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El BCE entra en hibernación con la inflación bajo control

Salvo sorpresa mayúscula, Fráncfort volverá a dejar intactos los tipos de interés este jueves, y se espera que mejore las perspectivas económicas

La modorra monetaria en que se ha sumido el Banco Central Europeo, que lleva tres reuniones consecutivas sin tocar los tipos de interés y este jueves consumará la cuarta, no tiene visos de ceñirse solo al frío invierno. La hibernación, un lujo al alcance solo de quienes han hecho los deberes con la inflación, podría prolongarse mucho más allá si no aparecen cisnes negros en el camino. Así lo estiman los analistas y así lo reflejan las señales lanzadas por Christine Lagarde en los últimos tiempos, comparativamente plácidos en lo geopolítico y lo comercial, frente a un primer semestre de furor arancelario y conflicto en Oriente Próximo.

“La incertidumbre económica se ha disipado en cierta medida, especialmente en lo que respecta al comercio. Esto dará al Consejo de Gobierno mayor confianza en que se encuentra en una buena posición”, apunta Lorenzo Codogno, exsecretario del Tesoro italiano.

Seis semanas después de la escapada de Lagarde y los suyos a Florencia, donde cumplieron con la tradición de celebrar un encuentro anual fuera de Fráncfort en un ambiente distendido, visita incluida al mercado para comprobar que los precios se han encarecido —aunque menos que la última vez, Lagarde dixit— y comprar panetone, los ánimos siguen igual de relajados gracias a una inflación que prácticamente no se despega del objetivo, y que en noviembre cerró en el 2,1%.

La vista estará puesta, por tanto, en las previsiones económicas que presentan este jueves. “Deberían mostrar un crecimiento ligeramente mejor a corto plazo y una inflación inferior al objetivo para el próximo año”, augura Rubén Segura-Cayuela, economista jefe de Bank of America para Europa. La propia Lagarde ya avanzó la semana pasada una probable mejoría de las expectativas.

Los datos más recientes respaldan la tesis de un cierto progreso. La producción industrial de la zona euro creció un 0,8% en octubre, frente al 0,2% de septiembre, batiendo todas las expectativas, y su crecimiento anual se situó en el 2%, lo cual disipa las urgencias para estimular la economía. “Los datos confirman la convicción del BCE de que los riesgos para la economía de la eurozona el próximo año ya no son bajistas. Esto no hará sino reforzar la idea de que no son necesarios más recortes de tipos, incluso si la inflación se sitúa temporalmente por debajo del objetivo debido a la caída de los precios de la energía”, sostiene Peter Vanden Houte. economista jefe para la zona euro de ING Think.

Mientras tanto, el barril de petróleo Brent ronda mínimos anuales, y ha llegado a bajar de los 60 dólares esta semana ante el exceso de oferta y la posibilidad de un acuerdo de paz en Ucrania. El hecho de que esté viviendo su ejercicio más bajista desde la pandemia tiene una doble influencia positiva: por un lado, anima el crecimiento de una Europa todavía muy dependiente de sus importaciones de crudo, y por otro, alivia la inflación, que si bien se mantiene a raya en el conjunto de la zona euro, todavía es elevada en países como España, donde se sitúa en el 3,2% armonizada, un punto por encima de la de sus socios.

A ese abaratamiento se ha unido el precio del gas natural, que influye en las tarifas eléctricas. El mercado holandés TTF, la referencia gasista en toda Europa, ronda los 27 euros por megavatio hora (MWh), un nuevo mínimo desde abril de 2024, gracias al incremento de las exportaciones desde EE UU y la estabilidad del suministro noruego, que han compensado la reducción de los flujos desde Rusia. Eso extiende la caída del precio del gas acumulada en lo que va de año a cerca del 45% y supone un desplome de más del 90% con respecto a los máximos históricos alcanzados durante la crisis energética de 2022.

Noticias como esta, y como la de la apreciación del euro frente al dólar, empujan a pensar a Segura-Cayuela, de Bank of America, que el BCE puede salir de su letargo. “Seguimos esperando que recorte los tipos oficiales en 25 puntos básicos en la reunión de marzo de 2026. Ese debería ser el último recorte de este ciclo de flexibilización, pero seguimos considerando que es más probable que se produzcan dos recortes en los próximos 18 meses que una subida“, afirma.

División

Esa opinión es, en cualquier caso, minoritaria por ahora. En el Consejo de Gobierno hay miembros como Isabel Schnabel, alemana y halcón, que incluso apunta en sentido opuesto, y ha llegado a decir que las subidas de tipos podrían llegar “antes de lo que muchos creen”. Konstantin Veit, gestor de carteras de Pimco, percibe esa brecha en el seno del Eurobanco. “Mientras que algunos miembros ven riesgos al alza a medio plazo, otros destacan los riesgos a la baja para los próximos dos años”, señala. Y apuesta por quedarse en medio. “Creemos que los tipos de interés se mantendrán sin cambios en el futuro próximo”.

Bas van Geffen, estratega sénior para la zona euro de Rabobank, se alinea con los que dan por hecho el cambio de ciclo. “Una nueva pausa probablemente consolide la opinión de los mercados de que el ciclo de recortes ha terminado, pero no esperamos que Lagarde lo confirme explícitamente“.

Los detalles del discurso de Lagarde, las cifras de las previsiones económicas, y cómo de tajante se muestre al afirmar que los riesgos se han reducido, serán las claves que vigilarán este jueves unos mercados que últimamente apenas reaccionan ante un BCE que se ha vuelto aburrido y predecible. La mejor noticia para Lagarde tras un lustro convulso marcado por la pandemia y la batalla contra la inflación.

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Sobre la firma

Álvaro Sánchez
Redactor de Economía. Ha sido corresponsal de EL PAÍS en Bruselas y colaborador de la Cadena SER en la capital comunitaria. Antes pasó por el diario mexicano El Mundo y medios locales como el Diario de Cádiz. Es licenciado en Periodismo por la Universidad de Sevilla y Máster de periodismo de EL PAÍS.
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