“Cómprale un iPhone a tu madre”: cómo Apple pasó de protestar contra Microsoft a ser un monopolio
Los fiscales comparan el nuevo caso con demandas históricas como la presentada contra la compañía fundada por Bill Gates
Al consejero delegado de Apple, Tim Cook, le preguntaron en 2022 si Apple iba a arreglar los problemas que daba su servicio de mensajería entre los iPhone y los teléfonos Android. “Es duro, no quiero hacerlo personal, pero no puedo enviar a mi madre ciertos vídeos”, le dijeron. “Cómprale un iPhone a tu madre”, contestó Cook. El intercambio se incluye en la demanda que ha presentado el Departamento de Justicia y los fiscales generales de 16 Estados contra el gigante tecnológico, acusado de infringir las leyes contra monopolios al abusar de su posición de dominio. Los fiscales han comparado la demanda con otros casos históricos, como el que emprendieron contra Microsoft. Entonces, la compañía fundada por Steve Jobs se quejaba de los abusos de su rival. Ahora, es Apple la acusada de monopolio ilegal.
La propia demanda del Departamento de Justicia hace un repaso histórico de la compañía, fundada en 1976 por Steve Jobs y Steve Wozniak en la casa del primero. Desde el principio apostó por ordenadores personales de alta gama y cuidado diseño, con un sistema operativo intuitivo que en buena medida replicó luego Microsoft con mayor éxito. A finales del siglo pasado estaba al borde de la bancarrota, desplazado por fabricantes de ordenadores más baratos que utilizaban Windows.
La suerte de la empresa cambió para bien en gran medida gracias al lanzamiento del iPod en 2001, asociado a su aplicación iTunes en torno a la que unía a consumidores y discográficas en una misma plataforma. El Departamento de Justicia recuerda que fue el caso antimonopolio contra Microsoft el que abrió el mercado y limitó la capacidad de la empresa de Bill Gates para prohibir a empresas como Apple ofrecer iTunes en ordenadores con el sistema operativo Windows.
En 1998, Steve Jobs, cofundador de Apple, criticó el monopolio y las “tácticas sucias” de Microsoft en los sistemas operativos para atacar a Apple, lo que llevó a la empresa a acudir al Departamento de Justicia con la esperanza de conseguir que Microsoft “jugara limpio”. El éxito de la acción antimonopolio contra Microsoft permitió que el éxito del iPod y de iTunes se multiplicase.
La entrada de iTunes en Windows impulsó al iPod y contribuyó al desarrollo y éxito del siguiente producto estrella de Apple, el revolucionario iPhone, que llevó a la compañía a la cima. “Pero tras el lanzamiento, Apple empezó a reprimir el desarrollo de tecnologías multiplataforma en el iPhone, justo como Microsoft intentó reprimir las tecnologías multiplataforma en Windows”, señala el Departamento de Justicia.
Casi todas las aplicaciones del primer iPhone, lanzado en 2007, estaban creadas por Apple. En realidad, había poco más de una docena: Calendario, Cámara, Reloj, Contactos, iPod, Mensajes, Notas, Teléfono, Fotos, Safari, Bolsa, Notas de voz y Tiempo. Un año después del lanzamiento de su teléfono inteligente, Apple invitó a terceros desarrolladores a crear aplicaciones nativas para su revolucionario móvil.
Eso era un arma de doble filo. La economía de una plataforma de teléfonos inteligentes es tal que el valor de la plataforma para los usuarios y, a su vez, para el propio operador de la plataforma aumenta cuando se añaden nuevas aplicaciones y nuevas funciones. Pero si esas funciones amenazan a la propia plataforma o la migración a otra es sencilla, pueden acabar perjudicándola.
La decisión de Apple de invitar a terceros y la consiguiente proliferación de aplicaciones generó decenas de miles de millones de dólares en beneficios para Apple y es la que le ha permitido alcanzar una base de usuarios del iPhone de más de 250 millones de dispositivos en Estados Unidos. La empresa tiene una cuota de mercado de más del 70% del mercado de teléfonos inteligentes de alto rendimiento y más del 65% del mercado de teléfonos inteligentes en general.
