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“En cuanto pueda me voy de aquí”: ser sanitario en ciudades saturadas en verano

Médicos y enfermeras de Sanxenxo, Torrevieja o Guardamar explican cómo empeora su trabajo en la época estival: “Hay pacientes que se frustran por la espera y se ponen agresivos. Varios me han insultado y hemos tenido que llamar a la policía”

Elena Aleksandrovna Bondareva, médica en Guardamar del Segura (Alicante).
Elena Aleksandrovna Bondareva, médica en Guardamar del Segura (Alicante).JOAQUIN DE HARO RODRIGUEZ
Emilio Sánchez Hidalgo

El servicio de Urgencias del Hospital de Torrevieja (Alicante) atiende entre 150 y 170 personas en marzo. “En verano”, explica José Peris (63 años), médico del centro hospitalario, “rondamos los 400 pacientes al día”. “Absorber todo eso es imposible”, lamenta este sanitario, acostumbrado a que el periodo estival, tan agradable para otros profesionales, para él sea “la peor época del año”. A 20 kilómetros trabaja Elena Aleksandrovna Bondareva, médica de 48 años del centro de salud de Guardamar del Segura (Alicante). “Ya vamos con la lengua fuera en invierno, así que en verano no te puedes imaginar”, explica esta sanitaria, “cansada” de la “avalancha” de pacientes a la que se enfrenta en julio y agosto. Esa población flotante, miles de turistas que llegan a ciudades con servicios públicos diseñados para menos vecinos, empeora el día a día de los sanitarios que trabajan en zonas costeras.

La saturación de estos ambulatorios y hospitales tiene varias consecuencias, todas negativas. Una de ellas es que resulta “muy difícil” que la atención sea precisa, dice Bondareva. “Me dan 10 minutos para pacientes a los que no conozco. Ayer atendí a un señor de Madrid de 75 años con diabetes hipertrófica, que había tenido un cáncer de próstata y con hipertensión. ¿Cómo voy a atender a esa persona en 10 minutos? También vienen pacientes belgas o ingleses con los que no me entiendo. Para poder comprender lo que le pasa necesito un rato largo con el traductor de Google, girando la pantalla 10 veces hasta que nos entendemos”, añade la médica de Guardamar.

“Mi centro de salud a veces me recuerda al camarote de los hermanos Marx. Se pone hasta los topes”, comenta Miguel Gallardo (57 años), enfermero del centro de salud Las Lagunas, en Mijas (Málaga). “Para los vecinos de la zona es una sensación terrible. Ya perciben que las esperas son largas; en verano son eternas. Me da mucha pena”, critica. “Hay vecinos que en verano dejan de venir para no encontrarse a tantos turistas. Las colas son abismales”, indica una médica de Sanxenxo (Galicia) que prefiere no dar su nombre.

Esos eternos tiempos de espera generan enfados en los pacientes, que no siempre empatizan con los sanitarios sobrecargados. “Los turistas son mucho más demandantes que los del pueblo. Ellos entienden mejor que no llegamos a todo”, añade la sanitaria gallega. “Los que están de vacaciones van con más prisa. Están con mentalidad de playa, piscina, chiringuito, relax... Y no quieren perder ni un minuto en el médico. No entienden que no podemos ir más rápido”, opina Concepción Canillas, enfermera de 57 años del centro de salud de Rincón de la Victoria (Málaga). “Vivimos en pleno fenómeno Amazon. Lo queremos todo ya o no nos sirve, a toda prisa”, añade Carlos Álvarez, médico de 51 años en el centro de salud Foietes de Benidorm (Alicante).

El cabreo de los pacientes, especialmente de los turistas, a veces desborda límites que comprometen la seguridad de los sanitarios. “Las guardias son penosas. A mí me han insultado pacientes que llevaban tres o cuatro horas esperando, enfadados conmigo en vez de con la falta de recursos que nos dan las administraciones. Se están normalizado esas aberraciones. Somos rehenes de ese clima de animadversión”, indica el enfermero de Mijas. Recientemente, un turista pegó un puñetazo a una de sus compañeras, que le rompió las gafas. “Está de baja por depresión”. “Hay pacientes que se frustran y se ponen agresivos. Varios me han insultado. Hemos tenido que llamar a la policía en algunas ocasiones”, comenta Álvarez.

