Axel Weber, expresidente del Bundesbank: “Deberían tomarse más en serio los signos de debilidad que hemos visto”
El alemán advierte sobre la crisis del Silicon Valley Bank y prevé que los tipos de interés seguirán altos durante un largo periodo de tiempo
Axel Weber vivió muy de cerca la Gran Recesión de 2008 al frente del Bundesbank. Y aunque cree que la actual crisis no es igual, sí tiene “algunas similitudes” con ese negro episodio de la historia. Weber, que lideró el sector más ortodoxo del Banco Central Europeo hasta 2011, cree que las autoridades monetarias tardaron demasiado en reaccionar a la inflación. Al menos un año y medio. Eso provocó una subida abrupta de tipos de interés que destapó las vulnerabilidades de la banca, sobre todo la de EE UU. “Lo que hemos visto son signos tempranos de debilidad. Y creo que deberían tomarse en serio, más de lo que se ha hecho”, sostiene Weber, quien en un encuentro con medios de comunicación en Madrid este jueves recuerda que el gran impacto de las subidas aún está por llegar. “Normalmente tarda dos o tres años”, sentencia.
Weber, hoy asesor de la gestora de inversión Flossbach von Storch, en su día encabezó todas las quinielas para suceder a Jean-Claude Trichet al frente del BCE. Sin embargo, Weber renunció a la carrera por motivos personales y pasó al sector privado de la mano del banco suizo UBS. Como jefe de los halcones, el alemán tuvo varios encontronazos con Trichet por los programas de compra de deuda. El que fuera presidente del Bundesbank entre 2004 y 2011 considera que detrás de la crisis inflacionista –que llegó al doble dígito el año pasado— están los estímulos fiscales y monetarios “masivos” que se lanzaron durante la pandemia. Los bancos centrales, a su juicio, no lo vieron y tardaron al menos 18 meses en subir los tipos de interés.
La Reserva Federal movió ficha finalmente en primavera de 2022, mientras que el BCE lo hizo en verano. “Hemos visto el ciclo de endurecimiento de la política monetaria más rápido en décadas. El mayor de la historia del Eurosistema, pero también en Estados Unidos desde los años 70″, recuerda. La vez anterior, Washington había subido el precio del dinero, en el 1% por la crisis de las puntocom, hasta el 5,25% entre 2003 y 2006. Tras ese endurecimiento, llegó la Gran Recesión. Y aunque ambas crisis no son comparables, Weber cree que no deben olvidarse ni enterrar todas las vergüenzas que hasta ahora se han destapado, en concreto, la debilidad de la banca de tamaño medio en Estados Unidos. No en vano, los efectos de la política monetaria no son inmediatos y las turbulencias pueden volver. “El mayor impacto en el aumento de los tipos de interés en los márgenes de beneficio corporativos, en las condiciones crediticias, en la financiación, en las inversiones inmobiliarias, en la compra de casas o en la obtención de una hipoteca… Todo eso tarda entre dos y tres años”, recalca.
Weber opina que los bancos centrales han hecho ya la mayor parte de su trabajo, aunque es escéptico de que Estados Unidos pueda recorrer la “milla final” hasta el objetivo del 2% de inflación mediante el “aterrizaje suave” que pretende el presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell. “La comparación con un avión no es adecuada”, advierte Weber. En especial, dice, si se atraviesan con el piloto automático. Para el alemán, lo más probable es que el enfriamiento económico conduzca a una recesión. Y advierte a los inversores de que no se apresuren a hacer conjeturas sobre cuándo los bancos centrales empezarán a bajar los tipos de interés.
Reformas estructurales
Los mercados hasta ahora descuentan que el precio del dinero empezará a abaratarse el año que viene. Y creen que los bancos centrales de EE UU y Europa no volverán a los tipos ultrabajos, pero sí a un término medio situado entre el 2% y el 2,5%. Weber previene sobre esa creencia. El expresidente del Bundesbank coincide en que el ciclo alcista está a punto de terminarse, aunque no descarta aún un aumento en diciembre. Sin embargo, pide cautela al mirar hacia adelante. “Los bancos centrales nos están diciendo que mantendrán los tipos altos durante un tiempo, porque solo si continúan en los niveles actuales durante un periodo largo seremos capaces de acabar con la inflación”, explica el alemán. Weber considera que, en ese contexto, no es buena idea entrar ahora en el debate sobre si debe elevarse el objetivo de inflación de los bancos centrales del 2% al 3%. Ese debate, que por ahora cree que se limita al ámbito académico en Estados Unidos, a su juicio supone asestar un golpe a su credibilidad.
El dilema sobre cuándo rebajar el precio del dinero se producirá en algún momento dados los elevados déficits y deudas que han dejado las crisis de la pandemia y la energía. Sin embargo, Weber concluye que el debate en los próximos años no estará en la política monetaria. A su juicio, el meollo estará en las reformas estructurales pendientes en el mercado laboral, las pensiones, el tejido social y la cohesión. Y al final, sobre las fronteras de Europa hacia los países del Este, a los que Bruselas ha decidido dar una “perspectiva” para su integración, incluyendo a Ucrania. “Los grandes debates en Europa no estarán en el banco central”, remacha.
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