La UE quiere acelerar la integración bursátil para frenar la fuga de empresas a Wall Street
Los ministros de Finanzas de los 27 lanzan un plan para avanzar en la unión del mercado de capitales
El mercado único imperfecto de la Unión Europea tiene una de sus asignaturas pendientes en la integración de sus mercados bursátiles y de emisión de títulos de deuda desde hace mucho tiempo. Para intentar aprobar una reforma que permita avanzar sobre la unión de capitales en la próxima legislatura, los ministros de Finanzas han aprobado este lunes una declaración de intenciones bastante detallada que pretende impulsarla. En ella se habla de compromisos para homogeneizar la declaración de quiebras e insolvencias o de caminar hacia una “mayor convergencia” en la supervisión de los reguladores y supervisores de mercados o de impulsar productos de ahorro, como planes de pensiones, que tengan una dimensión comunitaria. El objetivo último es mejorar el acceso de las empresas a financiación no bancaria que les ayuden a conseguir dinero para invertir y que no acudan a otros lugares donde estos mercados de capitales son mayores y funcionan de una forma más eficiente, como Estados Unidos o Reino Unido (principalmente, por la City londinense).
Que la UE precisa ahondar en la integración de sus mercados de bonos o bursátiles es una necesidad que aparece recurrentemente en los comunicados que emiten las instituciones europeas. Sin embargo, hasta ahora no se ha dado el impulso político necesario para echar adelante con ella. En estos momentos, en cambio, acucia la necesidad de lograr inversión privada para la transición gemela (digital y ecológica) e, incluso, para necesidades geoestratégicas (industria de defensa). Las cantidades que se barajan son enormes: la presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde, cifró en 800.000 millones de euros al año hasta 2031 el dinero necesario para reducir un 90% las emisiones de carbono en Europa y a esta cantidad añadió otros 75.000 millones para Defensa.
No todo ese dinero tiene que llegar del sector privado, buena parte debe hacerlo de los presupuestos públicos. Pero la situación fiscal de muchos de los Estados miembro —entre ellos España— no es holgada y, además, algunos de los que están en mejor situación no están por la labora de invertir recursos públicos (Alemania). Eso conduce, inevitablemente, a mirar al ahorro privado y a buscar vías que lo canalicen hacia los mercados de capitales como una forma de incrementar la inversión.
“Se trata del futuro y de la clara comprensión que todos los ministros de finanzas han adquirido, sobre todo en el último año, de que los mercados bursátiles de los Estados Unidos y los mercados bursátiles allí están demostrando ser un atractivo muy, muy atractivo para muchas empresas europeas en este momento”, apunta el presidente del Eurogrupo, Pascal Donohoe, en una conversación con varios medios europeos, entre ellos EL PAÍS, unas horas antes de que comenzara su reunión con los ministros.
El también ministro irlandés deposita su esperanza esta vez en que, a diferencia de ocasiones y llamamientos anteriores a avanzar en la llamada Unión del Mercado de Capitales, como se lleva en la terminología comunitaria a este proceso, ahora son los titulares de Finanzas quienes hacen este llamamiento: “Es la primera vez que el Eurogrupo emite una declaración política sobre el futuro de los mercados de capitales. Hemos hecho una sobre la política presupuestaria. Lo hemos hecho sobre la unión bancaria. Lo hemos hecho sobre cualquier otra responsabilidad. Pero aún no lo hemos hecho sobre los mercados de capitales. Así que creo que esta iniciativa es diferente porque viene de los propios ministros. No procede de la Comisión. No procede del Parlamento. No viene de los primeros ministros”.
Además de las necesidades actuales, también la presión francesa ha contribuido a dar este paso. Hace pocas semanas, en la reunión informal que los ministros de Finanzas de la UE celebraron en Gante el titular francés, Bruno le Maire, dio un golpe en al mesa. “No he venido aquí a pegar la hebra”, declaró para justificar una propuesta en la que venía plantear que los Estados que estuvieran dispuestos avanzaran en esa integración de los mercados de bonos y deuda. Llegó a plantear la posibilidad de sacar un producto de ahorro a escala de la Unión. “Seremos tres, cuatro, cinco países, da igual. Pero como es imposible empezar rápido con los 27, empecemos algunos”, proclamó.
Un par de semanas después ha sido posible sacar adelante un comunicado conjunto en el que hay bastantes encargos para la Comisión Europea, probablemente la que salga de las próximas elecciones de junio. Le piden evaluaciones y estudios sobre cómo desarrollar un mercado de emisiones de deuda más transparente y que distribuya mejor el riesgo, cómo mejorar la supervisión y dar más poder a supervisores comunes como la Autoridad Europea de Valores y Mercados (ESMA, por sus siglas en inglés) o las vías para reducir las cargas regulatorias. También se apunta a homogeneizar legislaciones de quiebra o las normas contables.
Este documento se suma a los informes que están preparando los ex primeros ministros italianos Mario Draghi y Enrico Letta. Ambos tienen sendos encargos, el primero de la Comisión y el segundo del presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, de elaborar estudios para impulsar la competitividad de la UE frente a otras regiones del mundo (Estados Unidos, China o la India) frente a las que los Veintisiete llevan tiempo perdiendo terreno.
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