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Peloton cierra el ejercicio con pérdidas récord de 2.800 millones al hundirse las ventas

El fabricante de bicicletas estáticas que triunfó en el confinamiento pedalea por sobrevivir

Pelotón marca de bicis estáticas
Una ususaria de una bicicleta estática de Peloton pedalea en su casa de Pittsburgh, en una imagen de archivo.Keith Srakocic (AP)
Miguel Jiménez

Peloton pedalea por su supervivencia. El fabricante de bicicletas estáticas conectadas que triunfó durante la primera etapa de la pandemia ha visto cómo sus ventas se han desplomado con la relativa vuelta a la normalidad. En su último ejercicio fiscal, cerrado el 30 de junio, ha cerrado con unos números rojos de 2.823 millones de dólares (una cifra similar en euros), frente a las pérdidas de 189 millones de dólares del año anterior. Los ingresos del año han caído un 11%, hasta 4.021 millones.

El ejercicio ha ido de mal en peor y el cuarto trimestre ha concentrado las mayores pérdidas, de 1.244 millones, tras hundirse las ventas un 28%, hasta 679 millones de dólares. Sin embargo, el presidente ejecutivo de la compañía, Barry McCarthy, que asumió el cargo en febrero, ve signos de esperanza: “Los detractores mirarán nuestros resultados del cuarto trimestre y verán un cóctel de ingresos decrecientes, un margen bruto negativo y mayores pérdidas operativas. Dirán que esto amenaza la viabilidad del negocio. Pero lo que yo veo es un progreso significativo que impulsa nuestra recuperación y la resistencia de Peloton a largo plazo”. ¿En qué basa su optimismo? “Los hitos importantes alcanzados incluyen un nuevo liderazgo ejecutivo, contratos de suministro renegociados y una reducción significativa del consumo de caja”, asegura en una carta a los accionistas.

Barry McCarthy, actual presidente ejecutivo de Peloton, en una imagen de 2018.
Barry McCarthy, actual presidente ejecutivo de Peloton, en una imagen de 2018.DREW ANGERER (AFP)

No parece que McCarthy haya conseguido contagiar su optimismo al mercado. Las acciones de Peloton se han desplomado (de nuevo) este jueves en Wall Street, con una caída del 18,36% al cierre de la sesión. Las acciones pierden el 90,5% de su valor en un año. La compañía vale 3.700 millones de dólares en Bolsa.

En el desplome de las ventas de Peloton confluyen varios factores. La pandemia va quedando atrás y el ejercicio al aire libre recupera terreno perdido frente al deporte en casa. La inflación también ha modificado los hábitos de los consumidores, que gastan más en gasolina y alimentos y tienen menos renta disponible para consumo discrecional. Además, quien se compra una bicicleta estática, la tiene para varios años, sobre todo teniendo en cuenta los elevados precios a los que se venden, a partir de unos 1.500 dólares.

Un negocio de abonados

Consciente en parte de ello, la compañía ha tratado de convertirse en un negocio de suscriptores que pagan una cuota por el entrenamiento. McCarthy proviene de Netflix y Spotify y trata de emular ese modelo. En el cuarto trimestre, por primera vez, el negocio de abonados, con 383 millones de dólares, ha superado en ingresos a las ventas de aparatos, con 296 millones. Pero eso se ha debido más al desplome del 50% del segundo que al crecimiento del 4% del primero. Además, tras el rápido crecimiento inicial, la empresa ha advertido de que solo ha ganado 4.000 suscriptores en los últimos tres meses y que prevé que la cifra de abonados se mantenga plana en el trimestre en curso.

“Estamos en camino de alcanzar un flujo de caja libre positivo y sostenido”, asegura McCarthy. Pero ese camino es largo. La empresa venía consumiendo 650 millones de dólares de caja por trimestre, una salida que se ha reducido a 412 millones de dólares en el cuarto trimestre. “Nuestro objetivo es alcanzar el punto de equilibrio del flujo de caja trimestral en la segunda mitad del año fiscal 23. Seguimos progresando, pero todavía tenemos trabajo que hacer”, dice el primer ejecutivo de la empresa. La empresa tiene 1.200 millones de efectivo y líneas de crédito por 500 millones. No se puede permitir seguir quemando caja mucho más.

De los 1.200 millones de dólares de pérdidas operativas del cuarto trimestre, 415 millones se deben a gastos de reestructuración, para ajustar costes, reducir el exceso de existencias y resolver problemas de la cadena de suministro. La empresa ha cerrado sus fábricas en Taiwán, ha cancelado el proyecto de otra planta en Ohio, y en su lugar ha subcontratado la producción, para tratar de convertir costes fijos en variables en función de la demanda. También ha reestructurado sus canales de distribución, lo que ha supuesto la salida de 760 empleados. Recientemente, ha anunciado un acuerdo con Amazon para que la empresa de comercio electrónico venda sus bicis. Además, en lugar del asesoramiento personalizado para el montaje han optado por promover que los usuarios monten sus aparatos, como con los muebles de Ikea.

Junto a eso, la empresa ha reajustado su política de precios. Ha dado salida al exceso de inventario, ha decidido mantener un precio bajo de entrada para las bicicletas más simples y subir los precios de las de mayores prestaciones. En paralelo, está reforzando la creación de contenidos para sus suscriptores, fichando incluso a estrellas como Ashton Kutcher para las sesiones de entrenamiento.

McCarthy rememora en su carta cuando era estudiante de bachillerato e hizo prácticas en un carguero. Un día sonaron las alarmas (”el miedo es un gran motivador, me vestí mientras corría”, recuerda) y tras una difícil maniobra en que el casco de acero se estremecía, el barco logró maniobrar y salvar a dos hombres a la deriva en el Mediterráneo. “Pelotón es como ese carguero. Hemos dado la alarma en el cuartel general. Todo el mundo está en su puesto. Seguimos añadiendo elementos para evolucionar en nuestra estrategia de salida al mercado y recuperar el crecimiento. La pregunta es cuándo responderá el barco”, termina su carta.

Sobre la firma

Miguel Jiménez
Corresponsal jefe de EL PAÍS en Estados Unidos. Ha desarrollado su carrera en EL PAÍS, donde ha sido redactor jefe de Economía y Negocios, subdirector y director adjunto y en el diario económico Cinco Días, del que fue director.

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