Para el médico de Benidorm el verano resulta tan estresante que suele irse de vacaciones en septiembre “para liberar el estrés del verano; si me voy sabiendo que después voy a volver a ese nivel de presión no consigo descansar”. “Los médicos que trabajamos en zonas turísticas”, continúa, “sabemos a lo que nos enfrentamos, pero te desborda igualmente. Te quema. Se nota en el estado de ánimo de todos, decaídos y cansados”. “Este trabajo es vocacional. Con las guardias la conciliación es imposible y nadie estudia enfermería por el sueldo. Pero es que en estas condiciones se le quitan a una las ganas. Y hay que recordar que estamos agotadas, más psicológica que físicamente, por la pandemia”, añade la enfermera malagueña.

El enfermero Miguel Gallardo en el centro de salud Las Lagunas, en Mijas (Málaga).
El enfermero Miguel Gallardo en el centro de salud Las Lagunas, en Mijas (Málaga).Garcia-Santos (El Pais)

El servicio que más sufre es el de Urgencias, donde en verano abundan las incidencias relacionadas con las vacaciones: gastroenteritis, cuadros respiratorios, dolores de garganta, picaduras de medusas, heridas por piedras del mar, borrachos por la noche... Canillas critica la falta de “educación sanitaria” de muchos turistas, “que vienen al médico por cualquier cosa; muchas de las patologías por las que acuden son banales”.

Refuerzos

La solución a este problema es “obvia” para los sanitarios consultados: reforzar las plantillas. En esa línea, la Consejería de Salud de Andalucía lanzó a finales de junio una oferta de 18.000 puestos para cubrir las vacaciones en la sanidad pública y anunció 185 profesionales más para 40 centros de localidades turísticas. El mismo departamento en la Comunidad Valenciana contratará 7.357 profesionales más y reforzará la plantilla en 56 centros de atención sanitaria de costa. La Xunta también anuncia refuerzos en Sanxenxo en verano. Además, la Consellería de Sanidade y el Ayuntamiento han firmado un convenio para que el municipio se haga cargo de los gastos de vivienda de los sanitarios de otras comunidades que trabajen en Sanxenxo.

Este tipo de planes de refuerzo en verano son habituales e insuficientes, en opinión del médico de Benidorm: “Por ejemplo, nosotros somos unos 20 profesionales en mi centro de salud durante el invierno. En verano, cuando se cuadriplican los pacientes a los que atendemos, somos 15 por las vacaciones. Suelen venir una o dos personas, como mucho, de refuerzo. No compensa”. “Además de no recibir suficientes refuerzos, el problema es que son profesionales que para cuando empiezan a tomar soltura ha terminado el verano. Los recursos ya son escasos en invierno, así que en verano no hay manera. Parece como si el sistema obligase a la gente que se lo pueda permitir a irse a la sanidad privada, con unos servicios de segunda para los que no tienen dónde ir”, comenta el enfermero de Mijas. Según cálculos del sindicato Satse, este verano solo se cubrirá al 35% de las enfermeras que estén de vacaciones o de baja este verano.

En este contexto, los centros sanitarios de las zonas turísticas apenas retienen personal, que se marcha a otros municipios en cuanto tiene ocasión. Este fenómeno empeora la atención para los vecinos de la zona, que ven cómo muchos de sus médicos y enfermeras apenas tienen tiempo de conocerles. “Un compañero se acaba de ir a otro centro de salud por el agobio que tenía, no podía más”, cuenta Bondareva. “La gente que acaba aquí pide traslado enseguida. No se quedan porque las condiciones son pésimas. Yo tengo plaza fija desde hace un año y en cuanto pueda pido el traslado. Ningún MIR quiere venir aquí”, finaliza la médica de Sanxenxo.

Este es el tercer capítulo de la serie ‘Verano precario’, que ofrece testimonios de trabajadores en los sectores tensionados o especialmente duros durante julio y agosto. Si quieres compartir tu testimonio puedes hacerlo en el correo esanchezh@grupoprisa.com.

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Sobre la firma

Emilio Sánchez Hidalgo
Redactor de Economía. Empezó su trayectoria en EL PAÍS en 2016 en Verne y se incorporó a Sociedad con el estallido del coronavirus, en 2020. Ha cubierto la erupción en La Palma y ha participado en la investigación de la pederastia en la Iglesia. Antes trabajó en la Cadena SER, en el diario AS y en medios locales de su ciudad, Alcalá de Henares.

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