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Los expertos en programación, gestión de datos y ciberseguridad son ya los perfiles tecnológicos más demandados

La transformación digital y la automatización de procesos mantienen una elevada demanda de estos puestos en casi todos los sectores, y facilitan la expansión de reformas como el teletrabajo

Un programador trabaja con tres monitores simultáneamente.
Un programador trabaja con tres monitores simultáneamente.Max Duzij
Nacho Meneses

De la importancia fundamental que la programación tiene sobre el futuro de la economía habla mejor que nada el nivel de consenso sin precedentes para conseguir que, de aquí a cinco años, la programación esté integrada en el currículo educativo de todos los niños españoles: del sector público al privado, pasando por las grandes corporaciones, líderes políticos e incluso todos los presidentes de la democracia. “La duda no es si es o no necesaria la integración de las ciencias de la computación, de la programación, en el currículo educativo; sino sobre lo que nos va a pasar como sociedad si no se integra, en términos de empleo, productividad y competitividad”, señala Fran García del Pozo, responsable de CODE.org en España. La pandemia ha acelerado la transformación digital de todos los sectores, contribuyendo a que el tecnológico haya sufrido sus consecuencias en mucha menor medida, y la demanda de perfiles técnicos seguirá previsiblemente en aumento: hasta 200.000 puestos estarán orientados a la digitalización en España (y 900.000 en la UE), de acuerdo con un informe de la Comisión Europea. Y, sin embargo, el número de desarrolladores sigue siendo insuficiente.

“Actualmente, la demanda es muy alta. Cualquier tipo de empresa y sector está contratando servicios relacionados con la programación, incluso sin saberlo: desde el negocio de barrio que quiere vender online, pasando por los agricultores que quieren mejorar su productividad y llegando a las corporaciones más grandes a nivel mundial”, sostiene Víctor Rodríguez, program manager en Ironhack. Una necesidad que está, en primer lugar, relacionada con el auge del comercio electrónico, ya que “el 90 % de las empresas hacen e-commerce de forma directa o indirecta, con un producto o una aplicación”, apunta Marco Gonzalo Gómez, director académico de 4Geeks; y después con la automatización de procesos: “Toda empresa que necesita actualizarse, digitalizarse y generar herramientas internas para la gestión, necesitarán desarrollos y, por tanto, programadores”, continúa. “La robótica industrial se va imponiendo conforme se va generando conciencia sobre la salud laboral. Esto hace que muchas tareas pesadas o repetitivas se consideren insalubres, y por tanto se genera la necesidad de robotización”, añade Gonzalo García, director comercial de Atlas Robots.

Perfiles con más demanda

Aunque puede haber diferencias relacionadas con las necesidades locales, la demanda es, en líneas generales, bastante homogénea, y requiere programadores tanto para el desarrollo de aplicaciones y páginas web como de aplicaciones móviles y también locales, ya sean desarrolladores Front End (que se encargan de la parte más visual), donde React y Angular marcan la pauta, como Back End (los que se ocupan de la lógica más profunda de la web) y Full Stack (que conectan ambas partes) y, en general, los que tengan como especialidad el desarrollo en JavaScript, Python, Java y Django. El aumento de información y datos que gestionar ha provocado también que los grandes actores de la industria ofrezcan soluciones que ayuden a escalar con facilidad los productos digitales, y que con frecuencia están basadas en servicios en la nube, lo que lleva a una mayor demanda de estos perfiles; pero también de aquellos relacionados con la gestión de datos, cuya importancia ha crecido de forma exponencial, “pues no solo trabajan en la adquisición, sino también en la puesta en valor de los datos”, explica Rodríguez, sin olvidar a los especialistas en aprendizaje automático e inteligencia artificial.

El de la ciberseguridad es otro de los sectores cuya importancia sigue creciendo, impulsado por el aumento de la presencia en la Red: “No es que las amenazas (el riesgo creciente de fraudes y ataques electrónicos) hayan crecido tanto como el tráfico en Internet, sino que incluso han podido crecer más, estimuladas por el crecimiento del mercado. No solo porque haya más gente, sino porque hacen más cosas online. Por ejemplo: desde hace un año, el comercio electrónico ha crecido alrededor de un 50 % más, y se comienza a hablar muy frecuentemente de criptomonedas: ya no es el simple hecho de la estafa de conseguir los datos de una tarjeta de crédito”, señala Gómez.

“Las economías con mejores índices de crecimiento, renta per cápita y productividad son aquellas que presentan una mayor inversión en tecnología. Y buena parte de esa tecnología converge en el software, por lo que los programadores son una pieza fundamental de ese desarrollo económico”, afirma por su parte Rubén Berrocal, CEO de Flyncer, una aceleradora de talento. Cuentan, además, con una elevada tasa de inserción laboral, y buenas perspectivas salariales: “El sueldo de entrada puede estar entre los 18.000 y los 21.000 euros, pero con apenas tres o cuatro años de experiencia esas cifras pueden al menos llegar a doblarse a lo largo de la trayectoria de un desarrollador”. El lugar de trabajo (los salarios suelen ser mayores en las ciudades con más demanda, como Madrid, Barcelona y Valencia) y el tipo de empresa que realice la contratación son otros dos factores relevantes: “Las startups, aquellas que están empezando y no tienen músculo económico, ofrecen alternativas de prácticas a quienes recién se gradúan de bootcamps u otros centros de formación, para generar una relación beneficiosa para ambos donde la persona gane experiencia y el proyecto pueda nutrirse de sus aportaciones”, esgrime Gómez.

