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Dos fármacos usados contra la obesidad alejan el fantasma de la recesión de Dinamarca

Sin el bum exportador de Novo Nordisk, convertida ya en la empresa más valiosa de Europa, la economía en el país nórdico ya estaría en terreno negativo

I. FARIZA
EU Denmark
Una farmacéutica enseña varias cajas del fármaco danés, la semana pasada en Glasgow (Reino Unido).SIMPLE ONLINE PHARMACY (via REUTERS)

Dos fármacos contra la obesidad, Ozempic y Wegovy, han conjurado el fantasma de la recesión en Dinamarca. El primero se usa habitualmente para el tratamiento de la diabetes, pero su empleo para la obesidad ha crecido exponencialmente en los últimos meses; el segundo es específico frente a esta dolencia, que ya afecta a más de 650 millones de personas en todo el mundo. En el segundo trimestre del año, la economía danesa creció un 0,3% respecto a los tres meses inmediatamente anteriores; y en el conjunto de la primera mitad de 2023, el PIB se expandió un 1,7%. Sin las ventas de estos fármacos, la economía danesa, una de las más prósperas de la UE, habría caído un 0,3% entre enero y junio, en lo que habría sido la primera recesión desde la pandemia.

La propietaria de los medicamentos es Novo Nordisk. El gigante farmacéutico no solo es la mayor empresa de Dinamarca, con una capitalización bursátil incluso superior a la producción anual de la economía del país, sino que su reciente estirón bursátil —en parte, a lomos de Ozempic y Wegovy— la ha convertido en la cotizada más valiosa del continente, por delante del coloso francés del lujo LVMH. Al cambio actual, la firma danesa supera con holgura los 400.000 millones de euros de valor en Bolsa. Tanto como las nueve mayores cotizadas españolas juntas: Inditex, Iberdrola, Santander, BBVA, Amadeus, Caixabank, Naturgy, Cellnex y Aena.

“Si Novo Nordisk no estuviera aquí, Dinamarca no habría registrado ningún crecimiento”, sintetiza Las Olsen, economista jefe de la mayor entidad financiera del país (Danske Bank), en declaraciones a la agencia France Presse. “Nunca habíamos visto nada como esto: está, literalmente, cambiando la foto de la economía [danesa]”, completa Jonas Petersen, analista de la oficina estadística nacional, Danmarks Statistik. En la primera mitad del año, la industria farmacéutica —que tiene un peso de aproximadamente el 4% en el PIB danés— agregó casi dos puntos porcentuales de crecimiento al PIB del país escandinavo, según los datos de Joseph Politano, de Apricitas Economics.

Entre enero y junio, el beneficio neto de Novo Nordisk aumentó un 43% respecto al mismo periodo del ejercicio anterior. Su facturación, entretanto, creció un 29% y las ventas específicas de sus fármacos contra la obesidad se dispararon un 157%. Tal es la demanda de estos fármacos, que, pese a los esfuerzos para redimensionarse, las instalaciones de Novo Nordisk no dan literalmente abasto y la empresa sopesa la apertura de una nueva fábrica específica en suelo danés. En junio ya anunció que destinaría más de 2.000 millones para incrementar su producción.

“El momento en el que se ha producido este bum ha sido casi perfecto: ha protegido a la economía danesa frente a la crisis del transporte marítimo internacional que ha afectado a Maersk [otro coloso empresarial, a la altura de Novo Nordisk en según qué indicadores] y la crisis energética que ha golpeado a Europa tras la invasión rusa de Ucrania”, escribe Politano. La producción industrial de la industria farmacéutica danesa —que se destina, casi íntegramente, a la exportación— se ha disparado un 166% en el último lustro, frente al aumento de apenas un 35% de la producción manufacturera general. “En otras palabras, se podría decir que la fabricación de medicinas es responsable de prácticamente todo el crecimiento de su sector manufacturero en este periodo”, añade.

La sede de Novo Nordis en Bagsvaerd (Copenhague), en una imagen de archivo.
La sede de Novo Nordis en Bagsvaerd (Copenhague), en una imagen de archivo.Scanpix Denmark (REUTERS)

El auge de las ventas de Ozempic y Wegovy —aupadas por la prevalencia de la obesidad, que se ha convertido en una de las patologías más comunes en el mundo desarrollado y, muy especialmente, en Estados Unidos—, también tiene incidencia sobre una palanca económica aparentemente tan alejada como la política monetaria. El bum exportador ha aumentado el flujo de entrada de dólares y está ayudando a su banco central a sostener —e incluso elevar— el valor de la moneda nacional, la corona, frente al euro, sin tener que elevar los tipos de interés al ritmo acelerado al que lo ha hecho el Banco Central Europeo (BCE). Un balón de oxígeno para los consumidores en plena ralentización de la demanda interna, a pesar de que la recuperación poscovid ha sido relativamente más rápida que en otros países europeos.

La mejor marcha de la economía danesa en la primera mitad del año gracias a las exportaciones de ambos fármacos —y, muy particularmente, de Wegovy— ha llevado al Gobierno danés a duplicar su previsión de crecimiento para lo que queda de 2023: del 0,6% que preveía en mayo, al 1,2%. “La industria farmacéutica, liderada por Novo Nordisk, ha mantenido un alto nivel de producción en la primera mitad de 2023, marcando en junio un nuevo máximo”, reconoció a finales de agosto el ministro de Economía, Jakob Ellemann-Jensen. El empleo también crecerá a un ritmo mayor del previsto hasta ahora.

Sin embargo, según reconoció el Ejecutivo, “muchos de nuestros países vecinos están estancados o incluso decreciendo, y la economía danesa no está evitando un periodo de menor crecimiento”. Algunos sectores de la economía, añadió, “han empezado a enfriarse y observamos una caída de la industria si se excluye el sector farmacéutico”. Para 2024, las autoridades danesas proyectan un crecimiento del 1,4%, igual que en la anterior revisión.

Dinamarca no es, con todo, el único país de la UE que ha mejorado sustancialmente sus datos de crecimiento gracias a un único producto: en Francia, el PIB batió todas las expectativas en el segundo trimestre al crecer un 0,5% —frente al 0,1% previsto—, en gran medida gracias a la entrega de un gran buque para operar cruceros.

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Sobre la firma

I. FARIZA
Es redactor de la sección de Economía de EL PAÍS. Ha trabajado en las delegaciones del diario en Bruselas y Ciudad de México. Estudió Económicas y Periodismo en la Universidad Carlos III, y el Máster de Periodismo de EL PAÍS y la Universidad Autónoma de Madrid.

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