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Los alimentos y la electricidad rompen con dos meses de subidas de la inflación, que se mantiene en el 2,7% en agosto

Los carburantes impiden una mayor contención del IPC. La inflación subyacente repunta una décima, hasta el 2,4%, según el dato adelantado por el INE

Pablo Sempere

La inflación en España apunta hacia la estabilidad. El avance de los precios en agosto respecto a 2024, que fue del 2,7% según el dato adelantado que ha publicado este viernes el Instituto Nacional de Estadística (INE), confirma la pausa en la secuencia de subidas observadas en los dos meses anteriores. El índice de precios al consumo (IPC) pasó del 2% al 2,3% en junio, y después repuntó hasta el 2,7% en julio. Por el momento, se mantiene a los mismos niveles.

El INE achaca el parón al comportamiento de los alimentos y de la electricidad, que compensaron el papel negativo de los carburantes. En la misma línea apunta el Ministerio de Economía, que destaca la bajada de los precios de los alimentos y bebidas no alcohólicas respecto a agosto de 2024, así como un encarecimiento de la electricidad más moderado que el registrado un año atrás. No obstante, añade, el combustible se abarató menos que entonces, lo que ha impedido una mayor contención de los precios.

El índice subyacente, que excluye la energía y los alimentos no elaborados por considerarse demasiado volátiles, avanzó una décima en comparación anual y se situó en el 2,4%. Esto refleja una cierta estabilidad en el núcleo de los precios, a falta de que todas estas cifras sean confirmadas en las próximas semanas por el instituto estadístico.

Desde el departamento que dirige Carlos Cuerpo subrayan que “la combinación de estabilidad en los precios y subidas salariales están permitiendo a las familias recuperar de forma progresiva su poder adquisitivo”.

El comportamiento reciente de la inflación en España responde a una combinación de presiones internas y externas. Raymond Torres, director de coyuntura de Funcas, advierte de que el IPC “se ha movido de forma menos favorable a lo esperado en los últimos meses” debido, sobre todo, al encarecimiento de los alimentos no elaborados y a la volatilidad del mercado eléctrico tras el inusual apagón que tiñó de negro la mayor parte de España a finales de abril. Además, apunta que los servicios vinculados al turismo “han mostrado una resistencia a la baja, empujados por la fuerte demanda estival, aunque su impacto podría estar cerca de agotarse”.

De cara a los próximos meses, Torres no descarta un repunte puntual: “De mantenerse esta dinámica, la inflación podría incluso escalar hasta el 3% en septiembre”, explica. Eso llevaría al indicador a alcanzar unos niveles que no se ven en España desde finales de 2024 y principios de 2025, cuando el IPC fue incrementándose poco a poco hasta llegar a una variación del 3% en febrero. Sin embargo, la tendencia que se proyecta para el fin del ejercicio es la de la moderación. Así, en la recta final del ejercicio, Torres prevé una relajación que debería llevar a España a converger en los últimos meses con la media de la eurozona, que se sitúa actualmente en torno al 2%, que es el objetivo que persigue el Banco Central Europeo.

Contener la inflación a ese nivel responde a la idea de que este es un porcentaje que propicia el crecimiento económico sin llegar a perjudicar al consumo. Es un nivel lo bastante bajo como para proteger el poder adquisitivo y evitar que la inflación se descontrole, pero también lo bastante alto como para reducir el riesgo de deflación, facilitar ajustes económicos dentro de la eurozona y dar margen de maniobra a la política monetaria con tipos de interés positivos. De hecho, el pasado 24 de julio, el BCE mantuvo por primera vez los tipos de interés, tras siete recortes consecutivos.

Zoel Martín Vilató, economista de Caixabank Research, considera que los movimientos actuales del IPC en España responden sobre todo a la volatilidad de los componentes más sensibles de la cesta de precios. “Las oscilaciones en electricidad, carburantes y alimentos frescos se están compensando entre sí, mientras que los servicios turísticos no deberían ejercer más presión tras el fuerte aumento registrado el verano pasado”, señala.

Por un lado, era previsible que el precio de la electricidad fluctuase a la baja. “Así lo sugería el precio de la tarifa PVPC, que suele ser un buen predictor y ha caído un 2,1% intermensual este agosto”, explica. El fuerte repunte que tuvo lugar en el octavo mes del año pasado, prosigue, supone un efecto base que podría reducir la tasa de variación interanual del precio de la electricidad hasta el rango del 10% o 15% frente el 17,3% de julio.

Por otro, todo apuntaba a que los carburantes presionarían la inflación al alza, continúa Martín Vilató. “El precio de la gasolina ha caído un 0,6% intermensual este agosto. Sin embargo, la caída del 2,5% en el mismo mes del año pasado supone un efecto base que moderará la caída de la tasa de variación interanual del precio de los carburantes, que retrocedió un 4,5% en julio”.

En conjunto, los analistas coinciden en que la evolución de la inflación en los próximos meses dependerá en buena medida del comportamiento de los precios energéticos, de los alimentos frescos y del llamado efecto base respecto a 2024, que hace más difícil la corrección debido al efecto escalón. Con la inflación general anclada en el 2,7% y la subyacente mostrando síntomas de moderación, el escenario apunta hacia una mayor estabilidad y un acercamiento paulatino hacia la media que maneja la zona euro.

La región ―con datos actualizados por ahora hasta el mes de julio― se mantiene en el 2%, una cifra “estable” respecto de la de junio y por debajo del 2,6% que alcanzaba hace justo un año, según comunicó la semana pasada la oficina estadística comunitaria, Eurostat. Por componentes, la energía, que es más barata que en 2024, y los servicios, que siguen subiendo, pero lo hacen menos que 12 meses antes, son los que más contribuyeron a la moderación general de los precios.

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Sobre la firma

Pablo Sempere
Es redactor en la sección de Economía de CINCO DÍAS y EL PAÍS y está especializado en Hacienda. Escribe habitualmente de fiscalidad, finanzas públicas y financiación autonómica. Es graduado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid.
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