Gourinchas (FMI): “Bajar impuestos en España empeoraría el problema de inflación”
El economista jefe del Fondo cree que las economías deben acostumbrarse a una etapa de tipos de interés altos más larga de lo esperado y ve difícil esquivar la recesión
La fortaleza de economías como las de Estados Unidos o la eurozona, pese a la inflación y la subida del precio del dinero, ha sorprendido a muchos organismos internacionales, a servicios de estudios y a los propios gobiernos. El desempleo se encuentra en mínimos. Aun así, los bancos centrales advierten de que vienen tiempos difíciles: más tiempo de política monetaria restrictiva y más ralentización. El economista jefe del Fondo Monetario Internacional (FMI), el francés Pierre-Olivier Gourinchas, atiende a EL PAÍS en el marco del foro anual de Sintra (Portugal), organizado por el Banco Central Europeo (BCE), que precisamente ha apuntalado este mensaje. Gourinchas, de 55 años y criado en Montpellier, asumió el puesto en 2022, cuando empezaba la escalada. Ve difícil esquivar una recesión, pero defiende la necesidad de embridar la demanda.
Pregunta. La número dos del Fondo, Gita Gopinath, ha hablado en tono de halcón en este foro. El mensaje de Christine Lagarde ha sido muy similar. ¿La política monetaria debe seguir restrictiva pase lo que pase? ¿No hay ya demasiado riesgo de recesión tanto en EE UU como en la zona euro?
Respuesta. No estamos hablando de una política restrictiva “pase lo que pase”. Ahora mismo la inflación ha bajado en Estados Unidos y la zona euro porque los precios de la energía y de los alimentos han descendido, pero la inflación subyacente [que excluye ambos componentes, mucho más volátiles] solo se ha suavizado un poco, así que es pronto para sacar conclusiones. La inflación ha sido demasiado persistente durante demasiado tiempo, así que quizá esta política restrictiva no ha surtido suficiente efecto y debe seguir así por más tiempo. Todo eso va a depender de los datos. Aunque debemos estar preparados para el hecho de que los tipos van a ser restrictivos durante más tiempo de lo que pensábamos, porque la inflación es más persistente de lo que esperábamos.
P. ¿Cuánto tiempo?
R. Las proyecciones hablan de 2025, no antes. Eso ya es un tiempo. Y es importante, porque algunos actores del mercado han subestimado la política monetaria, y también la inflación, han sido demasiado optimistas. Creo que aquí [en Sintra] también se ha intentado lanzar el mensaje de que no vamos a tener que mantener el precio del dinero elevado durante un tiempo y no vamos a ver recortes de tipos de interés pronto. En cuanto al riesgo de recesión, es interesante la fortaleza que ha mostrado la economía de Estados Unidos: el desempleo está en el nivel más bajo visto en décadas, con algo menos de dos plazas vacantes por cada parado. La economía aún crece, más de lo que esperábamos. Podría haber un escenario de recesión, pero no está cerca.
P. ¿Entonces cree posible combatir esta inflación sin provocar una recesión?
R. Es un camino muy estrecho. Es posible, pero va a ser difícil porque creo que aún debemos enfriar más la economía. La de la zona euro ya se está ralentizando, la de EE UU puede necesitar enfriarse más... Así que lo veo posible, pero difícil.
P. ¿Para la zona euro también?
R. Probablemente va a ser más difícil para la zona euro que para Estados Unidos.
P. Se ha hablado mucho del papel que los beneficios empresariales han tenido en la subida de precios. Según el propio BCE, dos tercios de la inflación doméstica de 2022 se deben a los márgenes de las compañías. ¿Comparte la idea de la “inflación de la avaricia” que se debate ahora mismo?
