La UE reafirma su apuesta medioambiental en la agricultura pese a las protestas del sector
Los ministros rechazan de plano las importaciones sin control de terceros países y cierran filas para que Ucrania pueda reactivar sus exportaciones de grano
La reunión informal de ministros de Agricultura de la Unión Europea se ha clausurado este martes en Córdoba entre el grito ensordecedor de miles de agricultores y ganaderos llegados de varias comunidades autónomas para protestar por la falta de rentabilidad de sus explotaciones y la falta de ayudas extraordinarias para aliviar una segunda campaña agrícola marcada por la sequía. El encuentro ha estado exento de anuncios en materia financiera (sobre todo en la lucha contra la sequía), pero sí que ha dejado claro el sesgo medioambiental y sostenible que los Veintisiete van a aplicar a sus políticas agrícolas. “No nos podemos poner una venda en los ojos”, pero “es cierto que no hay sostenibilidad sin rentabilidad”, ha proclamado el ministro español de Agricultura, Pesca y Alimentación en funciones, Luis Planas, que ha ejercido de anfitrión.
El comisario de Agricultura de la UE, el polaco Janusz Wojciechowski, ha felicitado a España por ser el país con el mayor porcentaje de agricultores que se han acogido a los ecoesquemas, el pago verde que gana peso en la nueva Política Agraria Común (PAC). En concreto, tres de cuatro perceptores de las ayudas comunitarias y el 87% de toda la superficie agrícola han accedido a esta línea de ayudas. “No cambiar las cosas no es una opción”, ha remachado el ministro Planas en clara alusión a los recelos que esta exigencia medioambiental despertó al inicio de las negociaciones de la nueva PAC. Además, Planas ha reiterado la apuesta comunitaria por las nuevas tecnologías, las patentes y la introducción de nuevas técnicas genómicas que alienten la producción más sostenible de alimentos.
Donde sí ha habido mayor contundencia de las autoridades comunitarias ha sido para rechazar de plano las importaciones sin control de terceros países que, según el sector, alienta la competencia desleal y cuestiona la seguridad alimentaria. “La UE tiene la normativa más estricta en materia de control de fronteras, pero si un producto está prohibido en la UE no podemos aceptar que entren de terceros países”, ha replicado el ministro español tras poner en valor que las exportaciones agroalimentarias de España superaron el último año los 69.800 millones de euros.
Los titulares de Agricultura de la UE también han cerrado filas este martes en la ayuda para que Ucrania pueda reactivar sus exportaciones de grano, para lo cual se va a intensificar el apoyo a ese país para compensar el sobrecoste de los corredores solidarios para el tránsito del cereal hacia los países de destino. De igual forma, el comisario Wojciechowski también anunció que se activará la reserva de crisis agrícola de 2024 para ayudar a Eslovenia por los graves daños producidos por las inundaciones.
En la cumbre agrícola, Planas ha vuelto a pedir tranquilidad ante la escalada en los precios del aceite de oliva. “Vamos a esperar unas semanas al resultado del aforo de cosecha y a ver cómo evoluciona la climatología”, ha dicho.
“Sin ayudas, estamos en peligro de muerte”
Mientras los ministros celebraban su consejo informal en el palacio de congresos de Córdoba, muy cerca de allí, junto al puente romano sobre un paupérrimo Guadalquivir y a un paso de la Mezquita, miles de agricultores y ganaderos (unos 6.000, según el sector) llegados desde todo el país protagonizaron una estruendosa protesta para recordar a Bruselas que el campo español padece una crisis más acuciante que la del resto de países comunitarios, principalmente por los efectos de la sequía.
Demetrio Sánchez, un agricultor llegado desde Talarrubias (Badajoz), tenía claro el motivo de su movilización: “Pedimos ayudas para el campo y, sobre todo, cambiar esta PAC que es una ruina”, decía este olivarero que la pasada campaña vio reducida la producción en un 90% a consecuencia de la sequía. Como Miguel Medina, de Andújar (Jaén), también olivarero, después de verse obligado a quitar su cultivo de algodón por la falta de rentabilidad. “Así no podemos seguir, si no se nos ayuda el campo y la agricultura está en peligro de muerte”.
Fulgencio Torres, presidente de Cooperativas Agroalimentarias de Andalucía, que agrupa a 750 firmas de toda la región, exigía, por su parte, “una PAC más coherente y menos restrictiva”. Y añadía: “Estamos produciendo alimentos para la sociedad, en muchos casos por debajo de los costes de producción, y luego vemos la entrada de productos de terceros países sin ningún tipo de control ni de cupos ni de aranceles, y eso o se corrige o al final vamos a ir desapareciendo y la agricultura se va a ir a deslocalizando, algo que no es la solución para la alimentación de Europa”.
Para Miguel López, secretario general de COAG en Andalucía, apostaba por redefinir el modelo agrícola, social y profesional europeo. Un modelo, dijo, que “en estos momentos se está olvidando y se ha empezado a neoliberalizar”. “Se han cargado el principio de preferencia comunitaria y estamos compitiendo ahora mismo con los fondos de inversión y los mercados financieros, y además nos están destrozando con las importaciones porque están hundiendo nuestros precios en los mercados de origen y poniendo en riesgo el futuro de la alimentación y de la seguridad alimentaria”, enfatizaba. Las importaciones agroalimentarias de terceros países, dice, generan todos los años más de 300 alertas sanitarias.
Cristóbal Cano, vicesecretario general de UPA, también lamentaba el “giro” dado en las políticas europeas. “No pueden obviar el papel de la agricultura y la ganadería, que tiene que estar en el centro de los desafíos del presente y el futuro de Europa”, indicaba. Cano sostiene que hay propuestas que no pueden esperar, como las cláusulas espejo, es decir, la reciprocidad con las producciones que entran de terceros países, “que deben tener el mismo nivel de calidad alimentaria que tenemos nosotros y también un control único de fronteras, no puede ser que lo que no entre por Algeciras entre por Róterdam y sea un verdadero coladero de producciones de todo el mundo que vienen a competir de un modo desleal”.
El sector agrario apoya, en líneas generales, la nueva PAC y las exigencias medioambientales que conlleva. Pero piden más recursos para ponerla en práctica. “La PAC al inicio suponía en torno al 50% del presupuesto europeo; ahora apenas supera el 30%”, lamentaba el representante de UPA, que pedía poner en primera línea la voz del sector para planificar el futuro del medio rural europeo.
La sequía, por segundo año consecutivo, ha venido a agravar aún más los problemas del campo. José María Castilla, director de la oficina de Asaja en Bruselas, valoraba, no obstante, que tanto la UE como el Copa Cogega (que agrupa a los representantes de los agricultores y ganaderos) hayan “tenido un cambio de mentalidad y apoyen una nueva línea de ayudas para la sequía que sufren no solo el sur de Europa, sino también el norte en países como Alemania, Francia o Finlandia”. De igual forma, apostaba por flexibilizar exigencias como la exención para la rotación de cultivos o dejar en barbecho algunas plantaciones, “no solo por la sequía, sino también por la guerra de Ucrania y la incertidumbre que se está generando”.
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