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Estados Unidos abre una investigación formal contra Boeing por el accidente de Alaska Airlines

La Administración Federal de Aviación (FAA) comprobará si la compañía permitió que volaran aparatos que no eran seguros

Crisis aviones Boeing
El hueco que quedó en el avión de Alaska Airlines 737-9 Max que efectuó el vuelo 1282 el pasado viernes y tuvo que hacer un aterrizaje de emergencia.NTSB (via REUTERS)
Miguel Jiménez

Las autoridades aeronáuticas estadounidenses han anunciado este jueves la apertura de una investigación formal a Boeing tras el accidente de la semana pasada en que uno de sus Boeing 737 Max 9 perdió en pleno vuelo un panel destinado en otras configuraciones a una puerta de seguridad. El avión tuvo que hacer un aterrizaje de emergencia en Portland (Oregón) de donde había despegado rumbo a Ontario (California) La Administración Federal de Aviación (FAA, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos ya decidió el sábado pasado la inmovilización de la gran mayoría de los aparatos del modelo 737 Max 9, pero ahora da un paso adicional.

“Este incidente nunca debería haber ocurrido y no puede volver a suceder”, ha escrito la agencia aeronáutica en la red social X. “La FAA ha notificado formalmente a Boeing que está llevando a cabo una investigación para determinar si Boeing no garantizó que los productos terminados se ajustaran a su diseño aprobado y estuvieran en condiciones para un funcionamiento seguro de acuerdo con las regulaciones de la FAA”, añade el comunicado, difundido también a través de la página web del organismo. “La seguridad de los pasajeros, y no la velocidad, determinará el calendario de vuelta al servicio del Boeing 737-9 Max”, añade. La agencia señala que “las prácticas de fabricación del fabricante de aviones deben cumplir las estrictas normas de seguridad de las que son legalmente responsables”.

La decisión de la FAA llega después de que el secretario de Transporte de EE UU, Pete Buttigieg, diera a entender el miércoles que el Max 9 no volvería a entrar en servicio precipitadamente. En una conferencia sobre transporte celebrada en Washington, dijo que los aviones permanecerían en tierra hasta que los reguladores los consideraran seguros para volar, lo que calificó de “única consideración”.

Las primeras inspecciones preliminares tanto de Alaska como de United han detectado piezas flojas en otros aviones en esa misma zona. Los paneles que cubren el hueco de las puertas se sujetan con pernos y clavijas. Las compañías no han dado detalles de cuáles han sido los problemas inicialmente detectados. Se ha barajado incluso la hipótesis de que no se hubieran puesto las sujeciones en el avión que sufrió el accidente. La alternativa es que no se hubieran colocado bien o que hubiera algún material defectuoso.

Este miércoles, el presidente y consejero delegado de Boeing, Dave Calhoun, y los directivos de la compañía celebraron una reunión por teleconferencia con todos los empleados dedicada a la importancia de la seguridad y a subrayar cómo cada detalle es importante. En ella, Calhoun entonó un mea culpa. “Vamos a abordar esto, en primer lugar, reconociendo nuestro error”, dijo el directivo, hablando desde una fábrica en renton (Washington) donde se producen esos aviones. “Vamos a abordarlo con total transparencia en todo momento. Vamos a trabajar con la NTSB [Junta Nacional de Seguridad en el Transporte] que está investigando el accidente en sí para averiguar cuál es la causa original”, dijo Calhoun, según un fragmento de la intervención publicado por la empresa.

Este jueves, Alaska Airlines anunció que había tomado la decisión de cancelar todos los vuelos de los aviones 737-9 MAX hasta el sábado 13 de enero mientras realiza las inspecciones y se prepara para volver al servicio. “Esto equivale a entre 110 y 150 vuelos diarios. Esperamos que esta medida proporcione a los pasajeros un poco más de seguridad, y estamos trabajando sin descanso para realojar a los pasajeros afectados en otros vuelos”, decía la empresa.

La cotización de Boeing ha caído con fuerza en este arranque de año como consecuencia del accidente, la inmovilización de la flota de Air 737 Max 9 y la apertura de la investigación.

Aunque se han entregado algunos más, en total hay 215 aparatos de la variante 737 Max 9 operativos, según datos facilitados por la consultora Cirium a EL PAÍS. Aparte de los 65 de Alaska Airlines, United Airlines tiene 79; la panameña Copa, 29, y la mexicana Aeroméxico, 20. Turkish Airlines tiene 5 y el resto están muy repartidos entre unas cuantas compañías. No todos tienen la misma configuración en la que la puerta de seguridad trasera esta tapada con un panel y que son los que han necesitado la inspección.

El siniestro ha puesto de nuevo a Boeing y su modelo 737 Max en el ojo del huracán después de que en 2019 se le retirara el permiso de vuelo —el fabricante estadounidense hasta suspendió su fabricación— a raíz de dos accidentes fatales que le costaron la vida a más de 300 personas en otra versión del 737 Max, la 8. En octubre de 2018 se estrelló en el Mar de Java, en Indonesia, el vuelo 610 de la compañía de bajo coste Lion Air operado por un 737 Max 8; pocos meses después, en marzo de 2019, fallecieron 157 personas en el vuelo 302 de Ethiopian Airlines en el mayor desastre aéreo de ese año —el modelo de avión era el mismo—.

La investigación que se puso en marcha tras las dos desgracias desveló fallos en el diseño del sistema de estabilización (MCAS) del modelo y que la empresa, pese a haber asegurado que los 737 Max eran tan seguros como cualquier otro tipo de aeronave, sabía del defecto. Por engañar a los inversores, la Comisión de Valores y Bolsa estadounidense (la SEC, por sus siglas en inglés) multó la compañía con 200 millones de dólares e impuso una sanción de otro millón a su ex consejero delegado, Dennis A. Muilenburg. La FAA mantuvo hasta noviembre de 2020 la prohibición de volar a los 737 Max, pero la crisis de confianza se estuvo arrastrando más tiempo y Boeing estaba empezando ahora a superarla. Por eso, el nuevo incidente ha sido todo un mazazo para la compañía.

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Sobre la firma

Miguel Jiménez
Corresponsal jefe de EL PAÍS en Estados Unidos. Ha desarrollado su carrera en EL PAÍS, donde ha sido redactor jefe de Economía y Negocios, subdirector y director adjunto y en el diario económico Cinco Días, del que fue director.

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