesanales donde el diseño se entremezcla con la tecnología creando pequeñas obras de arte.
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