La presidencia española de la UE busca un acuerdo sobre las nucleares para cerrar la reforma eléctrica
La última propuesta contiene garantías en torno al principal punto de disputa, las plantas, para garantizar la “igualdad de condiciones” en el mercado comunitario
Las posibles ayudas a la energía nuclear siguen siendo el principal obstáculo para que los Veintisiete den su visto bueno a la reforma del mercado eléctrico, la primera en más de dos décadas, que España busca cerrar en este semestre que ostenta la presidencia rotatoria de la UE. Una nueva propuesta de compromiso, circulada entre las capitales europeas con vistas a ser discutida a finales de esta semana por parte de los responsables del ramo, busca ofrecer mayores garantías sobre la “igualdad de condiciones” en este terreno. Su objetivo es ganarse el favor tanto de una Francia que quiere incluir sus plantas atómicas a toda costa, como de aquellos países, encabezados por Alemania, que temen que esto provoque distorsiones del mercado.
La nueva propuesta, a la que ha tenido acceso EL PAÍS, busca ser un “compromiso” para lograr avanzar en las discusiones estancadas desde comienzos del verano en torno a los regímenes de apoyo directo a los precios para nuevas inversiones en generación eléctrica, los llamados CFD (contratos por diferencia, por sus siglas en inglés), según explican fuentes conocedoras de las negociaciones. Además de establecer controles a los contratos, vigilados por la Comisión, uno de los cambios es que la participación en estos mecanismos será “voluntario para los participantes del mercado” y no obligatorio, como establecía la propuesta original de la Comisión Europea.
Los CFD son los acuerdos firmados entre un productor de electricidad y una autoridad estatal para acordar un precio de ejercicio garantizado —más bien una horquilla— que dé estabilidad a los precios, y evite fluctuaciones y ganancias desequilibradas. Si los precios caen por debajo de esa franja, el Estado debe compensar al productor. Si los superan, en cambio, el país puede usar esos ingresos extra para invertirlos en ayudas a hogares y empresas.
Además, en la nueva propuesta se establecen las características de estos instrumentos para “evitar cualquier efecto de distorsión” en los mercados o en la competencia y comercio en el mercado interno resultante de la “distribución de ingresos a las empresas”. Países como Alemania han manifestado reiteradamente su temor a que los CFD aplicados a las centrales nucleares acaben convirtiéndose, de facto, en subvenciones a la energía atómica francesa, buena parte de cuya infraestructura necesita reparaciones urgentes. A cambio, la propuesta permite también fijar un precio si se produce una extensión de la vida útil de las centrales, que es lo que busca París.
El texto agrega una garantía de transparencia adicional: cuando los precios superen la franja fijada y le toque a los Estados distribuir esos ingresos extra, la Comisión vigilará el proceso. Y, si considera que en un caso concreto esa redistribución provoca una “distorsión en el mercado interno que amenace la igualdad de condiciones” de los demás, el Ejecutivo comunitario podrá “imponer, mediante una decisión de ejecución, un límite a la proporción de ingresos” a los consumidores finales de dicho Estado.
Informe a la Comisión
El 1 de enero de 2025, como muy tarde, los Veintisiete deberán, además, enviar un informe a la Comisión en el que detallen, entre otros, la cantidad de electricidad producida mediante este tipo de contratos por diferencia, la cantidad de ingresos recaudados y la forma en que estos son distribuidos.
Fuentes conocedoras de las negociaciones, que se han prolongado durante todo el verano y que tendrán un nuevo momento importante este jueves —cuando se celebre una reunión técnica en Bruselas—, defienden la propuesta como equilibrada. Afirman, en este sentido, que preserva la autonomía de los Estados miembros para escoger su mix energético dentro del marco de los objetivos europeos. Al mismo tiempo, introduce controles para que la preservación de esa autonomía no suponga una distorsión del mercado.
La semana pasada, durante una visita a Bruselas, la vicepresidenta tercera y ministra de Transición Ecológica en funciones, Teresa Ribera, responsable de las negociaciones europeas en la materia este semestre, se manifestó “confiada” en lograr un acuerdo en los próximos meses, pese a que las negociaciones andan estancadas a nivel de Estados miembros.
“Sabemos que hay algunas preocupaciones tanto de Francia como Alemania sobre sus posiciones y el impacto potencial en sus industrias”, afirmó en declaraciones a los medios de comunicación. “Tenemos que asegurarnos de que todos se sienten cómodos [con la propuesta final], porque va en interés de todos. Estamos tratando de lograr la confianza de todos, queremos ser un mediador honesto que facilite la confianza de todos”, agregó.
Pero las posiciones también están algo revueltas en el Parlamento Europeo, a pesar de que ya fijó en julio su posición al aprobar la propuesta del ponente de la Eurocámara, el eurodiputado socialista español Nicolás González Casares. Ahora, un grupo de eurodiputados franceses busca reabrir el texto pactado para introducir enmiendas que favorezcan la energía nuclear.
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