R. Es cierto que hay un componente muy fuerte de los beneficios empresariales en la inflación, aunque haría una distinción entre las empresas que aprovechan la inflación para intentar hinchar sus propios precios, de lo que tenemos pocas pruebas, frente a otra dinámica, que es la que se ha producido, en la que hay una fuerte demanda y una oferta limitada, lo que mueve los precios hacia arriba, claramente. Lo que hemos visto en EE UU y en la zona euro son los precios subiendo más que los salarios, así que si sube la demanda y suben los precios, pero no lo hacen los salarios, el margen de beneficio de las empresas va a crecer. La buena noticia es que ahora los salarios van a subir, van a ponerse al día [respecto al poder adquisitivo perdido] y las empresas pueden dejar que eso ocurra sin subir más los precios porque ya han mejorado el margen de beneficio, pueden dejar que este vuelva a su nivel habitual. Es un movimiento en dos fases. No me preocupa que suban los salarios, pero tampoco debemos estar preocupados por que hayan subido los precios.
P. ¿Cuáles son sus perspectivas para la economía española? ¿Qué riesgos observa?
R. Ha sido una economía muy resistente en el último año. El turismo ha ido muy fuerte, la demanda interna también y el crecimiento para 2023 puede ser quizá más elevado de lo que pronosticamos en nuestras previsiones del pasado abril [una tasa del 1,5%, frente al 2,1% del Gobierno]. Aunque la inflación ha sido un problema, como en muchos otros países. Con el endurecimiento de la política monetaria y de las condiciones financieras prevemos una mejora de la inflación mejor que la de otros países de la zona euro [el viernes salió el dato adelantado de junio: 1,9%, dentro de los objetivos de la zona euro].
P. España celebra elecciones generales en julio y, dentro del debate económico, hay discusión sobre la política fiscal. ¿Cree que es el momento de bajar impuestos?
R. No lo creo. Tenemos un problema de inflación, ¿qué es lo que haría una rebaja de impuestos? Empeoraría el problema. Eso va en la dirección equivocada. Ahora que la crisis provocada por la covid-19 ha terminado y que la crisis provocada por la crisis de la energía prácticamente también, los precios han vuelto al nivel de finales de 2021 y 2022. Las autoridades deben reconstruir sus colchones fiscales y reducir su ratio de deuda sobre PIB, generando superávits, lo que ayudará a reducir la inflación y también a prepararse para futuros shocks. Llevar a cabo una rebaja de impuestos iría en la dirección incorrecta, pero no entro en política.
P. Hay mucha gente pasándolo mal por la inflación, no solo en España, y esta política monetaria tan restrictiva va a pasarle factura, sobre todo a las familias y a las pequeñas empresas. ¿No deben hacer nada los gobiernos?
R. Bueno, pueden hacer mucho y ya lo han hecho durante la pandemia y la crisis energética. Deben desempeñar un papel de ayuda a las familias vulnerables, pero lo importante es que esas medidas vayan dirigidas a los hogares realmente vulnerables y no otros que sí pueden afrontar esas subidas de precios. Y hacerlo durante un tiempo limitado, para que el mercado se vea lo menos distorsionado posible. La crisis energética ha quedado prácticamente atrás y el problema que tenemos delante es la inflación, así que es en ellos en lo que se deben centrar las políticas.
P. Hemos vivido una ola de populismo, ¿no teme una reacción, un giro hacia un modelo más cerrado y proteccionista? La ley contra la inflación que ha aprobado la Administración de Joe Biden, por ejemplo, incorpora varias medidas de defensa para la industria local.
R. Desde luego tengo la esperanza de que no ocurra, aunque hay un riesgo de que estas dinámicas escalen. La ley contra la inflación de EE UU es muy bienvenida en cuanto al impulso que supone para la transición verde, mucho del gasto va dirigido a ello. Ahora, otros asuntos de la ley, como los requerimientos de contenido producido localmente, pueden distorsionar el comercio internacional. El peligro es que, por ejemplo, otros países respondan con otras medidas proteccionistas y, entonces, veríamos cómo estaríamos gradualmente dando marcha atrás en unos beneficios del comercio global que hemos tenido durante 50 años y que han sido muy importantes para el crecimiento mundial. Es un riesgo serio para la economía y debemos estar vigilantes porque tenemos muchos retos comunes, como los del clima, que debemos afrontar juntos.
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