Enagás invertirá casi 4.800 millones hasta 2030 para capear la crisis energética
El gestor del sistema gasista español reserva casi 2.000 millones para construir las nuevas interconexiones con Italia, Francia y Portugal
Nuevos tiempos, nueva hoja de ruta. Enagás ha anunciado este martes un potente refuerzo en su plan de inversiones en los próximos años para hacer frente al nuevo entorno energético, marcado por la invasión rusa de Ucrania y las tensiones en el suministro de gas a lo largo y ancho de Europa. El gestor del sistema gasista español redoblará el esfuerzo inversor de aquí a 2030 con un desembolso de 4.755 millones de euros. De esa cantidad, 1.980 millones irán a parar a la construcción de nuevas interconexiones con el resto de Europa: 1.500 para el gasoducto entre España e Italia —como adelantó EL PAÍS en mayo—, 370 millones para el nuevo enlace con Francia a través de los Pirineos y 110 para la tercera interconexión con Portugal, según el plan estratégico.
“Los tres proyectos [de interconexión] tienen pleno sentido y se van a llevar a cabo; son necesarios para Europa”, ha subrayado el primer ejecutivo de la empresa, Arturo Gonzalo Aizpiri, en la rueda de prensa de presentación de la nueva hoja de ruta de la empresa. “Son perfectamente posibles”, y la función de Enagás y del resto de gestores de los sistemas gasistas europeos es hacerlos realidad “de un modo eficiente, que tenga sentido estratégico y a un coste asumible”.
Las cifras de inversión en los gasoductos aportadas este martes por Enagás son de máximos: la firma española espera que, cuando reciban la vitola de “proyectos de interés común” para los Veintisiete una parte importante de los recursos provenga de fondos europeos. De salir finalmente adelante, los grandes beneficiados serían los países del centro y el norte de Europa, que podrían valerse de la potente red española de regasificadoras para garantizar su suministro en los próximos años.
Las tres nuevas interconexiones estarán preparadas no solo para el trasiego de gas natural sino también para el de hidrógeno, un combustible que está llamado a desempeñar un papel esencial en la industria y en los sectores en los que la electrificación es una quimera, como la aviación o el transporte de mercancías por carretera. Solo en esas condiciones los tubos proyectados tendrían sentido de futuro: a pesar de haber recibido la etiqueta de “verde” por parte de las autoridades europeas, el gas tiene un horizonte temporal definido. El hidrógeno verde, en cambio, tiene el horizonte completamente despejado.
El foco de Enagás para lo que resta de década es claro: más Europa y menos América —donde había puesto sus miras y sus inversiones en los últimos años—, y refuerzo de la seguridad de suministro por encima de cualquier otro objetivo. “Este plan estratégico reposiciona a la compañía en torno a los dos ejes principales del nuevo paradigma energético europeo y del propósito de la empresa: la seguridad de suministro y la descarbonización”, ha subrayado Gonzalo Aizpiri en su primera prueba de fuego frente a los inversores y los medios de comunicación desde que fue nombrado consejero delegado, en febrero.
Más allá del giro de guion al que obliga la actual coyuntura energética, la empresa ta empresa también atisba oportunidades de crecimiento en la digitalización de su actividad, así como en la expansión del biometano, que a los actuales precios del gas natural ha dejado de ser una realidad poco rentable a estar en precio y que tiene la gran ventaja de poder mezclarse sin ningún problema con la molécula de origen fósil.
En estos otros vectores de crecimiento está incluido el cambio de uso de la regasificadora de El Musel (Gijón, Asturias), que pasará a funcionar como centro logístico, o la puesta en marcha de nuevas conexiones para volcar biogás a la red. La inversión contemplada en ese frente es de 850 millones hasta 2030, 470 de ellos de aquí a 2026. Una parte sustancial (690 millones hasta 2026 y 235 millones hasta 2030) irá a parar a proyectos de hidrógeno verde.
Mensaje tranquilizador sobre el suministro y Argelia
Con prácticamente toda Europa trabajando en planes de contingencia para hacer frente a un invierno que se presenta especialmente complicado, con la permanente amenaza de un corte en el suministro ruso de gas, Gonzalo Aizpiri ha querido enviar un mensaje tranquilizador en el caso de España. Además de contar con uno de los niveles “más altos” de llenado de los depósitos (73%, frente al 62% de la media comunitaria y también dos puntos más de lo previsto para agosto) y con la previsión de llegada de 26 buques metaneros más en lo que resta de julio.
“Los almacenamientos subterráneos en España son claves para abordar con gran serenidad estos tiempos que tiene Europa por delante en los próximos meses”, ha afirmado el consejero delegado de Enagás en la conferencia de analistas.
Preguntado por el considerable aumento de las importaciones españolas de gas ruso en junio —que han dado un salto hasta el 24,4% del total, una cifra que ha convertido temporalmente al país euroasiático en el segundo máximo suministrador de gas a España— Gonzalo Aizpiri ha calificado el aumento de “transitorio y excepcional”, y ha pronosticado que regresará a su nivel habitual (por debajo del 10% del total de importaciones) en los próximos meses. El primer ejecutivo de Enagás también se ha mostrado confiado sobre la entrada de gas argelino en España: el país magrebí, ha afirmado, “siempre ha cumplido sus contratos y estamos convencidos de que lo seguirán haciendo”.
Aumento del Ebitda a razón de un 2% anual
En el plano puramente financiero, Enagás —cotizada en Bolsa y en la que el Estado mantiene una participación del 5% y una acción de oro que refuerza su cuota de poder— proyecta un aumento medio del 2% anual en el beneficio bruto de exploración (Ebitda): del 1% hasta 2026 y del 4% entre 2026 y 2030.
El dividendo, una variable fundamental para quienes invierten en compañías como Enagás, con un modelo de negocio regulado y de ingresos recurrentes, se mantendrá estable de aquí a 2026, en 1,74 euros por título, tras subir desde los 1,72 euros de este ejercicio. En adelante, según ha subrayado Gonzalo Aizpiri en la conferencia con analistas en la que ha desvelado los planes de la empresa, “no tendría ningún sentido” hacer previsiones sin contar “con todos los elementos de juicio”, como la madurez de la cartera de proyectos o el nuevo marco retributivo. Una potestad que, en el caso de España, recae sobre la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC).
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