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La creación de empleo se dispara en Estados Unidos en septiembre por sorpresa

La tasa de paro se situó en el 3,8% tras la creación de 336.000 nuevos empleos, el doble de los espeerados por los economistas

Miguel Jiménez

El endurecimiento de las condiciones financieras no termina de pasar factura al robusto mercado laboral estadounidense, dispuesto a desafiar todas las previsiones. La creación de empleo se disparó por sorpresa en septiembre, un mes en el que se crearon 336.000 empleos no agrícolas, según los datos de la encuesta a empresas publicados este viernes por la Oficina de Estadísticas Laborales. Las tasa de paro, que se mide con otra encuesta a los hogares, se situó en el 3,8%, la misma cifra de agosto. El mercado laboral sigue demostrando una gran fortaleza y Estados Unidos encadena 33 meses consecutivos de generación de empleo.

Los economistas esperaban una creación de empleo de 170.000 puestos en septiembre, por debajo de los 187.000 estimados inicialmente para el mes de agosto. La cifra real, por tanto, es el doble de lo que se esperaba y la creación de empleo más intensa desde enero. Pero es que además la Oficina de Estadísticas Laborales ha revisado con fuerza al alza los datos de julio y agosto. Suma 79.000 empleos más creados en julio, hasta 236.000, y 40.000 en agosto, hasta 227.000.

La creación de empleo ha sido especialmente en el ocio y la hostelería, con 96.000 nuevos puestos. El sector recupera con ello por primera el nivel de ocupación previó a la pandemia. La Administración y la educación han sido los otros motores en septiembre.

La tasa de paro se mantiene por debajo del 4% desde diciembre de 2021, una racha no vista desde los años sesenta. El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha comparecido este viernes para saludar los datos de empleo. Ha resaltado que desde que asumió el cargo se han creado casi 14 millones de puestos de trabajo. Defiende la tesis de que “no es por accidente”, sino porque su política económica (Bidenomics) está funcionando, aunque no termina de convencer a los electores, más preocupados por los precios y los tipos de interés. Biden ha puesto el acento en el aumento de los empleos industriales y en que entre los latinos, afroamericanos y personas con discapacidad la tasa de paro está en mínimos históricos. Ha defendido también el papel de los sindicatos y sus reivindicaciones salariales.

El vigor del mercado de trabajo complica la lucha contra la inflación. La escasez de mano de obra permite a los trabajadores presionar en busca de mejoras salariales que permiten compensar la pérdida de poder adquisitivo sufrida por las fuertes subidas de precios de los últimos dos años. Las reivindicaciones de los trabajadores han provocado una oleada de huelgas en diferentes sectores, entre ellas las que afectan a los Tres Grandes del automóvil de Detroit: General Motors, Ford y Stellantis (que absorbió Chrysler). El banco central teme que con las subidas salariales la inflación se enquiste. Los salarios por hora aumentaron un 0,2% en septiembre y un 4,2% interanual.

Los inversores se han ido convenciendo de que los tipos de interés oficiales seguirán más altos durante más tiempo, lo que a su vez ha provocado una caída en los precios de los bonos, elevando los tipos de interés a largo plazo, entre ellos los hipotecarios. El encarecimiento del precio del dinero está pasando factura a algunos sectores más sensibles a los tipos de interés, como el de la promoción inmobiliaria residencial, pero por ahora no está enfriando la actividad tanto como le gustaría a la Reserva Federal.

La política monetaria está acercándose al punto de inflexión. La subida de los tipos a largo plazo endurece de forma adicional las condiciones financieras, así que la subida de un cuarto de punto adicional en los tipos oficiales que preveía el banco central para finales de este año está en el aire, pero el dato de este viernes la hace mucho más probable. El coste de los fondos federales está en la actualidad en el 5,25%-5,5%.

El presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, está consiguiendo hasta ahora un lento aterrizaje suave de la economía, esto es, reducir la inflación sin provocar una recesión en toda regla. Hay cada vez, sin embargo, más factores que lo complican. La subida del precio del petróleo ya está provocando un repunte de la inflación, que se situó en el 3,7% en agosto, y la subida de los tipos a largo plazo hace que algunos economistas empiecen a manejar en sus escenarios una recesión para mediados de 2024, año electoral. El mercado laboral, mientras, desafía las previsiones.

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Sobre la firma

Miguel Jiménez
Corresponsal jefe de EL PAÍS en Estados Unidos. Ha desarrollado su carrera en EL PAÍS, donde ha sido redactor jefe de Economía y Negocios, subdirector y director adjunto y en el diario económico Cinco Días, del que fue director.

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