Así se monta una gigafactoría desde cero
PowerCo, la filial de Volkswagen que construye una planta de baterías en Sagunto, compagina las obras con la formación de trabajadores para poder iniciar la fabricación en 2026
Un solar de 200 hectáreas, una inversión de 3.000 millones de euros, una planta para acoger a miles de trabajadores formados específicamente para la implantación de una tecnología innovadora son cuatro de las patas del proyecto de la gigafactoría de baterías que el grupo Volkswagen tiene para Sagunto (Valencia). La iniciativa se desarrolla a través de una de sus filiales, PowerCo, que trasladó su sede social a Valencia y desde donde se ha empezado a montar la gigafactoría desde cero.
Hace justo un año, PowerCo firmó el contrato del primer empleado. Una decena de trabajadores de Seat, también del grupo Volkswagen, se trasladó a Valencia para la puesta en marcha de las oficinas. Una de ellas fue Paloma Ortega (45 años), ingeniera de telecomunicaciones, que tomó el mando cuando “ni las paredes estaban puestas”, tal como describe. “No había ni un aquí al que venir”, cuenta para evidenciar que el cero desde el que empezaron fue realmente eso, la nada. Comprar teléfonos y ordenadores para los recién llegados, marcar los puntos de luz y de conexión, diseñar los espacios para las mesas, las sillas... “Hay muchas cosas que hacer antes de empezar a producir”, asegura Ortega.
De momento, sus oficinas, al lado de la plaza del Ayuntamiento de Valencia, ofrecen un aspecto funcional, con un gran espacio común, como si de una startup se tratara, pocos despachos y varias salas de reunión. Con espacios de trabajo amplios y sencillos en los que destacan las sillas ergonómicas y unos cuencos con ositos de gominolas en las mesas.
Quien ya llevaba meses trabajando en el proyecto, aunque sin oficina, era el jefe de recursos humanos de PowerCo, Alexander Dittrich, quien también participó en la selección de Sagunto como localización de la gigafactoria. La logística, el potencial de la universidad, el sector industrial y la posibilidad de cambiarlo con una industria completamente novedosa, además de la colaboración público-privada fueron los factores que empujaron para que el grupo alemán se decantara por el enclave valenciano, tal como recuerda Dittrich.
La tramitación, burocracia, permisos y papeleos han ocupado buena parte de estos meses. Las obras para los trabajos preliminares comenzaron esta semana y, a partir del año que viene, se empezará a levantar la estructura de la nave. Pero, sobre todo, PowerCo destaca la dedicación en la selección y formación de empleados, que ya suman cerca de 70, con una edad media de 35 años. El grueso de la contratación, hasta los 3.000, se realizará conforme se acerque la fecha de inicio de producción, pero, de momento, prácticamente todos los meses se incorpora gente.
El veterano es Ralf Mayer, de 64 años, que ya ha creado centros de formación para Volkswagen en India y Eslovaquia, entre otros. Él se ocupó de visitar más de una docena de centros de Formación Profesional para comprobar que podía haber una base de conocimiento para los futuros operarios que, en cualquier caso, precisarán de una formación específica ya que la tecnología que se implantará es completamente nueva. También deberá determinar quiénes la enseñan y que, a su vez, tendrán que haberla aprendido. La Universidad Politécnica es otro polo del que captar talento para ese Campus Battery que se desarrollará junto a la futura fábrica y en el que también se instruirá sobre la cultura de la compañía, temas de seguridad o primeros auxilios. Natalia Lluch, de 24 años, es la más joven. Es de Sagunto, se formó en Finanzas y, después de la covid, comenzó a trabajar para Seat, en Barcelona. “Empecé como becaria y me quedé”, cuenta. “Mi idea no era volver, pero es que era una gran compañía y en mi pueblo”, relata para reflejar la oportunidad. Algo parecido le pasó a María Calabuig, de 28 años, quien trabajaba en el área de proyectos de recursos humanos de una consultoría, en Madrid, y vio la posibilidad de “volver a casa” con el aliciente de empezar desde cero. Con retos diarios. También ha vuelto a Valencia Sonia Roldán, de 33 años, que ha trabajado en el Reino Unido y en Barcelona y a la que convenció el hecho de empezar a construir algo desde el inicio: “Crear procesos, identificar necesidades, generar relaciones”, enumera como desafíos.
No solo el jefe de Recursos Humanos destaca la importancia del proceso de selección y formación en la compañía, también Javier Rivera, director financiero de la empresa, expone cómo se enfrentan a la búsqueda de perfiles “que a veces no existen”. Además, Rivera es optimista con la situación del sector, pese a la ralentización del mercado de los coches eléctricos. “Estamos en una fase de disrupción”, señala. “En un sector con 120 años de historia, nos encontramos en una fase inestable y compleja pero es que estamos en plena transformación”, argumenta.
El grupo Volkswagen están construyendo tres plantas de baterías: una en Alemania, otra en España y la tercera en Canadá. Junto a la sede de la matriz existe una línea piloto en la que se desarrolla la formación de ciertos perfiles, pero muchos de los procesos están todavía por definir porque la de Alemania no es una fábrica estándar, como sí lo serán las de Canadá y España, que va algo más adelantada. Así, los equipos de las tres sedes intercambian información y modelos de solución de problemas que van surgiendo.
El atractivo del proyecto está sirviendo además para recuperar talento que había abandonado España. Ejemplo de ello son dos exalumnos de la Universidad Politécnica de Valencia: Carlos Regalado (30 años), químico especialista en almacenaje de energía, es decir, en baterías, que ha trabajado en Francia y Japón, y Carla Furquet (36 años), ingeniera aeronáutica, que trabajaba para la industria aeroespacial alemana. “Pensé que nunca volvería”, asegura Furquet, quien cuenta que el complejo reto tecnológico de la gigafactoría fue lo que le animó. Regalado afirma que tampoco estaba en su cabeza volver a Valencia, pero apostó por “un caballo ganador”.
También ha vuelto a España Daniel Muñoz, de 43 años, que se fue a Estados Unidos como experto en ciberseguridad en 2007 . “El poder volver y poner en practica todo lo aprendido durante estos años, mientras disfrutaba del estilo de vida en España era un sueño que se repetía”, evoca. “Con la visión de la compañía con el medio ambiente y la perspectiva de futuro que tienen, no dudé en aceptar y trasladarme junto a mi familia a Valencia”, admite.
Ninguno de ellos cree que dos años sea un plazo largo para la puesta en marcha de un proyecto con un continente, la gran nave de producción ya en marcha, y el contenido, unos 3.000 empleados que deberán contar con la formación necesaria para la fabricación de las baterías.
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