El choque de Unicredit en Alemania por Commerzbank revela las trabas para avanzar en la Unión Bancaria
Berlín ha criticado la operación del banco italiano como un “ataque hostil” en una actitud que algunos definen como nacionalismo económico en un momento en el que se ha relanzado la idea de completar la Unión Bancaria Europea
El proyecto de una Unión Bancaria europea echó a andar en 2014, con la creación de un mecanismo único de supervisión bancario, uno de sus pilares. Sin embargo, hoy, diez años después, la unión bancaria sigue inacabada e incompleta. Esta semana, el rechazo del Gobierno alemán al movimiento del banco italiano UniCredit para hacerse con una gran parte del alemán Commerzbank revela las trabas al proyecto, pese a la retórica de que hay que impulsar las fusiones para romper las barreras nacionales; y más en un momento en el hay competir con Estados Unidos y China.
El canciller alemán, Olaf Scholz, ha definido la estrategia de UniCredit, con un valor de mercado tres veces mayor que el de Commerzbank, como “ataque hostil”. Berlín considera a a la entidad germana como un importante activo para sus pequeñas y medianas empresas. El rechazo y los comentarios del canciller han suscitado las críticas del Gobierno italiano. Mientras, pese a que Berlín mantiene su actitud proteccionista, las acciones de UniCredit y Commerzbank han subido. “No es una cuestión de mercados, parece más bien nacionalismo económico”, remarca Nicolas Véron, investigador principal del Instituto Bruegel y del Peterson Institute for International Economics en Washington.
El rechazo de Berlín llega justo en un momento en el que se ha relanzado la idea de completar la Unión Bancaria. Hace solo unas semanas, el esperado informe del expresidente del Banco Central Europeo Mario Draghi volvió a poner el foco en el tema. “Para aumentar la capacidad de financiación del sector bancario, la UE debería intentar reactivar la titulización [capacidad de convertir las carteras en derechos de compraventa] y completar la Unión Bancaria”, dice. “Un paso mínimo hacia la culminación de la Unión Bancaria sería crear una jurisdicción separada para los bancos europeos con importantes operaciones transfronterizas que no tuvieran en cuenta las diferencias entre países desde los puntos de vista regulatorio, supervisor y de gestión de crisis”, remarca.
La Unión Bancaria europea tiene tres pilares, los dos primeros —el mecanismo único de supervisión y el de resolución— están en marcha. Aunque el segundo tiene un talón de Aquiles peligroso y es muy frágil en caso de crisis: tiene un fondo, actualmente de unos 77.000 millones de euros, que se va alimentando de los bancos, pero si hay una crisis mayor, ese fondo (que cubre 2.777 bancos) no alcanzaría. Y de momento no hay un respaldo presupuestario o fiscal para completar ese fondo en caso de una crisis de gran envergadura o si esos recursos se quedan cortos; un punto que bloquea precisamente Italia.
El tercer pilar de la Unión Bancaria ni siquiera se ha lanzado: un fondo de garantía de depósitos único europeo, que proteja las cuentas (o al menos una parte) de los bancos de los 21 miembros de la unión bancaria (todos los de la zona euro más Bulgaria) con una garantía común. Y esto se debe fundamentalmente a la oposición de Alemania, que es reticente a las mutualizaciones del riesgo y que teme tener que hacerse cargo de maniobras de bancos de otros países de los que desconfía (sobre todo, de los del sur).
De ahí que el caso de Commerzbank y UniCredit sea tan paradigmático y una prueba sobre si el compromiso con la Unión Bancaria y los discursos de los líderes sobre ella son reales o vacíos. “Es demasiado pronto para juzgar lo que va a suceder con la oposición alemana y si la operación de UniCredit se va a completar. Si sucede, se verá que la unión bancaria es algo real. Incluso sin cambio de legislación, los accionistas han visto esta transacción como una buena idea, las acciones han subido, el juicio de los mercados es positivo”, dice Véron.
“Es un caso de falta de confianza entre Estados miembros que, aunque la unión bancaria estuviera completa con sus tres pilares, se mantendría”, dice Judith Arnal, investigadora de Instituto Elcano y de CEPS, que cree que las capitales tienen dudas sobre si, en el caso de que se produzca una crisis, en base a qué intereses nacionales tomará decisiones la entidad bancaria resultante. “Pasa algo similar a lo que ocurrió con la Unión del Mercado de Capitales, que se lanzó en 2015. Se lanzan buenos proyectos pero luego no hay un verdadero apoyo político, que puede llegar a avanzar si hay una crisis económica por la que se tenga que completar la Unión Bancaria y forzar fusiones transfronterizas”, subraya.
Las normas prudenciales (las reglas sobre el capital que las entidades deben tener disponible para responder) se endurecieron mucho durante la pasada crisis financiera y disuadieron a los bancos de hacer fusiones transfronterizas. Así que el proceso de consolidación ha sido nacional. Eso significa un mercado más concentrado a nivel nacional y con menos competencia, pero en el que no hay ni operadores europeos, ni un banco paneuropeo. Tampoco hay en la UE bancos de inversión potentes, otra asignatura pendiente.
El gobierno alemán posee una participación del 12% en Commerzbank, por eso una posible adquisición de un buen porcentaje por parte de UniCredit (que quiere aumentar su participación al 29,9%) es un tema sensible políticamente. También la oposición alemana ha criticado la intención de la entidad italiana. En Alemania, donde preocupa la suerte de Commerzbank y de si se producirán recortes de empleo (la entidad cuenta con más de 25.000 clientes empresariales, casi un tercio de los pagos del comercio exterior alemán y más de 42.000 empleados) no solo critican el fondo, sino también las formas de la operación de UniCredit, que había acumulado cerca del 21% del banco alemán mediante una combinación de acciones y derivados.
Si se completase la adquisición, sería el primer acuerdo bancario transfronterizo significativo en Europa desde la crisis financiera. “Todavía se puede llegar a un compromiso, pero la hostilidad que se está desarrollando en Italia y Alemania podría frustrar cualquier paso significativo hacia la culminación de la unión bancaria y la integración de los mercados de capital, que todas las partes consideran necesarias para sacar a Europa de su malestar”, señala David Marsh, presidente del laboratorio de ideas económico y bancario OMFIF, en un análisis sobre el caso.
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