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El ‘delivery’ mira expectante a Uber Eats, la otra gran plataforma con repartidores autónomos

Tras el anuncio de Glovo, el sector espera un movimiento de la compañía estadounidense, que opera con ‘riders’ por cuenta propia y también por cuenta ajena

Un 'rider' de Uber Eats, en 2020 en Barcelona.
Un 'rider' de Uber Eats, en 2020 en Barcelona.MASSIMILIANO MINOCRI
Emilio Sánchez Hidalgo

Tras años de batalla judicial y legislativa, de acumular millones de euros en deudas con la Seguridad Social, de un profundo daño reputacional, Glovo anunció la semana pasada que deja atrás su modelo de falsos autónomos. Lo hizo solo un día antes de que su consejero delegado, Oscar Pierre, compareciese ante la justicia, investigado por un presunto delito contra los derechos de los trabajadores. A falta de que Glovo concrete cómo laboralizará a sus repartidores, en el sector todos miran a la otra gran empresa de reparto a domicilio que opera con autónomos. Es Uber Eats, que ha ido cambiando su modelo en los últimos años en función del contexto. Ahora, en un escenario en que Glovo gira, ¿qué hará la gran compañía estadounidense?

En el delivery español actúan tres protagonistas: uno es Glovo, que siempre operó con falsos autónomos y ha prometido cambiar; otro es Just Eat, que trabaja con asalariados, ya sea empleados de forma directa o por subcontratas, y que acaba de denunciar a Glovo por competencia desleal (le reclama 295 millones de euros en daños y perjuicios); y Uber Eats, a medio camino. Su modelo es híbrido, una parte trabaja asalariada a través de subcontratas y otra lo hace por cuenta propia, como autónomos. La compañía no detalla a cuántos repartidores emplea en cada modelo en España.

La empresa, en comunicación con este periódico, dice que respeta la normativa. “Uber Eats cumple con la regulación vigente en todos los países en los que opera. En España, adaptamos nuestro modelo para ofrecer a los repartidores la libertad de trabajar como asalariados, contratados por una de nuestras flotas colaboradoras en toda España, o como autónomos, con una nueva herramienta que garantiza su total autonomía con la posibilidad de elegir sus propias tarifas, entre otras funcionalidades”, indica un portavoz de la empresa.

Primero autónomos, luego asalariados

Para llegar aquí, a este modelo híbrido, Uber Eats ha emprendido un camino lleno de curvas. Al inicio, cuando Deliveroo también era parte del mercado, solo operaba con autónomos. “Era un modelo al 100% de falsos autónomos, como el de Glovo. Pero cambiaron por la aprobación de la ley rider, a finales de 2021”, recuerda el responsable de plataformas digitales de UGT, Fernando García. Entonces era uno de esos repartidores de Uber Eats, a los que la empresa “desconectó” para pasar a un modelo de asalariados, con el objetivo de cumplir la ley rider. “Como yo”, recuerda García, “unas 4.500 personas fuimos desconectadas. No despedidas, según la compañía, desconectadas, lo que la empresa no consideraba un despido. La justicia nos acabó dando la razón, aquello fue un despido masivo”.

Así, la reacción de Uber Eats a la ley rider fue cambiar a un modelo laboral, el que hoy mantiene para los coches VTC. No hay autónomos, pero tampoco empleados directamente por la compañía: operan con las llamadas flotas, subcontratas que emplean a sus conductores. Glovo, sin embargo, no se movió. Siguió funcionando con autónomos, a pesar de la sentencia del Supremo de 2020 y la aprobación de la ley rider.

Después de unos meses, en los que quedó claro que Glovo mantenía el pulso a la ley y la justicia, Uber Eats se quejó del problema de competencia de ese nuevo escenario. “Una vez transcurrido el periodo de transición, todas las empresas teníamos que adaptarnos a la nueva ley. ¿Todas? No, todas no. Glovo, la mayor empresa, líder del delivery en España, decidió seguir operando con trabajadores autónomos”, protestó la directora general de Uber Eats en España, Courtney Tims, en una carta remitida a Yolanda Díaz en marzo de 2022.

Dos repartidores, uno con la mochila de Uber Eats y otro con la de Just Eat, en abril del año pasado en Madrid.
Dos repartidores, uno con la mochila de Uber Eats y otro con la de Just Eat, en abril del año pasado en Madrid.Álvaro García

“Mientras, vemos con impotencia cómo el Gobierno no ha conseguido hacer cumplir la ley rider. Y cómo la situación de desventaja de todas las empresas que sí la cumplimos empeora cada día. Ante esta situación, todos nos hacemos la misma pregunta: ¿Debemos seguir el ejemplo de Glovo y trabajar con autónomos para poder competir en igualdad de condiciones?”, se preguntaba Tims en la misma misiva.

Retorno de los autónomos

Se contestó a sí misma poco después, en agosto de 2022, cuando Uber Eats anunció un nuevo giro: volvía a abrir la puerta a los repartidores por cuenta propia. Pasaba a un modelo híbrido, el que aún mantiene en vigor, en el que unos repartidores son asalariados y otros autónomos. La empresa cree que su forma de operar con autónomos sí respeta la ley rider, en esencia porque, explican, la app no les da órdenes, da libertad al repartidor. Según especifica Uber Eats, el repartidor conoce el detalle del pedido antes de aceptar y no se le penaliza si lo rechaza; y puede determinar el precio mínimo por kilómetro en cada pedido y recibir únicamente ofertas que sean iguales o superiores a esa tarifa.

