La inflación cierra noviembre en el 3,2%, tres décimas menos, gracias a carburantes y alimentos

El penúltimo mes del año acabó con una ligera relajación de los precios en España frente al mismo periodo del curso pasado. Según el dato definitivo publicado este jueves por el Instituto Nacional de Estadística, la inflación cerró noviembre en el 3,2%, confirmando así la previsión de hace dos semanas. La cifra mejora en tres décimas la de octubre, y profundiza en la tendencia hacia la normalización presente este 2023, cuando se han evaporado casi tres puntos de inflación en medio de una agresiva política de subidas de tipos de interés por parte de los bancos centrales que ya parece haber tocado techo. La inflación subyacente, que excluye energía y alimentos frescos, fue del 4,5%, siete décimas menos que la registrada en octubre.

En el apartado de buenas noticias, los alimentos continúan su desescalada. Si en octubre rompieron la barrera de los dos dígitos por primera vez en 18 meses, ahora pierden otras cinco décimas, para situarse en un todavía elevado 9% de incremento respecto al mismo mes del año anterior. El Gobierno destaca en especial “la bajada de los precios del pan y cereales, la leche, huevos y queso”. El Ejecutivo también resalta la rebaja del precio del combustible, con un abaratamiento del diésel del 5,7% y una desaceleración de la gasolina, ahora solo un 2,7% más caro que hace 12 meses, así como de los paquetes turísticos internacionales.

Los productos que más suben respecto a noviembre de 2022 son el aceite de oliva (66,7%), los paquetes turísticos nacionales (21,4%), el arroz (17,1%), las legumbres y hortalizas (16,8%) y los productos de confitería 16,6%). La desaceleración de la inflación no es mayor porque la electricidad ha caído este mes menos de lo que lo hizo en noviembre de 2022.

El cierre de año puede seguir beneficiándose de las rebajas en los combustibles, con el precio de la gasolina en mínimos anuales y el barril de petróleo no muy lejos de ellos. También tendrá consecuencias positivas la fortaleza del euro frente al dólar, que permite comprar la energía más barata. Pero hay otras fuerzas tirando en sentido opuesto. El llamado efecto base complicará que en diciembre continúe aliviándose la tasa de inflación, porque el año pasado ya se produjo un importante descenso de la mano de la energía. Tras muchos meses por debajo, la tasa española es ahora ligeramente superior a la de sus socios la zona euro, donde está en el 2,4%.

Algunas casas de análisis creen que los precios pueden entrar en una fase de cierta estabilidad en las próximas fechas, pero sin retroceder definitivamente a los niveles ansiados por Christine Lagarde y su equipo. “Coincidimos con el BCE en que es poco probable que la inflación general disminuya mucho más en términos interanuales en los próximos meses, ya que la mayoría de los potentes efectos de base favorables están desapareciendo”, afirma Gilles Moëc, economista jefe de AXA IM.

Aunque el 2% parece una meta cercana, desde Fráncfort ya lo han advertido: la última milla puede ser la más complicada de recorrer.

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