Volar será más caro, pero solo en los trayectos por Europa
La UE aprueba encarecer las tasas que pagan las aerolíneas por las emisiones, pero deja fuera a los vuelos de larga distancia a otros continentes, los más contaminantes
La Comisión Europea acordó este miércoles una revisión de la normativa sobre emisiones del sector de la aviación que encarecerá la tasa que pagan las aerolíneas por el dióxido de carbono que liberan sus vuelos entre países europeos. Sin embargo, el acuerdo, que todavía deben formalizar los Estados miembros y el Parlamento Europeo, mantiene fuera del nuevo sistema a los vuelos internacionales de larga distancia (procedentes o con destino a terceros países), que son los más contaminantes. La decisión ha desatado las iras de las aerolíneas cuyo negocio principal está en los vuelos intraeuropeos como Ryanair, EasyJet o Vueling,
Bruselas argumenta que estos vuelos a otros continentes están sujetos al sistema de comercio de emisiones global de Naciones Unidas conocido como Corsia. Asegura además que el pacto obliga a la Comisión Europea a revisar si este marco internacional es efectivo para que el sector contribuya a combatir el calentamiento global, de forma que si la evaluación es negativa tendrá que lanzar una propuesta legislativa para incluir a estos los vuelos internacionales en el sistema europeo, según un comunicado de la Eurocámara.
La aviación forma parte del régimen de comercio de derechos de emisión ETS de la Unión, en el que se negocian derechos que se van reduciendo cada año. El mecanismo también prevé el reparto de derechos de forma gratuita y, en la actualidad, el 82% de los derechos de aviación forma parte de este grupo. Ahora, el acuerdo entre los Estados miembros y los eurodiputados contempla eliminar todos los créditos gratuitos de emisiones de CO₂ a partir de 2026, un año antes de lo que preveía la propuesta original que la Comisión Europea incluyó en el paquete Fit for 55 hace un año y medio. Para garantizar esta retirada progresiva de las asignaciones gratuitas, el acuerdo prevé que el 25% de estos créditos haya sido retirado para 2024 y un año después ya haya sido eliminado el 50% de todos ellos.
Por otro lado, los negociadores de ambas instituciones pactaron reservar 20 millones de créditos de emisión entre el 1 de enero de 2024 y el 31 de diciembre de 2030 para aerolíneas que utilicen combustibles renovables como hidrógeno de fuentes limpias u otros biocombustibles. Con respecto de emisiones de gases distintos al CO₂, como los óxidos de nitrógeno o el dióxido de azufre, el pacto obliga a la Comisión Europea a crear un mecanismo de información, datos y verificación a partir de 2025 que sirva para preparar una propuesta que cubra estos gases.
También incluye una excepción hasta 2030 para las emisiones de vuelos entre regiones ultraperiféricas como Canarias y países de la Unión Europea y también para desplazamientos en avión entre dos aeropuertos distintos dentro del mismo territorio ultraperiférico del mismo Estado miembro.
Rebelión de Ryanair
La decisión de Bruselas ha caído como un jarro de agua fría entre las aerolíneas que operan en Europa. La rebelión ha sido encabezada por Ryanair que ha criticado que la Comisión Europea haya hecho caso omiso a la votación del Parlamento Europeo para ampliar el ETS a los vuelos de larga distancia, que representan más del 54% de las emisiones de la aviación de la UE, pero que transportan solo el 6% de los pasajeros.
“Como resultado de esta indefendible exención para los pasajeros más ricos que vuelan a/desde la UE, son los pasajeros europeos de corta distancia los que seguirán pagando una carga injusta del 100% del ETS, mientras que generan menos de la mitad de las emisiones de la aviación de la UE”, ha indicado la aerolínea en un comunicado.
Su consejero delegado, Michael O’Leary, ha sido aún más directo: “Una vez más, la Comisión dirigida por Ursula von der Leyen ha abandonado al medioambiente y a las familias corrientes de Europa. Mientras que los estadounidenses, europeos y asiáticos más ricos que viajan en vuelos de larga distancia no pagan ninguna tasa medioambiental, los pasajeros europeos más sensibles a los precios y sus familias que viajan en vuelos de corta distancia, muchos de ellos a Estados miembros periféricos como Irlanda, Portugal, España, Grecia, Malta y Chipre, y que no tienen alternativa al transporte aéreo, se ven obligados a pagar todas las tasas ETS, a pesar de que generan menos de la mitad de las emisiones de la aviación de la UE. Esto es claramente injusto”.
No es la única crítica. Para la organización medioambiental Transport & Environment, el acuerdo alcanzado por las instituciones comunitarias se queda corto en alcance por excluir los vuelos internacionales, lo que lleva al bloque a “perder otra década” de acción climática por la “cobardía” de los gobiernos europeos. “Las familias medias europeas seguirán pagando mucho más por sus emisiones de CO₂ que los vuelos frecuentes de larga distancia”, lamentó la directora de aviación de la organización, Jo Dardenne.
La Asociación de Líneas Aéreas (ALA), que agrupa a las principales compañías españolas, también se ha posicionado en contra de la nueva normativa porque, junto a medidas nacionales como el nuevo impuesto al queroseno, dañará a los intereses turísticos de España frente a otros mercados.
La plataforma Airlines For Europe (A4E), que representa a la mayoría de las compañías aéreas europeas, recordó que el sector “lleva pagando por sus emisiones a través del sistema ETS desde 2012″, así como que el coste “es probable que se incremente cinco veces para 2025 a más de 5.000 millones anuales”. Por ello, la patronal europea de la aviación aseguró estar “extremadamente decepcionada” por el hecho de que se vayan a retirar todos los créditos gratuitos a partir de 2026, una fecha que es “mucho antes de que estén disponibles soluciones efectivas de descarbonización a la escala necesaria para que funcionen”.
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