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El asesor del ministro alemán de Finanzas: “En los últimos años la Comisión ha interpretado inadecuadamente las reglas fiscales”

Lars Feld avisa de que hay que volver a la disciplina presupuestaria ante el alza de los tipos y acusa a Francia de saltarse las reglas para gastar más

Lars Feld in Seeon-Seebruck
Lars Feld, el pasado 7 de enero en Seeon-Seebruck, Baviera.picture alliance (dpa/picture alliance via Getty I)
Elena G. Sevillano

En la batalla que se libra en Bruselas a cuenta de la reforma de las reglas fiscales, con sus dos bandos cada vez más definidos, hay un hombre que no aparece en las fotos y que sin embargo tiene mucho que decir sobre la postura alemana. El economista Lars Feld (Saarbrücken, 56 años) es el principal asesor del ministro de Finanzas germano, el liberal Christian Lindner, que lidera el grupo que pide volver a la austeridad de antes de la pandemia y la guerra de Ucrania frente a los que creen que es hora de dejar atrás la disciplina y dar cierta rienda suelta al gasto. Atiende por Zoom a EL PAÍS, a La Repubblica y a Ansa el viernes 16, en plena reunión del Eurogrupo, que acabó con los dos bandos atrincherados en sus posiciones antagónicas. Lindner defiende que las reglas deben ser comunes e iguales para todos, frente a Francia, que quiere aumentar el margen para acometer inversiones. Feld, que fue presidente del Consejo Alemán de Expertos Económicos (conocido popularmente como “los cinco sabios”) y dirige el instituto Walter Eucken, es más explícito que el ministro en las críticas a la propuesta de la Comisión y, en particular, con Francia, a la que acusa de saltarse el Pacto de Estabilidad desde su inicio.

Pregunta. ¿Cómo valora la postura francesa?

Respuesta. Francia no quiere el Pacto de Estabilidad desde hace mucho tiempo y preferiría deshacerse de las reglas fiscales. Esto se ve muy claramente en la planificación financiera francesa a medio plazo para los próximos años, con un aumento masivo de los gastos de defensa, inversiones en nuevas centrales nucleares, etc., financiados con un mayor endeudamiento. La publicación de la carta de los 11 ministros de finanzas demuestra que Alemania no está sola. En varios aspectos, las propuestas presentadas por la Comisión son inaceptables desde el punto de vista de estos países. Le Maire [el ministro de Finanzas francés] subestima el peligro de nuevas turbulencias en los mercados financieros con un mayor endeudamiento.

P. No se fían de que la Comisión negocie individualmente con los países. ¿Por qué?

R. Hemos visto en los últimos años que la Comisión ha interpretado inadecuadamente las reglas. Ya ha diferenciado mucho entre los Estados miembros y ha utilizado su margen de maniobra discrecional. Esto no ha servido para fomentar la confianza. El período de gracia hasta que los tipos de interés más altos se coman los presupuestos a través de mayores gastos de intereses pasa rápidamente. Y entonces volverán a ser probables los problemas en los mercados financieros. Por cierto, hay una diferencia importante en las políticas fiscales de Italia y Francia. Italia tiene una voluntad de consolidación. Ha realizado regularmente superávits primarios, aunque puede que no hayan sido suficientes por su nivel de deuda y debido a la dificultad por el débil crecimiento del país. Mientars que en Francia, la voluntad de consolidación no existe desde los años ochenta. Eso no es aceptable en la unión monetaria.

P: ¿Ve riesgo de recesión en Alemania?

R. Hay riesgo, aunque no me gusta hablar de recesión por dos trimestres de débil crecimiento negativo. Lo que también se ve es que no hay un impulso real para el resto del año. La inflación supone un claro lastre para la economía. Hay un menor consumo privado, los tipos de interés altos están lastrando masivamente el sector de la construcción y, por tanto, el desarrollo económico.

P. ¿Hay peligro de que Alemania vuelva a ser el enfermo de Europa?

R. No iría tan lejos, pero es cierto que Alemania se está quedando atrás en la competencia por la ubicación. Estamos a la cabeza en muchas categorías de costes relevantes para las empresas. Tenemos los costes energéticos más altos del mundo, elevadas cargas fiscales, costes regulatorios, laborales y salariales por la contribución a la seguridad social. Esto último solo va a empeorar por la demografía. Pero lo que todo el mundo tiene en mente ahora es la elevada regulación. Si una empresa farmacéutica obtiene la aprobación para ensayos con animales en tres meses en EE UU y en Alemania tiene que esperar un año, eso es sencillamente un desastre. Luego está la administración disfuncional: la digitalización de la administración en Alemania es ahora mismo peor que en Grecia.

P. Hablando de inflación, ¿no contribuyen las empresas subiendo precios para obtener beneficios como apuntó Christine Lagarde?