Para evitar riesgos, Apple mantuvo un estrecho control de su tienda de aplicaciones, haciendo cumplir sus normas de forma arbitraria, según el Departamento de Justicia. “Con frecuencia utiliza las normas y restricciones de la App Store para penalizar y restringir a los desarrolladores que aprovechan las tecnologías que amenazan con interrumpir, desintermediar, competir o erosionar el poder de monopolio de Apple”, sostiene la demanda. “Apple designa selectivamente las API como públicas o privadas para beneficiar a Apple, limitando la funcionalidad que los desarrolladores pueden ofrecer a los usuarios de iPhone, incluso cuando la misma funcionalidad está disponible en las propias aplicaciones de Apple, o incluso en aplicaciones seleccionadas de terceros”, añade.
Un enorme poder
El control de Apple sobre la distribución y la creación de aplicaciones le confiere un enorme poder. “Limitar las características y funcionalidades creadas por terceros y, por tanto, disponibles para los usuarios del iPhone, empeora el iPhone y priva a Apple del valor económico que obtendría como operador de la plataforma. No tiene sentido económico para Apple sacrificar los beneficios que obtendría de las nuevas características y funcionalidades, a menos que tenga alguna otra razón compensatoria para hacerlo, como la protección de sus beneficios de monopolio”, asegura el escrito.
La demanda del Departamento de Justicia se centra en cinco áreas en las que considera que los abusos de posición dominante han sido más evidentes: los servicios de mensajería, la cartera digital, la interrelación del iPhone con los relojes inteligentes en favor del Apple Watch, las superaplicaciones (al estilo WeChat, que sirven de puerta de entrada a utilidades variadas) y los servicios de streaming en la nube, en particular para videojuegos.
Apple ha creado tales barreras de entrada en el mercado de la telefonía móvil, que grandes empresas con enormes recursos han tenido que tirar la toalla. Amazon lanzó su teléfono móvil Fire en 2014, pero no pudo mantener su negocio de forma rentable y lo abandonó al año siguiente; Microsoft abandonó su negocio de móviles en 2017; HTC dejó el mercado al vender su negocio de teléfonos inteligentes a Google en septiembre de 2017, y LG se retiró en 2021. Solo Samsung y Google siguen siendo competidores significativos en el mercado de teléfonos inteligentes de Estados Unidos. “Las barreras son tan altas que Google es un tercero distante de Apple y Samsung, a pesar del hecho de que Google controla el desarrollo del sistema operativo Android”, dice la demanda.
“Apple cobra casi 1.600 dólares por un iPhone”, señaló este jueves el fiscal general de Estados Unidos, Merrick Garland, al anunciar la demanda. “Pero, como alega nuestra denuncia, Apple ha mantenido un poder de monopolio en el mercado de los teléfonos inteligentes, no simplemente por ir por delante de la competencia en cuanto a los méritos, sino por violar la ley federal antimonopolio. Los consumidores no deben pagar precios más altos porque las empresas infrinjan la ley”, añadió. La fiscal general adjunta le secundó: “Por poderosa que sea, por prominente que sea, por popular que sea, ninguna empresa está por encima de la ley” dijo.
La demanda reclama que se declare que Apple ha vulnerado la legislación antimonopolio y que se impongan todo tipo de medidas correctivas. Entre ellas, que deje de cerrar el paso a las superaplicaciones y las aplicaciones de streaming en la nube; que abra paso a las aplicaciones de mensajería y cartera digital de terceros; que haga compatibles los relojes inteligentes de otros competidores y, en general, que impida las prácticas anticompetitivas a través de sus tiendas de aplicaciones. La demanda, de momento, le ha costado en un día más de 100.000 millones de dólares de valor en Bolsa.
Un cuarto de siglo después de que la compañía fundada por Steve Jobs se revolviese contra las prácticas anticompetitivas de Microsoft, los jueces tendrán la palabra sobre si es Apple quien viola las leyes antimonopolio con el iPhone.
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