La salida de Rusia cuesta a Renault 2.200 millones de euros
El grupo francés cierra el primer semestre con unas pérdidas de 1.357 millones de euros, pero mejora las expectativas del año
El pasado mes de mayo, Renault decidió vender a las autoridades rusas sus activos y renunciar a la fabricación de vehículos en el país. Hoy ha anunciado que aquella operación, obligada porque tarde o temprano tendrían que haber cerrado la actividad, le ha supuesto unas pérdidas netas de 2.200 millones de euros y le ha abocado a los números rojos en el primer semestre. En total, perdió 1.666 millones hasta junio, cifra que contrasta con los beneficios de 368 millones registrados en el mismo periodo del año pasado.
Pese a ello, el grupo dirigido por Luca de Meo no ha perdido el optimismo sobre su negocio y mantiene intactas sus previsiones para el ejercicio, de hecho las incrementa por su capacidad de mejora de la rentabilidad. En lo que resta de año, el margen operativo evolucionará un 5%, frente al 3% inicialmente previsto, y los flujos de caja superarán los 1.500 millones de euros. Esas previsiones tendrían que ayudar a tapar el impacto en la producción que Renault contempla por la falta de semiconductores, que le podría impedir fabricar 300.000 vehículos. El grupo tiene pedidos que garantizan su producción durante cuatro meses.
Pese al golpe de las operaciones en Rusia, donde operaba con la marca AvtoVaz, el grupo francés fue capaz de estabilizar su facturación en el semestre en torno a los 21.121 millones de euros, apenas 64 millones más que un año antes, y el beneficio operativo se situó en los 988 millones de euros, más del doble. Pese a la situación, el grupo ha avanzado el retorno de 1.000 millones del crédito que le dio el Estado francés, uno de sus accionistas.
La mejora de la rentabilidad del negocio tiene que ver con la estrategia que está siguiendo todo el sector para capear la caída de las ventas: precios más caros. El efecto precio tuvo un impacto de 7,4 puntos sobre los ingresos del grupo respecto a hace un año, en una senda que el consejero delegado, Luca de Meo, está convencido de que se mantendrá en la segunda mitad del año. Ese aumento, según la compañía, estaría compensando el alza de los precios de la energía y las materias primas.
En total, el grupo vendió entre enero y junio un millón de vehículos, 136.000 menos que en el ejercicio anterior. El mercado europeo fue el que sufrió más, pero con una caída inferior a la del mercado general de la automoción.
De Meo se ha mostrado optimista en la presentación de resultados a los analistas y ha asegurado que, “después de dos años de sacrificios y de una dura dieta”, ahora están “preparados para el próximo capítulo en Renault”, según ha recogido Reuters. De acuerdo con esa información, el consejero delegado considera que el grupo va tres años por delante del plan de viabilidad que presentó meses después de su llegada, el Renaulution. La Bolsa de París, que ha abierto conociendo los resultados del fabricante de automóviles, ha llegado a darle unas ganancias a la acción del 4%, aunque después la subida se ha acabado desmoronando.
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