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El BCE sufre sus primeros números rojos en dos décadas por la subida de los tipos de interés

La autoridad monetaria registra unas pérdidas de 1.266 millones tras provisionar otros 6.620 millones

Christine Lagarde, presidenta del BCE
La presidenta del BCE, Christine Lagarde, durante una rueda de prensa en Fráncfort.KAI PFAFFENBACH (REUTERS)
Lluís Pellicer

El volantazo que dio el Banco Central Europeo (BCE) a partir de julio de 2022 se ha traducido en una sangría en sus cuentas anuales. La autoridad monetaria cerró el año pasado con unas pérdidas de 1.266 millones de euros después de provisionar otros 6.620 millones, según las cuentas difundidas este jueves por la entidad tras haber sido aprobadas por su Consejo de Gobierno. Por primera vez desde 2004, la institución que preside Christine Lagarde registra números rojos, a los que ha llegado a causa de la abrupta subida de los tipos de interés después de casi una década de dinero ultrabarato. El Eurobanco todavía espera incurrir en pérdidas en los próximos años, pero espera irlas drenando a medida que siga reduciendo el tamaño de su balance y rebajando los tipos de interés.

Los números rojos del BCE no han sido ninguna sorpresa. Los resultados de los bancos centrales, dentro y fuera de la zona euro, se están viendo teñidos de rojo por el rápido endurecimiento de la política monetaria para aplacar la inflación. Después de la crisis financiera, Fráncfort llevó a cabo una política ultraexpansiva para sacar a Europa de la penuria económica, con una receta que consistía en tipos de interés bajos y compras masivas de deuda. Sin embargo, la elevada inflación llevó al instituto monetario a cambiar por completo esa dinámica, elevando el precio del dinero del 0% al 4,5% en poco más de un año y medio. En ese mismo periodo, la facilidad de depósito subió del -0,5% al 4%, por lo que tuvo que elevar la remuneración por las reservas bancarias a la vez que los ingresos por los rendimientos de la deuda en balance seguían siendo muy inferiores.

En realidad, los resultados de 2022 ya fueron negativos. El BCE cerró ese ejercicio con un resultado de cero euros. Es decir, no tuvo ni beneficios ni pérdidas. Eso sí, logró ese equilibrio tras provisionar 1.627 millones de euros. Rompía, en cualquier caso, una racha de casi 20 años de ganancias en las que acumuló unos beneficios de 33.600 millones de euros y que llegó a su pico en 2019, cuando lució unos números verdes de 2.366 millones de euros. En el ejercicio pasado, las provisiones cubrieron el grueso de unas pérdidas que alcanzaron los 7.800 millones de euros. La principal consecuencia de los números rojos, según ha explicado la entidad, es que “no habrá distribución de beneficios a los bancos centrales nacionales de la zona del euro para 2023″.

En un comunicado, la institución monetaria ha recordado que las pérdidas reflejan “las medidas políticas necesarias del Eurosistema para cumplir con su mandato principal de mantener la estabilidad de precios” y que no “tienen ningún impacto en su capacidad para llevar a cabo una política monetaria eficaz”. Es más, el Eurobanco resalta la fortaleza de su patrimonio, de 44.500 millones de euros. “El BCE puede operar con eficacia y cumplir su mandato principal de mantener la estabilidad de precios independientemente de cualquier pérdida”, remacha la nota. Según la entidad, el mayor gasto se debió a la subida de los tipos de interés de las operaciones principales de financiación, que pasaron el 0,6% en 2022 al 3,8% en 2023. Por el lado de los ingresos, aumentaron de señoreaje, es decir, por los euros en circulación.

Las cuentas del BCE recogen también la reducción del balance que ha ido haciendo la entidad desde que empezara la crisis inflacionista. Ya en 2022 lo rebajó de 8,56 a 7,95 billones de euros. El año pasado lo podó un billón más, dejándolo en 6,9 billones de euros. El grueso de ese drenaje se debe la disminución de las operación de préstamos del Eurosistema, de 1,3 billones 410.000 millones de euros gracias a los vencimientos y reembolsos anticipados de las líneas de liquidez barata que el Eurobanco concedía a la banca, las llamadas TLTRO. A esa reducción también contribuyeron el fin de las compras y reinversiones vinculadas al programa de compra de bonos lanzado por Mario Draghi, conocido como APP (por sus siglas en inglés), que hizo que esas tenencias cayeran en 228.000 millones, hasta los 3 billones de euros. La ralentización del otro plan, vinculado a la pandemia (llamado PEPP) también redujo esa cartera en 15.000 millones, hasta los 1,6 billones. Las reinversiones de ese plan seguirán vivas este año, pero irán ralentizándose hasta acabar a finales de 2024.

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Sobre la firma

Lluís Pellicer
Es jefe de sección de Nacional de EL PAÍS. Antes fue jefe de Economía, corresponsal en Bruselas y redactor en Barcelona. Ha cubierto la crisis inmobiliaria de 2008, las reuniones del BCE y las cumbres del FMI. Licenciado en Periodismo por la Universitat Autònoma de Barcelona, ha cursado el programa de desarrollo directivo de IESE.
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