El teletrabajo, una opción con futuro

La cultura laboral de España continúa siendo, a juicio del director académico de 4Geeks, muy tradicional, lo que ha hecho que la caída del trabajo en remoto sea aquí considerablemente mayor que en el resto de países de su entorno: hemos pasado de un 16 % como consecuencia del confinamiento por la pandemia, a un 11 % en marzo de 2021, y apenas un 8 % en el último trimestre del año, según informa el Observatorio Nacional de Tecnología y Sociedad. Unos datos que contrastan con los aportados por el Instituto Nacional de Estadística (INE), para el que un 35 % de la población trabajadora podría desempeñar sus labores de forma remota.

“A pesar de esto, el sector de la programación se mantiene como principal representante y demandante del trabajo remoto. Hay empresas que se han visto obligadas a ofrecer, al menos, un formato híbrido (días presenciales con días a distancia) para poder, no ya atraer, sino mantener a quienes integran sus equipos de tecnología”, añade Gómez. Para Berrocal, la tendencia hacia el teletrabajo es muy evidente: “Hay empresas norteamericanas que están contratando puestos en España que no solo son 100 % en remoto, sino además asíncronos. Y, además, ha ocasionado un aumento de los salarios medios de un desarrollador en España, hasta el punto de que una oferta promedio para un desarrollador Full Stack con siete años de experiencia sea un 50 % mayor que hace solo dos años”.

Por ciudades, las que presentan un mayor volumen de trabajadores en remoto son Valencia, Alicante, Málaga y Madrid, aunque desde el inicio de la pandemia otros ayuntamientos también comenzaron a moverse para ofrecer un atractivo a los nómadas digitales y el trabajo a distancia: “Canarias (especialmente en Tenerife), A Coruña, Asturias, Granada.... La combinación de una buena infraestructura de comunicaciones, buenos precios de alquiler y bajo coste de vida resulta muy atractiva para quienes desean trabajar en remoto y alejarse de las grandes urbes, especialmente si le sumas tranquilidad y paisaje”, señala Gómez. En un contexto europeo, y según Eurostat, Portugal e Italia, los países más similares, están por encima del 12 % en remoto, mientras que la mayoría de naciones de Europa central supera el 15 %, con Finlandia e Irlanda a la cabeza, con un 25 y un 21 % respectivamente.

Cerrar la brecha de género es otro de los objetivos que seguirán siendo relevantes en 2022. Según datos del INE de 2020, la presencia de las mujeres en este sector alcanza solo un 28 %, mientras que a nivel mundial apenas representan un 11 %. “En 4Geeks hemos logrado que, en algunos cursos, las mujeres representen la mitad de las matrículas. Queremos ayudar a cambiar el estigma de que esta es una profesión “de hombres”, afirma Gómez. Ironhack y Openbank, por su parte, han convocado 20 becas para mujeres que quieran formarse en programación web valoradas en 150.000 euros; el plazo de presentación termina el próximo 30 de enero.

De Primaria a la universidad, la FP o los ‘bootcamps’

Para Del Pozo, es absolutamente necesario que la programación forme parte de los currículos educativos: “Cuando aprendemos a programar, desarrollamos el pensamiento computacional, que trae consigo la aparición de una serie de habilidades como la lógica, el pensamiento crítico, la resolución de problemas o la creatividad, que son las que demandarán los trabajos del futuro. En China, la programación es obligatoria para los estudiantes desde los cuatro años, y la robótica desde los 11. Independientemente de la profesión a la que se vayan a dedicar nuestros hijos”, continúa el experto, “es importante que entiendan el lenguaje de las máquinas, para poder dar instrucciones de lo que quieren que la tecnología haga por ellos”.

Actualmente, los profesionales de la programación proceden de cuatro vías diferentes: la universidad, la Formación Profesional, los bootcamps (programas intensivos de entre ocho y 10 semanas) o la formación autodidacta, cada una con sus características diferenciadas: “Los bootcamps aportan un punto de inflexión muy veloz, para quien necesite un cambio profesional más inmediato, mientras que la universidad te da unas bases lógico-matemáticas muy profundas, para poder abordar una gran cantidad de problemas de toda índole pero que, a cambio, requiere de una inversión de unos cinco años antes de que comience a dar fruto”, explica Gómez. Aprender de forma autodidacta permite aprender sin límite de cualquier tecnología, pero eso puede implicar “hacerlo sin orientación o estructura en los conocimientos a adquirir (…), lo que puede ocasionar que se pierdan de vista elementos fundamentales, como seguir buenas prácticas, aplicar correctamente ciertos conceptos o comprender otros más profundos”.

“Tanto la Formación Profesional como los bootcamps tienen un enfoque más práctico y orientado a la inserción laboral, y a ser capaces de desenvolverse en un puesto de trabajo con cierta independencia desde el primer día”, apunta a su vez Rodríguez, para quien elegir la formación ideal depende del objetivo que se tenga: “Si quiere introducirse rápidamente en el mercado y trabajar con las últimas tendencias en tecnología, es recomendable realizar un bootcamp. Si quiere tener un abanico un poco más grande de lenguajes y dedicar algo más de tiempo, tiene más sentido realizar una FP. La universidad está recomendada para aquellas personas que quieran ser ingenieras, más allá de ser únicamente programadoras; personas que no quieran cerrar su ámbito de desarrollo profesional a la programación y que estén abiertas a, en un futuro, trabajar en otros campos de la informática”.

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Sobre la firma

Nacho Meneses
Coordinador y redactor del canal de Formación de EL PAÍS, está especializado en educación y tendencias profesionales, además de colaborar en Mamas & Papas, donde escribe de educación, salud y crianza. Es licenciado en Filología Inglesa por la Universidad de Valladolid y Máster de Periodismo UAM / EL PAÍS

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