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La matriz de Celsa cuadruplicó su beneficio en el último año antes de cambiar de manos

Barna Steel facturó 3.480 millones y ganó 292 millones en 2022, según unas cuentas con varias llamadas de atención del auditor

Grupo Celsa
Logo de Grupo Celsa en su fábrica de acero de Castellbisbal, en Barcelona.ALBERT GEA (REUTERS)
Dani Cordero

Barna Steel es el corazón societario de Grupo Celsa. Está en lo más alto de las operaciones siderúrgicas del conglomerado industrial en España, en Francia y en la comercialización de sus productos en buena parte del territorio de la Unión Europea. En vísperas del juicio que acabó entregando las acciones de la familia Rubiralta y las llaves de la empresa a sus fondos acreedores, esta matriz aprobó sus cuentas, no faltas de llamadas de atención por parte del auditor (como sucediera un año antes), pero en las que la compañía sacó pecho de la evolución de su negocio tras la covid: la dirección consideraba que en 2021 y 2022 tuvo “unos excelentes resultados”, calificaba como “normalizadas” la situación patrimonial y la operativa del negocio, y declaró un beneficio neto de 292,2 millones de euros, lo que suponía casi cuadriplicar el resultado del ejercicio anterior.

Esas ganancias llegaron a lomos del aumento de un 8,3% de la facturación, que se situó en los 3.480 millones de euros, parte de los 6.000 millones que la compañía asegura que el conjunto de todas sus sociedades ingresaron de forma consolidada el pasado año. El aumento de la cifra de negocios se produjo pese a que la producción de acero de Barna Steel cayó desde los 3,8 millones de toneladas de 2021 hasta los 2,81 un ejercicio después, un 27% menos. La sociedad define como complejo el ejercicio de 2022, a causa del encarecimiento de la materia primera y la energía, y con una evolución dual de las dos principales actividades que alimentan su negocio: la automoción europea crece, pero sigue sin superar los 16 millones de unidades fabricadas, mientras que la construcción crece por la ingeniería y la rehabilitación.

Pese a que las cuentas se formulan como una empresa en funcionamiento y a que el informe de gestión defiende la viabilidad del negocio, EY, consultora encargado de auditar las cuentas, deja dudas sobre la viabilidad de la empresa: “Estas circunstancias, junto con otras mencionadas en dichas notas, indican la existencia de una incertidumbre material que puede generar dudas significativas sobre la capacidad del Grupo para continuar como empresa en funcionamiento. Nuestra opinión no ha sido modificada en relación con esta cuestión”, afirma en referencia a la misma valoración de un año antes.

El balance de la compañía sufre un fuerte cambio. El activo crece un 16%, hasta los 3.201 millones de euros, influido por un aumento de la deuda con entidades de crédito a largo plazo del 47%, hasta los 1.110,8 millones. Parte de ese cambio, sostiene la compañía, se explica por la reversión de los deterioros que se aplicaron durante la crisis sanitaria, en la que el negocio cayó de forma abrupta, se dejó de pagar la amortización de la deuda e, incluso, se demandaron 550 millones de euros a la SEPl que nunca acabaron entrando en la compañía por su enfrentamiento con sus acreedores.

A pesar de los argumentos de Celsa, el auditor cuestiona determinados apuntes contables. El informe de los auditores sobre las cuentas de Barna Steel también considera que estas tendrían que elevar el pasivo corriente en 1.117 millones (el que se tiene que enjugar en un máximo de 12 meses), a causa del proceso judicial en el que se situaba la compañía

EY señala asimismo que los activos por impuestos diferidos del grupo “deberían reducirse en, aproximadamente, 390,7 millones de euros”. El auditor aboga también por deteriorar completamente (no contabilizar) 172 millones de un fondo de comercio y otros activos tangibles e intangibles de 5 millones. Ambas cifras, señala el auditor, se explican por una combinación de negocios realizada en el pasado. Es la misma llamada de atención del auditor de un año antes.

Los salarios de los directivos se disparan

Uno de los elementos que permiten ver la evolución del grupo es el aumento de la retribución de los directores funcionales y generales, que, en el caso de los hombres, pasaron a cobrar 110.829 euros en 2021 y 200.118 euros un año después. Las mujeres en esa categoría cobraron mucho menos, pero saltaron de 88.870 a 141.782 euros. La memoria de la compañía explica esa mejora “por el impacto de los resultados de la compañía en la retribución variable”, una vez superado el golpe de la covid-19. La media salarial se situó en los 39,832 euros para los hombres y los 38.421 euros para las mujeres.

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Sobre la firma

Dani Cordero
Dani Cordero es redactor de economía en EL PAÍS, responsable del área de industria y automoción. Licenciado en Periodismo por la Universitat Ramon Llull, ha trabajado para distintos medios de comunicación como Expansión, El Mundo y Ara, entre otros, siempre desde Barcelona.

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