Europa no debe defraudar a África
Los africanos buscan hoy el apoyo de Europa para lograr un pacto fiscal internacional que acabe con la sangría de sus recursos


En el proceso acelerado de resituación de los países en el nuevo orden mundial, Europa debe replantearse sus relaciones con África. La UE no debería volver a defraudar a sus vecinos del Sur después de la dramática experiencia que han supuesto la esclavitud y el colonialismo.
El pasado agosto empezó en Nueva York la andadura de Convención de las Naciones Unidas sobre Cooperación Tributaria Internacional que persigue establecer un sistema fiscal justo desde la perspectiva económica, social y ambiental. La iniciativa de la ONU ha ganado relevancia tras la retirada de Estados Unidos del acuerdo fiscal internacional de la OCDE. Trump además ha logrado que las potencias del G-7 dieran su beneplácito a que las multinacionales estadounidenses no pagaran el impuesto mínimo del 15%.
En las sesiones de la Convención, el grupo africano ha mostrado su interés por lograr “el derecho de cada nación a recaudar ingresos de forma justa a partir de la actividad económica que desarrolla”.
Las relaciones fiscales internacionales fueron abordadas también el pasado julio en la Cuarta Conferencia Internacional sobre Financiación para el Desarrollo que aprobó el Compromiso de Sevilla. El texto incluye interesantes referencias a la cuestión fiscal: “mejoraremos los mecanismos de intercambio de información entre los registros nacionales de propiedad efectiva y estudiaremos la viabilidad y utilidad de establecer un registro mundial de propiedad efectiva”. Buena voluntad pero que no es jurídicamente vinculante.
En este contexto, los países del Sur Global desearían un compromiso más firme de Europa. La Unión Europea ha expresado la voluntad de participar en las sesiones de Naciones Unidas y trabajar para lograr un resultado satisfactorio y sustancial. Pero la UE sigue defendiendo el acuerdo de la OCDE a pesar del golpe fatal que le ha dado EE UU. Los africanos quieren un mayor compromiso europeo.
Las suspicacias de África están justificadas. Según Oxfam y Naciones Unidas, en 2022 los países africanos destinaron 56.000 millones de dólares (48.000 millones de euros) a sufragar su deuda externa, mientras que la Ayuda Oficial al Desarrollo que recibieron fue de 29.000 millones de dólares, (25.000 millones de euros).
Afortunadamente se ha publicado en España un libro esencial para comprender una parte poco conocida de la historia económica europea: Cómo Europa subdesarrolló a África (Capitán Swing). Su autor Walter Rodney, un académico activista, profesor en la Universidad de Dar es Salaam (Tanzania), escribió en 1972 este muy documentado y luminoso libro. En 1980 fue asesinado. Contaba 38 años. Dos ideas: “el funcionamiento del sistema imperialista es el principal responsable del atraso económico africano por haber vaciado África de su riqueza” y “los capitalistas de Europa Occidental fueron los que ampliaron de forma activa su explotación desde dentro de Europa para abarcar la totalidad de África”. Las raíces de Barclays Bank y Lloyd lo acreditan.
Los africanos buscan hoy el apoyo de Europa para lograr un pacto fiscal internacional que acabe con la sangría de sus recursos. Europa debería resituarse en la arena internacional al lado de África de manera coherente con los valores que proclama.
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