Peligrosa brecha generacional
El problema no es solo que los jóvenes vayan a vivir peor que sus padres, sino que se trata de una generación perdida por la falta de futuro a pesar de acreditar una mayor preparación
El deterioro de las condiciones de vida de los jóvenes españoles durante los últimos años es un hecho reiteradamente señalado tanto por las periódicas estadísticas oficiales como por estudios específicos sobre la materia. Una realidad que se constata en la pérdida de derechos laborales que caracterizan las nuevas actividades como repartidores, trabajos sin especialización y todas las innovaciones de la llamada economía gig. Las ciudades se han llenado de locales coworking, donde los jóvenes autónomos, en un clima de aparente libertad, deben pagar de entrada entre 100 y 300 euros mensuales para disponer de un espacio para trabajar.
La consecuencia inmediata de esta nueva organización empresarial con escasos derechos es que estos trabajadores no pueden caer enfermos. Si no trabajan no comen. Y por supuesto con este tipo de empleos es imposible acceder a una vivienda.
Un análisis científico de esta inquietante realidad se encuentra en el estudio Finanzas de los hogares 2000–2022. Escaso ahorro y mayor brecha generacional de la Fundación Afi Emilio Ontiveros, elaborado por Ángel Berges y David Manzano, presidente y patrono de la fundación, respectivamente. Se trata de una valiosa información sobre la creciente y peligrosa brecha generacional que se está abriendo en España por el grave deterioro de las condiciones de vida de los jóvenes.
El estudio concluye que “actualmente menos jóvenes se independizan, y cuando deciden o consiguen hacerlo reciben menos renta que los que lo hacían a principios de siglo”. Esta situación queda patente en la reducción registrada en los hogares más jóvenes. “Aquellos”, constatan los autores, “cuyo cabeza de familia tiene una edad inferior a 35 años se han reducido casi ocho puntos porcentuales (desde el 14,7% al 6,7%”. “Cabe atribuir dicho fenómeno de intensa caída en la formación de hogares de primera generación, tanto a razones demográficas como a las mayores dificultades para la emancipación de los jóvenes”. Una estructura, compartida con Italia, pero muy alejada de la de Alemania y Francia, países en que los hogares jóvenes representan el 17,8% y 16,3%, respectivamente.
La brecha generacional se refleja también en la distinta evolución de la renta. Los hogares con cabeza de familia mayores de 65 años han experimentado un crecimiento de su renta desde 2005. Por el contrario la crisis de 2008 ha significado que los hogares con cabeza de familia menores de 65 años (en edad laboral) todavía no han recuperado los niveles de renta en términos reales.
El problema no es solo que los jóvenes vayan a vivir peor que sus padres, sino que se trata de una generación perdida por la falta de futuro a pesar de acreditar una mayor preparación académica y cualificación profesional. Una generación que tendrá peores pensiones no por falta de recursos públicos sino por no poder acreditar derechos por falta de cotizaciones. Los pensionistas han ganado a pulso la mejora de sus derechos con movilizaciones. Los jóvenes deberían tomar nota. Los derechos nunca se han regalado siempre han sido el fruto de luchas y esfuerzos.
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