Nuria Soto, portavoz de la plataforma Riders X Derechos, cree que este modelo de Uber Eats no respeta la ley rider: “Es lo mismo de siempre. Es un sistema totalmente opaco, en el que los trabajadores no puede elegir, por mucho que lo repitan. Las elecciones siempre están condicionadas, aprovechando la vulnerabilidad de los repartidores, así que no se puede considerar que sean autónomos. En esencia es igual que lo de Glovo”.

La empresa defiende la diferencia del modelo que arrancó en 2022 y reivindica que no se encuentra ni investigado ni sancionado por Inspección de Trabajo. “Sí hay investigaciones y sentencias, aunque no firmes, de su anterior modelo de autónomos. Con el paso del tiempo se irán confirmando multas. Glovo ha puesto la cara y se ha llevado casi toda la atención, lo que ha ayudado a Uber a librarse del foco. Pero la uberización de la economía no se llama así por casualidad”, añade el representante de UGT.

Uber Eats insiste en que su modelo de autónomos da libertad al repartidor, que en países como Portugal está obteniendo respaldo judicial y que respeta la directiva europea de plataformas, aprobada recientemente y en cuya trasposición, según explicó la semana pasada el secretario de Estado de Trabajo en una entrevista con este periódico, empezarán a trabajar “inmediatamente”. En la misma entrevista, a una pregunta directa sobre Uber Eats, Joaquín Pérez Rey dijo: “Si hay alguna otra empresa, con independencia de su tamaño o de su fuerza, que está incumpliendo la ley rider en este momento, sobre ella caerá también el peso de la ley con toda su intensidad. No va a haber excepciones”.

“Tendrán que acompasarse al paso de Glovo o empezaremos a centrar las denuncias en ellos”, agrega Raúl Olmos, adjunto a la Secretaría de Acción Sindical de CC OO. “No cabe la utilización de ningún modelo híbrido. Ellos mismos dijeron que no podían competir con Glovo mientras operase con autónomos y por eso volvieron a recurrir a ellos. Pues Glovo ha pasado a cumplir, así que ellos también deben cambiar”. Su sindicato ha lanzado una herramienta de consulta (en este enlace) para los repartidores de Glovo, mediante la cual los especialistas de CC OO resolverán sus dudas sobre la transición al modelo laboral.

¿Qué hará la empresa?

Algunas voces autorizadas del sector anticipan que es “previsible” que Uber Eats deje atrás el modelo de autónomos. Así lo prevén por “coherencia” con los últimos años, ante la certeza de que la empresa se ha ido adaptando al contexto: trabajaba con autónomos en los primeros pasos del sector; cambió al modelo asalariado cuando le empujó la legislación; y se quedó a medio camino ante la testarudez de Glovo. Otras fuentes, también del sector, creen que mantendrá su apuesta actual.

“Igual que Uber dijo que se veía a arrastrada a volver a los autónomos porque Glovo los mantenía, con esa misma lógica ahora debería laboralizar. Deberían ser lo bastante coherentes como para dejarse arrastrar de vuelta a la legalidad. El argumento es el mismo, pero en dirección opuesta”, opina García. Cree que Uber Eats volverá a un sistema 100% laboral, “pero lo hará poco a poco, intentando que el foco no se ponga sobre ella como lo ha tenido Glovo”.

Soto no sabe qué hará Uber Eats, pero subraya que “si vamos a que todas tengan el modelo de Just Eat, nos queda una lucha larguísima igualmente”. Se refiere a lo bajos que son los salarios, a la alta siniestralidad, a las dificultares para la negociación colectiva y a la inquietud y poca información respecto a los algoritmos, que condicionan la vida de tantos trabajadores. “Lo vemos en otros sectores. La economía de plataformas tiene muchas aristas, debemos tener mucha cautela”.

Un estudio reciente de la Universidad Complutense y CC OO señalaba las malas condiciones de los empleados por plataformas en España. Los peores resultados fueron los de Glovo: no garantiza que sus trabajadores ganen al menos el salario mínimo, ni mucho menos una retribución justa después de gastos, ni mitiga los riesgos del trabajo, ni proporciona una red de seguridad social, ni condiciones contractuales claras, ni procedimientos adecuados para la toma de decisiones, ni un proceso administrativo equitativo, ni asegura la libertad de asociación y expresión de los trabajadores, ni promueve la gobernanza democrática, ni evita las clausulas abusivas.

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Sobre la firma

Emilio Sánchez Hidalgo
Redactor de Economía. Empezó su trayectoria en EL PAÍS en 2016 en Verne y se incorporó a Sociedad con el estallido del coronavirus, en 2020. Ha cubierto la erupción en La Palma y ha participado en la investigación de la pederastia en la Iglesia. Antes trabajó en la Cadena SER, en el diario AS y en medios locales de su ciudad, Alcalá de Henares.
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