R. La presidenta Lagarde lo ha planteado con mucha cautela. Con razón, porque las pruebas son relativamente escasas. En algunos sectores de la zona euro, los aumentos de precios superan los costes. Pero si se analiza en su conjunto en términos de bienes y servicios, macroeconómicamente no aparece la inflación de la codicia [gierflation en alemán o greedflation en inglés, contracción de inflación y codicia que hace referencia a usar la inflación como excusa para generar beneficios récord a costa de los consumidores]. La inflación actual es la interacción de una política monetaria muy expansiva con una política fiscal muy expansiva en todo el mundo. No hay que intentar buscar chivos expiatorios en otra parte. La política monetaria reaccionó demasiado tarde, pero ahora está haciendo lo correcto, es decir, una política monetaria más restrictiva. La política fiscal también debe ser más restrictiva. La mayor parte de lo que estamos experimentando ahora en términos de inflación tiene que ver con estas condiciones marco que ya se dieron bajo la covid. Recordemos la generosidad con que se recompensó en otoño de 2020 al sector de la restauración. Al final, los restaurantes ni siquiera querían abrir en Navidad porque recibían mucho dinero.

P. Entonces, ¿fueron un error esas ayudas masivas de Alemania?

R. Depende. Ya lo veremos cuando se sepa con exactitud en qué se gastó.

P. El BCE ha admitido que las subidas de los tipos de interés ya están teniendo un impacto negativo en la economía: ¿debería ser más cauto ahora?

R. Tenemos una inflación obstinada no sólo en Alemania, sino también en otros países; en los bálticos es mucho más alta. El BCE debe aspirar a reducir la inflación de la zona del euro al 2% de forma sostenible, y según sus propias previsiones probablemente no lo consiga hasta 2025. Esto significa que haría bien en llevar a cabo la próxima subida de los tipos de interés en julio, analizarla analizarla durante el verano y decidir si es necesaria otra subida antes de finales de año. Al fin y al cabo, una política monetaria restrictiva pretende influir en la economía a través de una demanda económica global más débil, especialmente a través del sector de la construcción. Podemos estar contentos si la política monetaria más restrictiva se mantiene sin efectos significativos en el mercado laboral.

P. ¿El mercado laboral alemán aguanta bien?

R. Estamos viendo un aumento de la tasa de desempleo, que se debe sobre todo al número de refugiados procedentes de Ucrania. Pero de momento parece que el mercado laboral alemán se mantendrá robusto.

P. Lindner retrasó la presentación del presupuesto por las desavenencias dentro de la coalición. ¿Cómo de graves son?

R. Que haya dificultades en el proceso presupuestario ya ha ocurrido antes; no es la primera vez. Después de un periodo tan largo sin restricciones significativas al crecimiento del gasto, tampoco es sorprendente que un Gobierno tenga que practicar un nuevo realismo fiscal. En todo caso, la participación del canciller en las discusiones con los departamentos demuestra que la Cancillería apoya al Ministerio de Finanzas. Algunos de los deseos expresados por los ministerios simplemente no pueden hacerse realidad.

P. Entonces se respetará el freno de la deuda.

R. Por supuesto. Este ministro de Finanzas tiene algunas líneas rojas que no debe traspasar. Y una de ellas es el cumplimiento del freno de la deuda. Esta coalición gobernará hasta el final de la legislatura, puede que incluso más allá. Actualmente, nadie, salvo la [formación ultraderechista] AfD, tiene interés en nuevas elecciones. El Gobierno federal aceptará cumplir el freno de la deuda y aplicar las medidas que sean prioritarias.

P. ¿Ve el peligro de desindustrialización que denuncia la oposición?

R. El papel de la oposición es hacer gala de cierta exageración. Por ahora no vemos un éxodo masivo de empresas. Pero ya podemos ver, y esto es sin duda una señal de alarma, que muchas inversiones tanto de grandes como de pequeñas y medianas empresas están teniendo lugar en el extranjero. Yo no hablaría de desindustrialización, pero sin duda tenemos un problema de costes.

P. El ministro de Economía, el verde Robert Habeck, ha propuesto una tarifa de electricidad especial para la industria.

R. Soy muy crítico con eso, porque establece incentivos totalmente equivocados. La electricidad no será más barata en Alemania. Los precios seguirán subiendo, y con el precio del CO2 tendrán que hacerlo. Por tanto, es mejor aliviar otros costes de las empresas, como la carga fiscal o los costes regulatorios, que son lo que más les molesta en estos momentos.

P. ¿Sobrevivirá Alemania sin energía nuclear?

R. Alemania no se las arreglará sin energía nuclear, sino que la obtendrá del extranjero, especialmente de Francia. No entiendo por qué hay que cerrar la energía nuclear en una situación así. No se trata de cuestionar de raíz el compromiso antinuclear de décadas anteriores, sino solo de utilizar una tecnología puente durante los años que transcurran hasta que la electricidad pueda producirse casi en su totalidad con energías renovables.

P. ¿Afectarán las elecciones, en plena presidencia española, a los dossieres en marcha en Bruselas?

R. No creo que la UE se paralice por las elecciones españolas. Especialmente en la política climática, el Pacto Verde, la Comisión seguirá presionando con fuerza. Sin embargo, con una situación tan controvertida como la que vemos con las reglas fiscales, será más difícil llegar a un acuerdo en la segunda mitad del año debido a las nuevas elecciones en España. De ser así, la reforma antes de las elecciones al Parlamento Europeo ya será difícilmente viable.

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Sobre la firma

Elena G. Sevillano
Es corresponsal de EL PAÍS en Alemania. Antes se ocupó de la información judicial y económica y formó parte del equipo de Investigación. Como especialista en sanidad, siguió la crisis del coronavirus y coescribió el libro Estado de Alarma (Península, 2020). Es licenciada en Traducción y en Periodismo por la UPF y máster de Periodismo UAM/El País.

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