JPMorgan compra el First Republic Bank tras ser intervenido por las autoridades de EE UU
Es la tercera entidad intervenida en el país en menos de dos meses, después de los colapsos del Silicon Valley Bank y el Signature Bank
Un nuevo banco regional desaparece en Estados Unidos. El First Republic Bank se ha convertido en la madrugada de este lunes en la última víctima de la crisis financiera que golpea al país, que ya dejó por el camino el mes pasado al Silicon Valley Bank y al Signature Bank. Pasadas las tres de la madrugada hora de Washington, más de las 9 de la mañana en la España peninsular, la Corporación Federal de Seguro de Depósitos (FDIC) ha anunciado la intervención de la entidad y un acuerdo de venta a JPMorgan, el primer banco de Estados Unidos, que asumirá todos sus depósitos y prácticamente todos los activos. “Los depositantes del First Republic Bank se convertirán en depositantes de JPMorgan”, señala el texto. Tras las recientes crisis bancarias, los reguladores estadounidenses recomendaron este lunes elevar la cantidad garantizada por el seguro de depósitos, ahora de 250.000 dólares, para evitar pánicos financieros entre los clientes.
“Nuestro Gobierno nos invitó a nosotros y a otros a dar un paso adelante, y lo hemos hecho”, ha dicho a través de un comunicado Jamie Dimon, presidente y consejero delegado de JPMorgan Chase, una entidad que lleva en su ADN salir al rescate de competidores. “Nuestra solidez financiera, nuestras capacidades y nuestro modelo de negocio nos han permitido preparar una oferta para ejecutar la operación de forma que se minimizaran los costes para la FDIC”, ha añadido. Unos 800 empleados del banco han trabajado en la preparación de la oferta y la revisión de los datos de First Republic.
JP Morgan paga 10.600 millones de dólares por la entidad, pero después de que se haya saneado su balance. La FDIC ha admitido que la operación de rescate supondrá un coste de aproximadamente 13.000 millones de dólares para el Fondo de Seguro de Depósitos, y la FDIC y JPMorgan se repartirán las pérdidas del First Republic en los préstamos residenciales y comerciales que tiene pendientes.
JPMorgan, en cambio, se apuntará una ganancia extraordinaria inicial de aproximadamente 2.600 millones de dólares después de impuestos, aunque esa cifra no refleja los aproximadamente 2.000 millones de dólares de costes de reestructuración después de impuestos previstos para los próximos 18 meses. Dimon confía en que sea una operación rentable a medio y lago plazo. Espera que la operación aumente modestamente los beneficios por acción y genere más de 500 millones de dólares de beneficios netos adicionales al año, sin incluir las cifras anteriores. A todo eso se une el beneficio intangible de contener la propagación de la crisis para el conjunto del sistema.
Las 84 sucursales que el First Republic tiene repartidas por ocho Estados del país operan ya desde este mismo lunes como parte de JPMorgan. El comprador ha dicho a los analistas que se compromete a “tratar a los empleados [de First Republic] con respeto, atención y transparencia”, pero no a mantener sus empleos. Sí ha dicho que intentará “minimizar” los despidos.
La entidad regional estaba en el ojo del huracán, y la semana pasada sufrió importantes desplomes en Bolsa tras informar de que en marzo vivió una masiva fuga de depósitos. Su intervención parecía así cuestión de tiempo, y se ha confirmado tras un fin de semana de intensas negociaciones en el que las autoridades han tratado de sellar la grieta que representaba para el sistema financiero. El objetivo, como en los rescates anteriores, también orquestados en fin de semana, era evitar que continuase la sangría de salidas de depósitos, retroalimentada por la espiral de noticias negativas y caídas de la cotización, que amenazaba la viabilidad del banco y podía provocar una quiebra incontrolada y caótica.
Fundado en 1985, con sede en San Francisco y sucursales principalmente en California y zonas urbanas de la Costa Este, de alto poder adquisitivo, First Republic era el 14º banco del país por tamaño de activos a finales de 2022 y el segundo mayor que cae en la historia de Estados Unidos, solo por detrás del Washington Mutual, adquirido también por JP Morgan en 2008.
Los problemas de First Republic eran en parte de solvencia y en parte de liquidez. Tenía abundantes minusvalías latentes en una cartera de hipotecas concedidas a tipos de interés fijos muy bajos. El banco reconoció que el valor de mercado de esos activos era 27.000 millones de dólares inferior a su valor en libros, pero como eran pérdidas latentes, la entidad cumplía en teoría con los requisitos de capital regulatorio y hasta seguía publicando resultados con beneficios. Esa buena salud era, sin embargo, ficticia. Sus clientes sacaron 102.000 millones de dólares de sus cuentas en el primer trimestre, pese a que JP Morgan y otras entidades le inyectaron 30.000 millones de dólares en depósitos, y el banco tuvo que recurrir a financiación de la Reserva Federal.
De esos 30.000 millones, 5.000 millones eran de JP Morgan. Dimon ha indicado en una presentación a analistas e inversores que el banco devolverá los otros 25.000 millones a las grandes entidades que participaron en ese primer intento de apuntalar la entidad.
En plena crisis de confianza, el First Republic trató de salir adelante y recomponer su balance y su cuenta de resultados cancelando el dividendo y suprimiendo el pago de la retribución a las participaciones preferentes, pero todos los esfuerzos han sido finalmente en vano, y JPMorgan se ha impuesto en la puja abierta por las autoridades.
Según ha informado la FDIC, la entidad contaba a fecha de 13 de abril con uno 229.100 millones de dólares en activos y 103.900 millones en depósitos. De ellos, JPMorgan se quedará con 173.000 millones en préstamos y 92.000 millones en depósitos. Los clientes que no se mudaron a otra entidad, podrán seguir utilizando sus actuales sucursales, aunque para usar las oficinas de JPMorgan deberán esperar a que el nuevo propietario les envíe un aviso.
Con el rescate del que llevaba varias semanas apareciendo como el eslabón más débil del sistema financiero estadounidense, las autoridades esperan haber atajado la crisis y puesto fin al contagio iniciado con el colapso del Silicon Valley Bank. Habrá que ver, sin embargo, si entre sus efectos colaterales deja restricciones al crédito que entorpezcan el crecimiento, un ritmo menor de las subidas de tipos por parte de la Reserva Federal, o una situación de debilidad general para la banca regional, percibida ahora por los depositantes como más frágil, lo que ha empujado a muchos de ellos a trasvasar sus ahorros a entidades más grandes como JPMorgan, que sumó 37.000 millones en depósitos en el primer trimestre. El mercado ha recibido la absorción como una buena noticia para JPMorgan: sus acciones subían más de un 3% en la apertura de Wall Street. Los títulos del First Republic, en cambio, fueron suspendidos de cotización y se han quedado sin valor.
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